Estoy a un paso de ser el Presidente de los Estados Unidos sin haber recibido ni un solo voto. La democracia está sobrevalorada.
Con 'House of Cards' pasa como con cualquier remake de una serie de éxito, los que no han visto el original quedan fascinados con él y los que ya vienen avisados se mantienen más tibios. Solo así se explica la variedad de reacciones con el inicio de su segunda temporada, que van desde el más profundo éxtasis hasta la indiferencia más absoluta. Yo he optado por dejarme llevar, y motivado por el binge-watching he caído en la dulce crueldad política de Netflix.
El comienzo de la temporada, que es lo que nos ocupa aquí (la reseña de la temporada completa llegará más tarde) sigue la estela iniciada el año pasado, comenzando con la "coronación" de Frank como vicepresidente de Estados Unidos, a un solo paso de su puesto más deseado. Sus tejemanejes en la Administración siguen siendo el gran atractivo de 'House of Cards', con permiso de Robin Wright, que esta temporada está soberbia. Más aún, quiero decir.
El esquema está siendo bastante similar, con una gran propuesta política como telón de fondo como excusa para ir contando los dimes y diretes del Capitolio; el año pasado fue la Ley de Educación y éste es la aprobación de una nueva edad de jubilación. Poco importa el contenido, la atracción es ver a Frank tirando de los hilos para mantener el equilibrio entre lo que es bueno para su partido y lo que es bueno para él.
Este inicio ha tenido un efecto sorpresa inesperado, la muerte de Zoe (Kate Mara) en las vías del metro a manos del propio Frank; una escena que, aparte de aportar una nueva dimensión al carácter de Underwood, confirma el cuidado del spoiler en Netflix. Sí, te dan todos los episodios de una vez, pero llegas a ellos más virgen que con ninguna otra serie, y a los puristas del spoiler es algo que les ha encantado.
Asesinatos, violaciones, chantajes... mucho se ha hablado de la "scandalización" de 'House of Cards', aunque siempre mucho más sutil que en la serie de Shonda Rhimes. Cuando veamos la temporada completa en ¡Vaya Tele! podremos hablar con conocimiento de causa, y volveremos para un análisis mucho más profundo.
Vía | La efectista y cachonda amoralidad de 'House of Cards'
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