La mirada concentrada de rabia, la sonrisa visceral, la vena hinchada en la sien. T-Bag es ese momento en el que estás dispuesto a cruzar la frontera, la línea entre lo que estás dispuesto a hacer y lo que jamás deberías. Cuando la ambición supera la moralidad. Es desear algo de una forma tan intensa que para conseguirlo eres capaz de ensuciarte el alma. Porque no hay maldad, ni traición, ni asesinato a sangre fría sin que te asesines un poco a ti mismo, sin que te traiciones, sin que dejes al mal entrar en tu interior.
T-Bag es todo aquello que no te gusta pensar sobre ti; que eres cruel, egoista, malicioso y mentiroso en ocasiones. Es el veneno maloliente que recorre tu cuerpo, el lado oscuro que te ocultas hasta a ti mismo, pero no por ello significa que vaya a desaparecer. T-Bag son las cosas que más odias, las que te parecen más despreciables, las más sucias. Puedes mirarte en el espejo y no verlas, pero un día te vas a encontrar con ellas en las manos, manchadas de sangre porque rompiste al chico bueno de un puñetazo.
Cuando deseas algo de forma tan obsesiva que recurres a tus instintos más primarios, te conviertes en T-Bag, en tu lado más retorcido. Esa vez que entraste en el e-mail de tu novia para ver si te era fiel, cuando curiosiaste su agenda o leíste sus SMS. Cuando pusiste lo que tu querías por delante de tus principios. Ese navajazo por la espalda que le diste a tu mejor amigo. La traición más pura, la trampa, la venganza, ése también eres tú.
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