Dudo mucho que alguien se esperase el vuelo del mito deportivo Li Ning por el techo de El Nido, previo al encendido del pebetero. Si querían dejar con la boca abierta a los 4.000 millones de espectadores que siguieron la ceremonia de inauguración, bien que lo lograron. Uno pensaba en la flecha de Barcelona, y en la sorpresa que aquello nos produjo, pero esto sin dudo superó a ésta y a la torre de agua de Sidney. Lo cierto es que pese a lo que pueda pensar la gente sobre la duración de la ceremonia, el director Zhang Yimou (Sorgo rojo), directamente un genio, presentó algo para el recuerdo. Para preguntarse y a partir de ahora qué. La representación de Londres agobiada. La atención del mundo entero conseguida. Era el momento de China y bien que lo aprovechó. Durante unas horas nadie habló de las restricciones a los derechos humanos en este país, ni de la censura en Internet. Todo el mundo habló del vuelo y de la grandeza de la ceremonia. Hubo que esperar cuatro años, sí, pero valió la pena.
Ambos ceremonias, ahora queda preguntarse qué sorpresa nos depararán en la ceremonia de clausura o qué nivel alcanzará ésta, son la representación artística de unos juegos y el calibre con el que se puede medir e intuir el nivel que van a alcanzar los mismos, aunque eso al final lo marcan los deportistas, aunque cuenta y mucho el ambiente que se alcance. Atlanta y Atenas tuvieron unas ceremonias para el olvido, y los JJOO bien que lo sintieron.
Pero esta competición no es nada sin los deportes, sin la televisión y ahora sin Internet. El salto cualitativo y económico de los mismos se produjo cuando entraron los derechos de retransmisión en juego. En Atlanta 1996 se descubrió el poder informativo de la Web y en este Beijing 2008, y pese a la censura en China, las retransmisiones de cualquier competición deportiva a la carta, independientemente de lo que los canales de televisión de turno decidan retransmitir, más allá de quien tenga los derechos de la competición para el país en cuestión. Igual que el mundial de fútbol, pero ahora no como algo realizado de incógnito, sino dentro de la propia estrategia de los canales.
Sin embargo, es en el Internet de fuera de los canales legales, donde podemos disfrutar más de todas las competiciones deportivas. ¿Por qué? Simplemente porque podemos escoger y tenemos, esa es la virtud, la opción de ver los juegos olímpicos por Internet, sino el poder disfrutar de otras competiciones o encuentros, en deportes no tan importantes y fuera de las retransmisiones de TVE. Por ejemplo, en It's game time podemos ver un canal alternativo abierto en streaming por los usuarios. Ese es el cambio más importante.
La conversación llevada al vídeo. El poder de elección en los usuarios. Así debe ser.
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