El regreso de 'The Newsroom' a HBO era esperado con mucha expectación, y no precisamente por las ganas de seguir sus historias y su visión de la realidad. A la serie de Sorkin le han caído palos por todas partes, y había que ver si en su segunda temporada había logrado moderarse y controlar muchas de esas irritantes características que casi todos los críticos se empeñaban en destacar.
Quizá es porque yo no soy periodista, y por tanto el trato que hace de la profesión no me afecta en absoluto; todo lo contrario, me fascina. Pero muchas de esas críticas me han parecido siempre exageradas, cuando no infundadas. Y en medio de esta tunda de tortas me gustaría soltar una lanza a favor (o unas cuantas) a uno de los productos más infravalorados que se emiten actualmente.
'The Newsroom' es machista
Mucho he tenido que mirar con lupa para ver algo del supuesto machismo de 'The Newsroom', y creo que hemos mezclado churras con merinas. En su afán de humanización de los personajes de la serie, Aaron Sorkin les ha dotado de una serie de características que, comparadas con su estatus, resultan poco creíbles. Es cierto que Mac no sabe contar si no es con los dedos y Maggie tuvo una crisis de ansiedad, pero también que Will no sabe ponerse los pantalones y Jim tiene una escasísima autoestima.
En el proceso de convertir a los personajes en humanos y no en máquinas de información, Sorkin puede haberse pasado dotando de peculiaridades absurdas a todo su reparto. Y sí, a lo mejor se ha cebado un poco más con el sector femenino de la serie, pero no por ello lo considero un gesto de machismo.
'The Newsroom' juega con ventaja
Éste es el argumento que más me divierte. Se acusa a 'The Newsroom' de jugar con ventaja en su tratamiento de la labor periodística, al situar la acción unos años atrás y conocer de antemano cómo han acabado todos los sucesos que aborda. ¿Dónde estaría la diferencia si Sorkin utilizara eventos completamente ficticios? Sería incluso más fácil para él abordar esas "informaciones", porque él mismo manejaría la realidad que pretende contar en su 'The Newsroom'.
Sin embargo, sí parece haber tomado nota de este manido argumento tan traído y llevado en las críticas a su serie, y uno de los arcos mayores de la segunda temporada, el del caso Genoa, va precisamente sobre ese error a la hora de dar una información.
'The Newsroom' es contradictoria
Uno de los argumentos más utilizados para criticar la falta de coherencia de la serie es la filiación política de su protagonista, Will McAvoy: republicano de boquilla, demócrata de actitud. Quizá es porque estamos demasiado acostumbrados al bipartidismo radical español, y todo lo que ocurre lo achacamos a uno u otro bando, pero también existen posturas intermedias que aborrecen las posturas radicales. Tanto las del lado contrario como las del tuyo propio.
Que Will McAvoy cargue contra el Tea Party (y que además siga siendo un tema recurrente en esta segunda temporada) no me parece una contradicción, y no considero el republicanismo "light" de Will un intento de Sorkin por compensar su evidente orientación demócrata. Todos los colores tienen matices.
'The Newsroom' es aleccionadora
Decir que una serie sobre periodismo basado en la actualidad es aleccionadora es como decir que una crítica de una serie o película es subjetiva. ¡Pues claro! ¿Cómo es posible tratar de forma objetiva un suceso político o económico de envergadura mundial sin aportar un grano de arena de tu propia cosecha? Es como decir que 'Modern Family' intenta amaestrarnos sobre las bondades del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Estamos hablando de un informativo de televisión, ¿cuántos de ellos conocéis que sean absolutamente centrales y objetivos en sus reportajes? No entiendo entonces por qué Sorkin debería serlo. 'The Newsroom' sería una serie muy aburrida en ese caso.
'The Newsroom' es grandilocuente
No digo que no lo sea, ojo. Si hay una serie que adora la grandilocuencia y la paráfrasis acelerada al máximo (aparte de 'Scandal'), ésa es la serie de Sorkin, pero no es algo que se haya inventado aquí ni ha sido siempre motivo de crítica. No lo fue en 'El Ala Oeste de la Casa Blanca' ni tampoco en 'Studio 60', por citar las dos obras más conocidas de Sorkin en la televisión (pobre 'Sports Night' que pocos recuerdan).
En ambas se utilizó el discurso acelerado, la réplica y contrarréplica instantánea que por entonces era motivo de alabanza. Sin embargo aquí se utiliza como uno de los argumentos en contra de la serie, como si el número de palabras por segundo fuese un motivo de desprecio y confusión para el espectador que, ante la falta de recursos para seguir el diálogo, asentirá con la misma facilidad que el perrito del salpicadero del coche en cuanto lo tocas.
O eso, o realmente "El Ala Oeste" no era tan buena como creíamos.
En ¡Vaya Tele! | Los cinco defectos que Sorkin debería haber pulido en la segunda temporada de 'The Newsroom'
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