Aprovechando que se ha estrenado 'Caché' (y que desgraciadamente ya he visto), he decidido ponerme al día con el señor Michael Haneke, del que no había visto ninguna película. Haneke es alguien que no suele dejar indiferente, si no más bien todo lo contrario, es un provocador nato. Aún recuerdo las discusiones de bar allá por el 97 ó 98, cuando se estrenó 'Funny Games'. A casi todos el mundo que conozco le había parecido un film desagradable y polémico, que versa sobre la maldad y crueldad humanas. Nunca tuve demasiado interés en verla, hasta ahora. Qué pena, podía haber seguido con esa falta de interés. Y que conste que me he llevado una sorpresa, porque pensé que me iba a escandalizar, y no ha sucedido tal cosa. La verdad es que ha provocado en mí una profunda indiferencia en lo que respecta a su contenido.
¿Cómo hacer una breve sinopsis de este film sin destripar algo de su estúpido argumento? Me gustaría destriparla, pero no voy a faltar al respeto a todos aquellos que no han visto la película, y quieren hacerlo. Hombre, lo que sí puedo decirles es que se ahorren las molestias, claro que con decirlo no llegaría. Un buen método sería destriparla (qué ganas tengo). Pero no. He de aguantarme. Aunque pensándolo bien, no hay mucho que decir de su argumento: a una tranquila familia alemana que está pasando unos días en su casita costera, se les aparecen dos jóvenes que les piden unos huevos, los cuale se rompen; entonces le piden más, y de pronto descubrimos que esos jóvenes no tienen la más mínima intención de ser amables. Y con ellos, Michael Haneke, el mayor culpable de la cosa esta.
Y no. No voy a decir que es un bodrio, pero poco le falta. No voy a negar que el punto de partida es interesante: el hecho de querer contar una historia sobre los instintos criminales de dos personas completamente normales tiene su atractivo. El prolema es la forma en la que Haneke ha decidido contar su propuesta. A parte de que al espectador con pedigrí le resulta difícil no acordarse de tres películas que tocaban el tema: 'La Soga' de Alfred Hitchcock, 'Impulso Criminal' de Richard Fleischer y 'A Sangre Fría' de Richard Brooks; tres films espléndidos que ahondaban en la maldad del ser humano, y en lo terrible que resulta el que el porqué de algunos actos malvados es simplemente porque sí. Haneke hubiera podido salir victorioso si hubiera aprovechado el hecho de que hoy día a la gente le interesa todo lo escabroso y lo morboso, y se hubiera limitado a contarlo mediante una historia atractiva que enganchara. No, en vez de eso le ha dado por ser pedante, resultando insopostable. Y cuando digo insoportable no me refiero a que lo que pueda verse en pantalla resulte desagradable, que lo es, si no a su soporífera narración. Una cosa es que un película tenga un ritmo lento porque la historia lo precisa, y otra bien distinta, como en este caso, es que ese ritmo sea tedioso; y encima la historia no avance hacia ningún lado, aunque lo parezca.
El director emplea para tal logro, los mínimos movimientos de cámara posibles, y con algunos planos fijos eternos, que son capaces de incitar al suicidio a todo aquel que no tenga demasiada paciencia. Vale, puede que haya exagerado, pero es que hay secuencias que son de juzgado de guardia, que no hacen más que incrementar en el espectador el deseo de que la película termine de una vez.
A parte de eso, el film es enormemente pretencioso, sobre todo a la hora de intentar hacernos cómplices de lo que está pasando. En tres determinados momentos, uno de los protagonistas mira a la cámara, al espectador, incluso nos dice algo. Tres momentos que son verdaderamente ridículos, y una muestra de a lo que tiene que agarrarse el film para captar la atención del espectador. Intenta provocar, y lo único que provoca es nada, absolutamente nada. Por no hablar de los estúpidos diálogos en los que se habla de la diferencia entre ficción y realidad, y que me parecen una soberana gilipollez; en los que se nos pretende hacer creer que, quizá, lo que estamos viendo no está sucediendo, o tal vez sí. Como una escena en la que sucede algo relevante, va marcha atrás para luego tomar otro camino bien distinto, y demasiado evidente. Ese es otro de los errores de Haneke, es demasiado evidente, y en esa evidencia resulta completamente inútil.
Repito, no es un bodrio, pero es casi un insulto, y a nadie le gusta que le insulten. Después de ver la película me surgieron dos cuestiones, y ahí van dos preguntas para aquellos que ya han visto la película, los que no la han visto que no sigan leyendo: ¿no os parece que hubiera sido muy fácil reducir a esos dos imbéciles? y ¿qué pasa, que no duermen nunca?