'Protegidos por su enemigo', el vecino cabreado

'Protegidos por su enemigo', el vecino cabreado
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‘Protegidos por su enemigo’ es el lamentable y inequívoco título con el que se ha estrenado en nuestro país ‘Lakeview Terrace’. Lamentable por motivos más que evidentes, y inequívoco porque da información completamente falsa sobre su argumento. El espectador tiene la sensación de encontrarse ante otro thriller más con esquema matrimonio acosado por un extraño que poco a poco se hace su amigo pero se la mete doblada. No habría ningún problema si el film hubiese ido por ese camino, pero no es el caso.

Lakeview Terrace es la zona residencial donde Rodney King fue apaleado por cuatro policías, y cuyas terribles imágenes fueron grabadas por un videoaficionado, dando la vuelta al mundo, provocando debates morales de todo tipo, y cabreando profundamente a una buena parte de la población negra de Los Ángeles, sobre todo después de conocer los resultados del juicio contra los cuatro agentes de la ley. El componente racial de la historia hacia posible, pues, que ésta alcanzara dimensiones trágicas de alta envergadura y profundo calado en el espectador concienciado. Pero tampoco es el caso.

El director, Neil LaBute, iba camino de convertirse en alguien interesante, siempre alejado de los típicos convencionalismos. Películas como ‘Amigos y vecinos’ o ‘En compañía de hombres’ le habían colocado en la primera plana de directores de carácter independiente con cosas (presumiblemente) que contar. Sin embargo, para el que esto suscribe, en sus intentos de describir los bajos instintos de la sociedad norteamericana, con claras alusiones a las batallas de sexos, era incapaz de ahondar con la suficiente fuerza, resultando mucho menos polémico de lo que en un principio podría parecer. Curiosamente, cuando LaBute se apartaba de sus inquietudes (‘Persiguiendo a Betty’ o ‘Posesión’) lograba mejores resultados. Ahora, con ‘Protegidos por su enemigo’ ha pretendido inquietar al público con una historia de corte telefilmesco, haciendo hincapié en la inseguridad ciudadana, no porque ladrones, violadores o asesinos puedan acabar con las honrosas vidas de norteamericanos de clase social media alta, si no porque su propio vecino puede estar completamente loco, y como le caigan mal, no les llegará con rezar.

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Es esto último lo más interesante de una película que va dando bandazos de un lado a otro, y que se apoya únicamente en un buen trabajo de Samuel L. Jackson, quien curiosamente está más contenido que de costumbre, y eso que su personaje era carne de cañón para los típicos histrionismos del actor. Hay en su trabajo de interpretación más matices de los que el penoso guión puede llegar a vislumbrar. Son demasiados los instantes en los que la historia se torna de lo más increíble, y finalmente la obsesión del personaje de Jackson hacia el matrimonio que se acaba de mudar a su vecindario (y a los que dan vida unos sosos Patrick Wilson y Kerry Washington), no termina de ser bien entendida o justificada. Las posibles motivaciones de su odio resultan de lo más forzadas, y todo se torna casi paródico.

LaBute se esfuerza lo suyo, intentado que su anodina puesta en escena pueda diferenciarse de la de cualquier episodio de alguna serie de televisión, y desaprovecha totalmente alguna de las interesantes propuestas que el film plantea (ese incendio que se aproxima a la zona residencial, implacable, que quema poco a poco todo lo que encuentra, como metáfora sobre los acontecimientos que los personajes centrales están a punto de sufrir), no profundizando en nada. Los continuos cambios de tono, reflejos de inseguridad, terminan lastrando por completo el film.

Película obvia, previsible y aburrida, que sin embargo ha obtenido cierto éxito en su país de origen. Supongo que el nombre de Jakson en el reparto ha sido una de las razones. O tal vez una engañosa campaña de publicidad que ha vendido el film como lo que no es. En realidad no es nada, ni un film de suspense (el único momento en el que la película se centra en un género, los efectismos hacen acto de presencia), ni un film sobre el racismo, o sobre la locura (las abruptas reacciones del personaje de Jackson parecen indicarlo).

‘Protegidos por su enemigo’ se estrenó la semana pasada entre nosotros, pero su distribución ha dejado bastante que desear. Tal vez se olían el fiasco.

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