El cine es manipulación al 100%, un, a veces, reflejo de nuestra realidad en clave de ficción con su propio lenguaje y sus claves. Un maravilloso juego en el que tenemos que entrar, y, dentro de lo posible, intentar disfrutar al máximo si nos dejan. Pero eso es una cosa y otra bien distinta intentar hablarnos de algún tema en concreto manipulando argumentalmente y de forma descarada (por decirlo suavemente) al espectador. En este caso, y cogiendo de base el mundo de la prestigiosa Jane Austen, en vez de hablarnos de la pareja, se nos habla de la sempiterna lucha de los dos sexos (yo creía que ya estábamos en el siglo XXI), disfrazándolo todo de presumible comedia dramático-romántica.
'Conociendo a Jane Austen' ('The Jane Austen Book Club', 2007) narra, como bien indica su título original, las vivencias, sobre todo amorosas, de un grupo de mujeres que deciden por los más diversos problemas, montar un club de lectura en el que mes tras mes leerán y comentarán una obra de su admirada Austen. También se les une un hombre, atraído por uno de ellas (ya sabéis que no hacemos las cosas con el cerebro).
A partir de aquí, posibles SPOILERS.
Si mientras se está viendo esta película, uno sólo se fija en la historia, bastaría media hora para cogerse el cabreo del siglo y abandonar la sala de proyección. Los personajes femeninos intentan abarcar todo el espectro femenino posible: la madura que ha pasado por seis matrimonios y piensa que el amor no se acaba nunca; la divorciada después de un matrimonio de 20 años; la joven lesbiana que se enamora más veces que días tiene un mes; la profesora culta que se siente atraída por un alumno, y la solitaria a la que le gusta organizar todo pero no le gusta comprometerse con nadie. El topicazo hecho personajes, y a ellas se les une un joven medio despreocupado de la vida (Hugh Dancy), que no sabe quien es Jane Austen pero lee libros de ciencia ficción, algo que parece despreciar la mujer de la que se ha enamorado por considerarlo lectura poco real. El resto de personajes masculinos que se pasean por la película son poco menos que imbéciles, quedando de esta forma en clara inferioridad ante los femeninos.
Pero la película va más allá: todos los problemas a los que se enfrentan los distintos personajes, en el caso de ellas, requieren de una profunda reflexión y transcendentalismo; en el caso de ellos, de una forma no ya sencilla, sino simple y básica. Sirvan como ejemplo la vuelta al redil del personaje de Jimmy Smits, o la resolución en la pareja del personaje de Emily Blunt. Como contrapunto está ese hombre antes mencionado, que se une al club de lectura, que goza de un mejor trato por parte de la directora (también guionista, cogiendo como base el libro de Karen Joy Fowler), y sin embargo a la hora de la verdad tienen que meter a su sabia hermana para que le arregle en buena parte la papeleta, y que así dar el paso para besar a la mujer de sus sueños sea más fácil.
Suficiente (más otras cosas que me dejo en el tintero por eso de no destriparla) para ponerla a parir, tal y como hace mi compañera Beatriz. Sin embargo, hay más cosas en una película, y aquí afortunadamente contamos con un trabajo actoral de primera clase, sobre todo las cinco actrices principales, que además se compenetran a la perfección. Kathy Baker, aportando veteranía; Emily Blunt, preciosa y mostrando muy bien sus dudas internas; Maria Bello, que nunca había salido tan guapa; Amy Brenneman, excelente actriz que siempre me pareció muy desaprovechada; y hasta Maggie Grace, a la que casi no se le reconoce en su rol de lesbiana segura de sí misma. Todas hacen trabajos elogiosos, y llenan la película, pero la pena es que tengan en sus manos papeles tan poco agraciados (no hay una sola que no resulte repulsiva), y que éstos tengan tan poca definición en una historia que podría haber dado para mucho más.
La director Robin Swicord, que aquí debuta en el campo del largometraje, logra que la película no sea aburrida a pesar de todo lo citado, y a pesar de que su puesta en escena recuerda a la de muchas series de televisión famosas de hoy día, y carece totalmente de personalidad, tampoco es algo que moleste en demasía. Además el film se pasa en un suspiro, y por momentos desprende cierta simpatía, curiosamente aquellos en los que se consigue algo más de equilibrio y en los que la manipulación no hace acto de presencia. Para pasar el rato.