Ya casi se ha convertido en una tradición. Los Alcántara, esa familia encabezada por el visceral Antonio Alcántara, vuelven a nuestros televisores un año más. De momento, llevamos un par de semanas con capítulos de pre-calentamiento: uno repetido dedicado a la música de aquel entonces (con entrevistas a las principales estrellas musicales de la época: qué malo es el paso del tiempo) y otro con un breve resumen de lo ocurrido en la temporada anterior.
Hace ya un año que aquí mismo nos hacíamos eco de su progresiva pérdida de frescura, de cómo sus tramas se iban haciendo cansinas y lentas. Aun así, aquí los tenemos de nuevo.
Resulta difícil imaginar de qué tirarán ahora los responsables de la serie. Haciendo un poco de memoria, resulta complicado pensar qué nuevas lineas argumentales pueden abrir sin afectar seriamente a la credibilidad de los personajes. Ya ha habido momentos románticos, momentos de tensión, familiares "okupas" de todo tipo (abuela, hermano exiliado, prima del pueblo), problemas laborales de toda índole (Antonio ha trabajado en una imprenta, ha sido ordenanza en el Ministerio, ha sido "Director Gerente" de Construcciones Nueva York, Merche ha cosido pantalones, ha sido empresaria...).
También se han tocado los temas de los hijos rebeldes (ya un poco más entonados a estas alturas de la serie) y temas de calado social como las relaciones prepatrimoniales, la homosexualidad, los malos tratos, curas casados...
Quizás la restricción más grave de la serie sea el tener que estar forzada (así nació y cimentó gran parte de su éxito) al ritmo de los acontecimientos externos. El tiempo pasa, por consiguiente, lento. No hay lugar para cambios abruptos del guión, para sorpresas. No tendría sentido. Pero, por eso mismo, la serie no puede dar más de sí.
Al final, Cuéntame es una serie de una excelente factura. Diría que entretenida de ver, con personajes entrañables, con historias bien trabajadas. Pero su ritmo y su estructura narrativa son los que son. Es una de sus señas de identidad. Como el costumbrismo. Y a veces, para una serie de televisión, eso no basta. Cuéntame es como una ventana por la que espiar a una familia las 24 horas. Eso puede dar lugar a momentos muy atractivos de vez en cuando... pero hacerlo de contínuo, cansa. Sobre todo si la comparamos con el ritmo trepidante o los guiones sorprendentes de otras series de concepción más "moderna".
Quizás el reciente fallecimiento de su director, "Tito" Fernández, suponga un rejón de muerte también para la serie. O quizás no, y las audiencias la sostengan un año más. Supongo que, cuando ya no esté, la echaremos de menos como ocurre con tantas cosas a las que nos acostumbramos y que no valoramos mientras las tenemos.
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