Ayer fallecía en Nueva York Celeste Holm a la edad de 95 años. Uno de los rostros más característicos del Hollywood clásico de finales de los años 40 dejaba este mundo en su hogar acompañada de su esposo y amigos. Los últimos años de su vida tuvo que sufrir una batalla legal entre su quinto marido, 46 años menor que ella y con quien se casó en el 2004, y sus hijos, a los que retiró la palabra en el 2011.
Su carrera en cine fue fulgurante, dedicándose después sobre todo al teatro y apareciendo en infinidad de series de televisión, en las que participó casi hasta el final de sus días. Se podría decir incluso que Holm apareció en la mayoría de las series más famosas de los 70 y 80. Antes de ello su llegada al cine se produjo em ‘Three Little Girls in Blue’, film empezado a dirigir por el interesante John Brahm, siendo sustituido por el mucho más impersonal H. Bruce Humberstone. Un año más tarde gana el Oscar a la mejor actriz secundaria por ‘La barrera invisible’ (‘Gentleman’s Agreement’, Elia Kazan, 1947) y su carrera sube como la espuma.
Aparece, siempre en roles de secundaria, en películas como ‘El parador del camino’ (‘Road House’, Jean Negulesco, 1948), ‘Nido de víboras’ (’‘The Snake Pit’, Anatole Litvak, 1948) o ‘Carta a tres esposas’ (‘A Letter to Three Wives’, 1949), su primera colaboración con el gran Joseph L. Mankiewicz. En 1950, y tras protagonizar al lado de Ronald Colman y Vincent Price ‘Champán para César’ (‘Champagne for Caesar’), Mankiewicz la dirige en una de las obras cumbre del séptimo arte: ‘Eva al desnudo’ (‘All About Eve’) donde aparece al lado de la mítica Bette Davis y por la que recibe su tercera nominación a la dorada estatuilla, un año después de la segunda por ‘Hablan las campanas’ (‘Come to the Stable’, Henry Koster, 1949).
Adiós a la chica que no podía decir no, tal y como rezaba la letra de la canción que interpretó en la obra musical ‘Oklahoma’ de 1943, llevada al cine en 1955 de la mano de Fred Zinnemann con Gloria Grahame. Hasta siempre, Celeste.
Vía | ABC
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