El caso Wanninkhof exprime la gallina de los huevos de oro

El caso Wanninkhof exprime la gallina de los huevos de oro
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Los últimos datos de los casos reales convertidos en telefilms avalaban la idea de seguir convirtiendo en ficción más sucesos escabrosos y siguiendo esa premisa anoche llego a Televisión Española El caso Wanninkhof, miniserie de dos episodios basada en la desaparición de la joven de Mijas. Dejando a un lado las polémicas con las familias que por norma general no quieren que se hagan estos experimentos, los datos de audiencia fueron buenos aunque la calidad de la serie en sí dejó mucho que desear.

Para empezar la serie estaba programada a las diez pero La 1 retuvo el estreno hasta que terminó la Eurocopa, lógico pero molesto, muy molesto, aunque luego quisiesen contrarrestar el golpe reduciendo al mínimo los cortes publicitarios. Los primeros minutos de la serie en los que se desarrolla la desaparición son lo más anticlimático que he visto en mucho tiempo y a partir de ahí la serie empeoró con malas interpretaciones, una estructura de guión muy poco fluida y una planificación que sacó a relucir el verdadero problema del producto.

Los últimos ejemplos de producciones de este tipo si podían presumir de algo era, precisamente, de haber invertido en exteriores, platós realistas, extras..., pero este ritmo de producción de alto presupuesto no puede mantenerse si se pretende recrear un caso real cada dos meses así que en El caso Wanninkhof se percibe que se han apretado el cinturón y que la serie está hecha a toda pastilla.

La trama se sostiene porque quien más quien menos conoce a los personajes (el caso fue muy mediático), pero es que ni siquiera han sabido sacar provecho de ese conocimiento popular para dar más ritmo a la serie, que se vuelve muy pesada con ese dramatismo constante, esa música de misterio a las primeras de cambio y las elipsis, recursos todos más propios del culebrón que de una ficción con aspiraciones a liderar el prime time.

Los personajes también parecen sacados de una telenovela, sobre todo los policías, que son unos estereotipos de folletín. En este contexto, Luisa Martín destaca positivamente pero no sé si es porque ella lo hace muy bien o porque los demás lo hacen muy mal. La aparición de Juanjo Puigcorbé es grotesca y el diálogo con su mujer delante del televisor para justificar la aceptación del caso es horrible.

Si el resto de propuestas de Televisión Española van en esta línea se van a cargar muy pronto la fuente de prestigio que habían supuesto las últimas producciones. Últimamente la cadena se está mostrando muy impaciente con sus estrategias de programación y es lógico que no les funcionen todo lo bien que deberían. Parecen capaces de hacer series mejores pero tienen demasiada prisa.

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