En los últimos tiempos, siempre que ha habido un regreso de alguna franquicia famosa se produce toda una guerra en la que los autoproclamados "true fans" se ponen cascarrabias y exclaman gritando al cielo algo así como "se han cargado la saga" en base a motivos meramente estéticos. Esa acusación de no ser lo suficientemente trekkie ha pesado sobre toda la primera temporada de 'Star Trek Discovery'.
Este mismo lunes, tras su emisión en CBS All Access, hemos podido ver vía Netflix el último episodio de la primera temporada de 'Star Trek Discovery', que pone punto y aparte a las aventuras de la USS Discovery, capitaneada por Lorca (Jason Isaacs) y sus inquietudes científicas e intereses poco claros.
Intereses tan opacos como el rumbo de la primera mitad de la temporada, en la que 'Star Trek: Discovery' parecía ser continuamente engullida por su naturaleza "high concept". Una promesa de que todo tendría cierto sentido en cada aventura que no llegábamos a comprender.
Afortunadamente, justo antes de irse de parón navideño, la serie hizo ese necesario clic y sobre todo desde su regreso el pasado enero, la segunda parte de esta temporada inaugural ha sido de aplausos y alabanzas con esa exploración del universo espejo, el Imperio Terrano y la revelación de la verdadera razón de por la que están ahí.
Un arco que, la verdad, ha sido muy interesante y lleno de tensión y emotividad. Hemos visto el "reencuentro" entre Burnham (Sonequa Martin-Green) y Georgiou (Michelle Yeoh), la confirmación de la naturaleza de Ash/Voq (Shazad Latif) y el despertar de Stamets (Anthony Rapp), entre otros.
Quizá el peor episodio de la primera temporada de 'Star Trek Discovery' ha sido precisamente el último. En una muestra de que el equipo de guionistas dirigido por Akiva Goldsman, Aaron Harberts y Gretchen J. Berg no es todo lo fino que debería ser a la hora de escribir, nos encontramos con unos cuarenta y cinco minutos apresurados y algo torpes, como queriéndose deshacer de una vez de la trama que han desarrollado.
'¿Me coges la mano?' tiene buenas intenciones y comienza muy bien: ¿un plan casi suicida para infiltrarse en Qo'Nos y hacer daño a los klingons en su terreno? ¡que cuenten conmigo!, sin embargo el segundo tramo del episodio es más arduo y resuelven la trama de manera tan sorprendente como decepcionantemente rápida. Aquí se ve que los guionistas tienen claro que más que una serie de aventuras, esta 'Star Trek' es la historia de Burnham.
Todo lo bien que, a mi juicio, cerraron el arco de Lorca y el universo espejo, lo estropean en la resolución de la guerra de los klingon. Aquí no sé si tiene que ver que CBS All Access encargó dos episodios más a la serie, con lo cual tuvieron que manosear y reencajar el plan que tenían, pero da esa sensación.
Sobre todo porque uno mira el final del decimotercer episodio y podría funcionar perfectamente (o casi) de final de temporada en una serie renovada como 'Star Trek Discovery'. Incluso el giro al final del decimocuarto podría funcionar para dejarnos los dientes largos hasta una segunda temporada en la que se desarrolle bien el hipotético final de la guerra con los klingon.
Quizá un pelín más de guerra con los klingon hubiera sido demasiado para Aaron Harberts y Gretchen J. Berg, máximos responsables junto a Goldsman de narrar las aventuras de la Discovery. Demasiado porque jugaban con las líneas maestras heredadas de Bryan Fuller y Alex Kurtzman, una historia bélica que no les interesaba, por eso, han querido cerrar todo esta etapa para pasar a algo más genuinamente trekkie de exploración espacial.
Sabiendo que la primera temporada es herencia de un Fuller que abandona series para desayunar, se entiende algo mejor que no hayan querido seguir jugando con ella por más episodios si no entraba dentro de los intereses de los showrunners (aunque no sé si habría habido mucho problema en que cuando llegaran al "universo normal" en el 1x13 estuviese el universo en paz). Pero eso no justifica que no hayan podido dar un mejor cierre a la temporada.
Una primera temporada que, visto lo visto, sirve de nuevo prólogo a lo que serán las aventuras reales de 'Star Trek Discovery'. De momento me quedo con que ha sido una buena etapa en la que hemos conocido grandes personajes y me he sentido a bordo de la nave. Habrá que ver ahora si con la segunda temporada se calman las voces más críticas con el espíritu de la saga, pero a mí si me hacen disfrutar tanto o más como con esta, me daré por satisfecho.
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