Can we please stop killing our probation workers?
‘Misfits‘ lo tenía bastante complicado en su regreso; después de una brillante primera temporada que no dejó a nadie indiferente, volver con la frente alta se antojaba una misión casi imposible. Pero no, ahí estaban otra vez nuestros cinco héroes igualando, e incluso mejorando, lo ofrecido un año atrás. El cliffhanger de la primera temporada se resolvió en apenas unos minutos, y a partir de ahí fue todo volver a empezar de cero, aunque esta vez con mucha más sustancia.
No han dejado atrás los demonios internos de los personajes, pero eso no ha impedido que se abran hacia fuera, dando cabida a historias externas y más personajes secundarios con poderes que se han convertido casi en protagonistas de sus propios episodios. Todo ello aderezado con un misterioso héroe que aparece de repente en la vida de los chicos y que parece no tener otro objetivo que protegerles de todo cuanto les ocurra.
Nathan, Nathan Young
Nathan se levantó de la tumba cual vampiro, y en unos minutos ya se había enfundado el mono de trabajo dispuesto a fastidiar a todo el que se le pusiera por delante (el primero, el “probation worker”). Una vez conocida su inmortalidad, no hay duda de que le ha dado utilidad, tanto para defender a sus compañeros como para hacer unos dólares en la televisión nacional. Pero no quedaba ahí su poder; también podía ver a la gente muerta, algo que descubrió de la peor manera posible.
Su momento cumbre del año se produjo muy pronto, en el segundo episodio, con la aparición de ese hermano perdido del que no tenía conocimiento. La escena en la que se unta crema solar en el culo frente a sus compañeros en la azotea mientras habla con su hermano unos cuantos pisos más abajo es sencillamente genial, muy en la línea del personaje.
Sí, vale, siempre he querido un hermano…
Así de simple es Nathan. Sin embargo, la temprana muerte de este hermano le bajó un poco los humos; fue de las pocas escenas tristes que tenemos en ‘Misfits‘, pero a la vez sirvió para que Nathan y su padre dejaran atrás las rencillas y pudieran reconciliarse. Es de las pocas veces que hemos visto emocionarse y hablar en serio a este personaje, y aunque es cierto que le pega menos, hay que quitarse el sombrero con el papelón de Robert Sheehan, sin duda alguna el alma de la serie.
Y en el terreno de lo sentimental, no se han cumplido nuestras expectativas. Parecía que la cosa con Kelly iba a avanzar este año (ese “pensé que nunca volvería a verla“ cuando le desenterraron era bastante revelador), pero definitivamente estos dos no están destinados a terminar juntos. Ahora, además, con la chica embarazada de la que se enamoró así de repente y con un bebé en sus brazos, veremos si Nathan sienta la cabeza y se convierte en un padrazo para ese niño (y para el alien que vino después, convertido en placenta y esparcido por las caras de todos sus amigos).
El año de los secundarios
Quizá lo mejor de toda esta segunda temporada ha sido la cantidad de personajes nuevos que han aparecido para dar vidilla al asunto, y muchos relacionados con el pasado o futuro de ellos. Desde el ya mencionado hermano de Nathan hasta la chica del pasado de Simon, pasando por la futura novia de Curtis o el propio Simon regresando desde el futuro para beneficiarse a Alisha, y ya de paso salvar las vidas de sus amigos.
No ha quedado aquí la cosa; otros muchos “pirados” han aparecido para ponerles las cosas difíciles a los chicos, dando una nueva vuelta de tuerca a la serie. El tatuador que podía hacer que una persona se enamorara de cualquier otra nos dejó a un Nathan coladitos por los huesos de Simon (quien no se haya reído con esta situación, que levante la mano); el pirado de los videojuegos acabó con Kelly vestida de novia y la nariz rota; y el hermano de Nathan nos enseñó cómo serían sus poderes si tuvieran el efecto contrario.
En cuanto al resto de chicos, sus relaciones han ido por un camino contrario al esperado. La relación entre Curtis y Alisha no ha sido tan perfecta como creíamos; ella descubrió a un Simon mucho más maduro procedente del futuro y no tardó en ponerle la cornamente a Cursis; y éste, después de encontrarse con la chica a la que vió en el futuro, tampoco tuvo reparos en profesarle amor eterno, a pesar de su trágico final. ¿Y Kelly? Acabó enrollada con Donkey Kong. Si lo que no le pase a la choni de acento impronunciable…
El “todo vale” gracias a los poderes
Inevitablemente, la sensación que me ha dado este año es que todo vale en ‘Misfits’, porque todo se puede corregir. La trama y el argumento se puede llevar a límites insospechados sin que ocurra nada. ¿Por qué? Pues porque si hay que matar a alguien, nos cargamos a Nathan, que para algo es inmortal, y si la cosa llega a límites insospechados, como ocurrió en el sexto capítulo con la muerte de la mayoría de personajes, hacemos que Curtis vuelva atrás en el tiempo y lo pare todo en el momento correcto. ¿Desvirtúa esto el contenido de la serie? Pues seguramente no, yo personalmente lo disfruto mucho de una u otra forma, pero sí que entramos en una dinámica bastante peligrosa que se puede venir abajo en cualquier momento.
La tercera temporada, ya confirmada, va a venir con cambios. Los protagonistas parece que van a seguir, o al menos no se ha anunciado ningún tipo de recambio (se rumoreó la marcha de Robert Sheehan, pero fue desmentido poco después), pero sí vamos a tener nuevas habilidades entre los chicos. Sus poderes fueron vendidos en el último episodio de la temporada, pero al darse cuenta del error que cometían, intentaron recuperarlos. Y aunque ya no están disponibles, sí podrán conseguir otro tipo de poderes sobrenaturales. Las tramas que se podrían derivar de los antiguos ya se habían utilizado, y cambiar los poderes sin cambiar a los personajes puede ser un acierto muy grande; así de paso nos libramos del molesto e inútil poder de Alisha. En poco menos de un añito veremos qué tal va la cosa.
En ¡Vaya Tele! | ‘Misfits’ se consolida tras su brillante regreso
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