No existe mucha duda al respecto de Jennifer Lawrence como una de las estrellas de su generación. Los blockbusters de 'Los juegos del hambre' y los destacados dramas de prestigio junto a David O. Russell la colocaron como una de las actrices del momento, incluso aunque el público llegó a estar algo cansado de tanta presencia constante. No obstante, fueron pequeños trabajos como 'Winter's Bone' los que la pusieron en el radar.
Tras su relativo retiro para oxigenar su figura pública, Lawrence ha escogido volver con proyectos muy concretos, como 'No mires arriba' o su reciente comedia 'Sin malos rollos'. Pero más desapercibido ha pasado uno de sus trabajos más interesantes, en una película donde retorna a sus raíces de cine independiente. Esa película es 'Causeway'.
Flotando en el agua
No es de extrañar el relativo poco ruido que generó la película de Lila Neugebauer, ya que fue estrenada directamente en Apple TV+, donde el catálogo de cine tiene todavía menos relumbrón. Aun así, tuvo presencia en los Premios Oscar a través de Brian Tyree Henry, nominado en la categoría de mejor actor secundario, así que ya consiguió superar expectativas.
Lawrence interpreta a una veterana del ejército que estuvo destinada en Afganistán. Fue herida en combate, con un disparo que le dejó un daño cerebral del que necesita recuperarse. El servicio activo está fuera de la cuestión, así que regresa a su ciudad natal, intentando amoldarse a la vida civil mientras intenta descifrar qué futuro debe seguir y cómo reconectar con su familia. En el proceso conoce a un mecánico con el que forma una conexión inesperada.
La relación entre estas dos personas resulta interesante, tendiendo más a lo platónico que al amor convencional que quizá sería esperable en una película más convencional. Pero 'Causeway' no busca lo sencillo, ya que trata de explorar dos personas complejas, y su relación también pasa por baches y matices. Neugebauer no edulcora, no trata de mostrar una búsqueda de la felicidad en un lugar improbable o con una persona improbable. Su película es una búsqueda de paz.
Cierto es que le gusta demasiado llevar la contención y lo minimalista al extremo, dejando a veces la película a su más puro esqueleto. Y no es que eso la vuelva una lección de honestidad, pero sí hace que sus 92 minutos sean bastante digeribles. La dinámica entre Lawrence y Henry, ambos espléndidos por separado y juntos, es uno de los mejores argumentos a favor para ver 'Causeway'.
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