Hace dos años, allá por el mes de Septiembre del 2005, llegaba a nuestras pantallas 'Guardianes de la Noche', una completa memez precedida de un estruendoso éxito en Rusia, dado que la película se ponía a competir con los blockbusters americanos, y a muchos les ganó la batalla, debido probablemente al enorme éxito de la base literaria, una trilogía escrita por Sergei Lukyanenko y Vladimir Vasiliev, que ha alcanzado la categoría de obra de culto.
A pesar de que en su momento me dije que no me interesaba ver la continuación de aquella película, al final la he visto porque al fin y al cabo era un tipo de promesa de esas que no se suelen cumplir. Lo cierto es que esta continuación está a años luz de la primera entrega, aunque eso no signifique que nos encontremos ante una buena película, pero por lo menos se le agradece el esfuerzo por superarse a sí mismos, ofreciéndonos una segunda entrega más llevadera, y si cabe con más aciertos, tanto argumentales como visuales, aunque por supuesto, la cosa se queda ahí.
El argumento de 'Guardianes del Día' continua más o menos la historia emprendida en la anterior película. Ahora, Anton, nuestro protagonista vuelve a estar inmerso en la lucha entre la Luz y la Oscuridad, debatiéndose entre su hijo, que está en las filas de la Oscuridad, y una mujer de la que está enamorado, y representa la esperanza de la Luz. La Tiza del Destino, un objeto que se perdió hace miles de años, es lo único que puede ayudarle. Timur Bekmambetov, el director, dota de una mayor claridad todo lo que acontece en el film, evitando así la confusión del anterior film. Ahora las cosas son mucho más coherentes, al menos argumentalmente. Lo fastidioso del asunto es que este realizador no debe conocer el significado de la palabra ritmo, porque aunque la película es un continuo ametrallamiento de imágenes llenas de efectos visuales, pocas veces existe la continuidad, y los bajones y subidones son alarmantes, produciendo en la película una desestabilidad preocupante. Y realmente es una pena, porque a la película se le ven algunas posibilidades bastante mal aprovechadas.
Las escenas de acción, donde hay algunas ideas realmente curiosas y originales, como el paso a los distintos niveles, beben de 'Matrix', como viene siendo habitual desde que se estrenó el film de los hermanos Wachowski, aunque logra apartarse de dicha estética y crear un universo propio, aunque algo deslavazado. Eso sí, el film aunque dentro del género fantástico, donde podríamos decir que todo es posible, se mueve entre la exageración más desmedida y lo simple y llanamente ridículo. Baste comprobar cierta escena con un coche por la pared de un edificio, que si bien tiene su coña, la escena está únicamente para lucir los efectos especiales, como muchas otras escenas en la película.
Una floja película que si bien anima la función con respecto a la anterior, no aporta demasiadas cosas más. Ahora, el director empezará a rodar 'Twilight Watch', o sea, 'Guardianes del Crespúsculo', que siguiendo con la tónica, tendría que ser la mejor de las tres. Supongo que dentro de un año lo sabremos.
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