Confieso que ‘Operación Triunfo‘ es el único reality de encierro que me gusta; lo he seguido religiosamente durante sus siete ediciones, y la octava no iba a ser menos. Desde Telecinco nos prometían un formato renovado, con muchas novedades y que intentaría recuperar el espíritu de aquella primera edición, donde los concursantes eran los verdaderos protagonistas. Pero más allá de las intenciones y las prioridades de la cadena, en la Gala 0 de presentación demostraron que no han aprendido de los errores del pasado. Todo lo que podía fallar, falló: realización, sonido, presentación, jurado, público... incluso el equilibrio en bipedestación de los concursantes se fue a la porra en más de una ocasión.
Comenzaba bien la cosa al principio de la gala, con una versión del “The final countdown” por parte de los nuevos concursantes y una espectacular coreografía comandada por Marco da Silva, el nuevo coreógrafo de la Academia. De igual manera, el sopor de ver 18 actuaciones individuales se había subsanado con presentaciones por pareja, mezclando canciones y con puestas en escena mucho más curradas. Pero poco duró la alegría; a los pocos minutos nos dimos cuenta de que aquello iba a ser un despropósito. Un despropósito muy divertido, como quedó claro durante toda la noche con los comentarios en Twitter, pero un despropósito al fin y al cabo.
Comenzamos por la presentadora de ‘Operación Triunfo‘, Pilar Rubio, que anoche dejó claro que el programa le viene un poco grande. Para presentar una gala de esta magnitud se necesita agilidad y movimiento; anoche era ella la responsable de que el ritmo no decayera en ningún momento, evitar las interrupciones y saber con tiempo cuál era el siguiente paso a dar, pero en todo eso falló. Quizá le vendría bien un poco menos de sobreactuación, evitando todo el paripé que pone a algo tan simple como presentar a un concursante o consolarle cuando está triste.
Daba la sensación de que no sabía cuál era la mecánica del concurso, cuándo se daba una valoración y cuándo una nominación. No sabía qué miembro del jurado iba a hablar y tampoco ponía mucho esmero en darles paso, lo cual daba lugar a unas pausas dramáticas que hacen mucho daño a una gala que, se supone, debería ser dinámica. Por no hablar de sus gritos a destiempo (ese “¡Genooooo!” que nadie entendió), la confusión al no saber a qué cámara mirar o sus salidas de plano sin sentido. Sí, me estoy refiriendo al momento en que se agachó, casi jugando al escondite con la cámara, cuando iba a dar paso a Geno, o al momento en que desveló la identidad de la nueva concursante sin darse cuenta de que la conexión con la Academia seguía abierta. Y el público, claro, se partía la caja.
Ahora bien, ¿hasta qué punto se trata de errores de la presentadora? La realización tampoco parecía tener claro hacia dónde enfocar, y los micrófonos estropeados o acoplados fueron frecuentes durante toda la gala; estamos hablando de un programa que se basa en música en directo, ¿cómo pueden permitir estos errores? Para colmo, el desarrollo de la gala parecía improvisado: valoraciones, nominaciones, más nominaciones que finalmente sólo son valoraciones, nominados definitivos que no se sabe cómo van a ser seleccionados para entrar en la Academia y, al final de la gala, dos nuevas nominaciones por parte del jurado que no se habían anunciado en ningún momento.
Ay, ese jurado; Noemí Galera y Eva Perales intentando asimilar el papel de malote de Risto, mientras Fernando Argenta prolongaba sus discursos hasta la eternidad. ¿Dónde está Jaime Terrón de Melocos? ¿No le habían contratado para este año? ¿La media de edad de este jurado no está un poco elevada para lo que se busca aquí? Me come este sinvivir.
Y finalmente, los chicos, los que supuestamente son los protagonistas. Valorar su calidad vocal no nos corresponde a nosotros, pero en tema de entretenimiento sí que veo potencial; se vé que han buscado talentos muy diferentes, tanto en la voz como en el estilo; nos podrán gustar más o menos, pero van a dar que hablar, eso seguro. De los nombres de los concursantes, mejor ni hablamos, nuestros compañeros de Fandemia ya se han encargado de desgranar esa parte. Si seguirá la estela del reality por encima del aprendizaje musical es algo que todavía no sabemos; lo iremos viendo en los próximos días.
Finalmente, hay que hablar brevemente de la repercusión que ha tenido esta Gala 0. En términos de audiencia no ha sido ningún pelotazo (17,3%), viéndose superada en espectadores totales tanto por ‘Los Protegidos’ como por el cine de La 1. Ahora bien, en Twitter sí que ha sido todo un bombazo, siendo primer “trending topic” en España y el segundo a nivel mundial, bajando a la tercera posición al final de la noche por culpa de los Globos de Oro. Otra cosa no, pero en lo de contratar a un experto en redes sociales sí que han acertado.
Foto | José Irún
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