'Aliento', silenciosa indiferencia

'Aliento', silenciosa indiferencia
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La forma en la que el cineasta coreano Kim Ki-duk intenta conmover al espectador es muy especial. Desde la sorprendente 'Hierro 3' (una de esas películas que les gusta a todo el mundo), el director se ha hecho un hueco entre los más interesantes del panorama actual y con 'Aliento' podía tener en su mano la consolidación de su figura como un realizador dotado de regularidad, que lanza obras estimulantes y que nunca dejan indiferente.

Desgraciadamente, 'Aliento' es una obra menor, y eso se nota desde el primer minuto, donde vemos a cuatro presos en una celda comportándose de un modo poco convencional. Yeon (Ji-a Park) es una mujer engañada por su marido (Jung-Woo Haa) que ve en el telediario la noticia de que el condenado a muerte Jang Jin (Chen Chang) ha intentado suicidarse por segunda vez, y decide visitarle.

Es una sencillísima premisa que para colmo tarda en arrancar. La primera visita se produce en medio de una atmósfera profundamente silenciosa, casi mística. El preso no puede hablar porque tiene una herida en la garganta, a causa de su intento de suicidio, y ella es absolutamente lacónica. Los continuos silencios traen consigo, por supuesto, un arraigado simbolismo que dan cuenta del marcado tono oriental. Sin duda, Kim Ki-duk pretende transformar la sencillez de su argumento en un compendio de pensamiento mucho más amplio, donde nada sea gratuito. Tengo que decir desde ya que no lo consigue.

El problema que se encuentra el espectador es que no se siente motivado ante las reflexiones emocionales planteadas. Difícilmente puede ponerse en el lugar de cualquiera de los personajes, y ser cómplice de sus desconcertantes motivaciones. El marido, que disfruta siendo un cornudo y que acepta sin más la nueva situación de su matrimonio, torpedeada por un condenado a muerte que desconoce; la mujer, que ve en el preso el nuevo sentido de su vida a la vez que es consciente de que está tirando a la basura (como la camisa que cae mientras tiende) su antigua existencia; la niña, que está absolutamente de relleno y a la que ninguno de los dos tratan exactamente como hija. El preso, desde luego, es el arquetipo de la sosería. No es porque no pueda hablar, sino que sus movimientos parecen los de un animal que se mueve puramente por instinto. Rápidamente, por sus circunstancias extremas, se enamora de Yeon, pero no encuentra en ella el alivio que ella pretende. Además, está la subtrama de la relación de Jang Jin con un compañero de celda, en una relación presuntamente homosexual por la que el compañero estalla de celos cada vez que Jang Jin recibe una visita. En su justa medida, algunos de los comportamientos son demasiado esquemáticos, demasiado previsibles, de forma que no se definen unos personajes con la suficiente personalidad como para sostener la película en determinados momentos.

Están logradas, por su humor inherente, las escenas en las que Yeon empapela la habitación de visita con temas de las diferentes estaciones, como si Kim Ki-duk volviera a su película 'Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera'. Estas escenas, junto a la SPOILER última canción que es cantada por la familia en una especie de resurrección emocional FIN SPOILER son el último resquicio de alegría en una película puramente melancólica y desesperanzadora.

Pero si bien el guión de 'Aliento' es flojo y no consigue su propósito, mucho estoy tardando en hablar del enorme talento visual que desarrolla el director a lo largo de la película, con unas escenas que parecen de cine mudo pero no por ello exentas de fuerza. El director sabe convertir lo banal, lo mundano en bello y atractivo. Hay planos arriesgadísimos, como todos aquellos en los que una especie de gran hermano carcelario (interpretado por el propio Kim Ki-duk) observa las visitas de Yeon a Jang Jin. Y lo mejor de todo es que funcionan. La discreta música de Myung-Jong Kim no acaba con las intenciones de ofrecer un cine cargado de silencios, de libre interpretación y de lirismo ante una historia sencilla. Con un inicio que prometía mucho más, 'Aliento' es una película mediocre, poco digerible, a pesar de contener trazos muy logrados, en los que la primera media hora, inquietante y con un estilo único, se desvanece en algo redundante y escaso de interés. Esperemos que el virtuosismo detrás de las cámaras de Kim Ki-duk den para mucho más en la próxima ocasión, con mayor verosimilitud y mayor consistencia en el guión.

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