'Cashback', belleza en el supermercado

'Cashback', belleza en el supermercado
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El británico Sean Ellis logró cierta notoriedad allá por el año 2004, cuando un corto titulado 'Cashback' logró una nominación al Oscar y algunos premios en otros festivales. Un película de 17 minutos que retrataba la vida de los trabajadores en un gran supermercado, pero que ganó su fama por mostrar desnudos completos de mujeres detenidas como en una foto fija.

Un par de años más tarde, Ellis retoma esta premisa para llevar la historia a un largometraje. Reúne al mismo equipo y se pone a rodar nuevas escenas para que 'Cashback' se convierta en una cinta de algo más de hora y media. Y así es como acaba de estrenarse en las pantallas españolas, aunque también, y siguiendo la tónica de muchos recientes títulos, con gran retraso.

Los primeros minutos de la película evidencian que Sam Ellis ha salido airoso de esta ampliación de una historia corta. Planos ralentizados y una voz en off que nos introduce rápida y contundentemente en la historia de Ben, un joven estudiante de Bellas Artes, que como consecuencia del abandono de su novia, sufre un insomnio prolongado. Para paliar ese tiempo "extra" y ocupar su cabeza en otros menesteres que no sea recordar a su (todavía) amada, comienza a trabajar en el turno nocturno de un gran supermercado.

Después de este prólogo, entran en juego varios personajes que van dotando a la historia, íntima y peculiar de Ben, de mayor interacción. Dos alocados compañeros que no paran de bromear, un jefe engreído y altivo (tan ridículo que se convierte en el payaso de la función) y una cajera, Sharon. Ben encuentra en este ambiente un lugar donde seguir divagando con su traumática situación, dejado su mente volar mientras observa con detalle a su alrededor.

Aquí, Ellis introduce el núcleo de su original cortometraje y que acaba resultado, sin duda, lo mejor de la película. El protagonista detiene el tiempo y manipula la realidad para "congelar" la belleza de lo cotidiano. La sensibilidad aflora para esbozar con carboncillo en su cuaderno a las mujeres de los pasillos del supermercado y reflexionar sobre el concepto de belleza. Las desnuda a su antojo, con más sentido emocional que físico, mientras reflexiona sobre la belleza femenina, su propia vida y su existencia. Finalmente, el joven logrará deshacer el hechizo de su insomnio gracias a encontrar en Sharon, la cajera, un nuevo estímulo femenino que le hacer mirar adelante y superar su traumática ruptura, además de encontrar respuestas a las dudas que le asolaban, dando el paso hacia la madurez.

Es elogiable como, a pesar de lo peligroso de jugar a alargar una historia de cortometraje, Ellis sale airoso y logra una efectiva película. Por momentos brillantes, aunque no exenta de ciertos altibajos y con alguna escena de relleno (como la del partido de fútbol), pero que no desmerecen el resultado final. A pesar de jugar con el realismo mágico en esas secuencias de imagen detenida, resulta bastante verosímil gracias al apoyo de los personajes secundarios. Cuyo valor resulta ambivalente, ya que, aparecen bien dibujados y orbitando alrededor del protagonista, dándole credibilidad a su "fantástica" historia. Pero también, se nos muestran algo "frikis", en plan comedia adolescente, y que hacen flojear la narración en los momentos que toman excesivo protagonismo.

Sobresalientes resultan las escenas de flashback, que nos llevan a la infancia de Ben y cuya transición está realizada de forma magistral. Sin cortes, sino trasladando el escenario con un sencillo y suave movimiento de cámara. Otro de los aspectos elogiables son los bellos y cuidados planos en la escena de desnudos explícitos, que Ellis recupera del cortometraje, pero que siguen dotando a la historia de personalidad en su tratamiento (Ellis fue fotógrafo de moda).

El resultado final es una profunda reflexión sobre la belleza, de encontrar la perfección en los pequeños detalles cotidianos, pero también de cómo madurar y encontrar la forma de superar baches personales. Sin embargo, el planteamiento inicial y esos elementos mágicos propuestos se diluyen hacia el final, sacrificando esa originalidad en pos de una conclusión más simple y clásica. A pesar de los baches en el ritmo narrativo y una cierta pretenciosidad del director, la película no llega a aburrir y resulta recomendable. Incluso hace esperar con cierta expectación el nuevo trabajo en ciernes de Sam Ellis, titulado 'The Broken'.

En Blog de Cine | 'Cashback', el cortometraje

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