¿Y ahora? Pues ahora una película que está a punto de estrenarse, a la que venimos haciendo un seguimiento especial desde blogdecine (bastante antes, como es lógico, de comenzar este extenso y arduo análisis…), y que ha sido alabada por los pocos que ya la han visto como un logro de gran magnitud. Todos conocemos ya sus numerosas nominaciones a esos premios absurdos (pero importantes a nivel nacional) de los Globos de Oro, y a nadie le sorprenderá que en pocas semanas anuncien importantes candidaturas a los premios Oscar.
De modo que, por mucho que el propio Fincher, después de que se hiciese público que los productores le retiraron el derecho al corte final de ‘The Curious Case of Benjamin Button’, haya renegado de ella, parece que las aguas se han calmado con su más que probable nominación y consiguiente premio Oscar. Y sin duda las imágenes que el resto de la humanidad hemos podido ver de ella auguran un filme diferente y con potencial de convertirse en otro hito de su director. Esperemos no equivocarnos, y que su adaptación del celebérrimo relato de Francis Scott Fitzgerald esté a la altura de ‘Se7en’ o ‘Zodiac’.
Hasta aquí ha llegado el análisis cronológico de una obra irregular, intrincada, poco comprendida y de una nitidez apasionante, que cristaliza muchos de los logros (y también, por qué no, algunas de las limitaciones) del cine norteamericano de finales del siglo pasado y principios del presente. Una filmografía de seis películas de ficción, que alternan entre lo mejor (‘Se7en’), y lo peor (‘Alien 3’), pero que en ningún caso dejan indiferente, y que siempre tienen alguna idea, aspecto narrativo, idea tramática, ingeniosa, diferente, potente, o directamente brillante respecto de los condicionantes, siempre abusivos y limitadores, del Hollywood actual, esa máquina tragaperras que entiende poco de cine de autor y que se mueve sólo por la ganancia fácil.
Poco se parece el curtido profesional de ahora, capaz de firmar obras del alcance y la contundencia de ‘Zodiac’, al ingenuo y muy autocomplaciente debutante que echara a perder, en gran parte por cuestiones lejos del alcance de un novato sin poder, una de las sagas más importantes de la sci-fi de todos los tiempos. Nada asegura que pueda volver a firmar obras con el poder subversivo de ‘Fight Club’, o al menos con la potencia narrativa de ‘Panic Room’, pero posiblemente seguirá intentándolo, aunque con el fracaso comercial de su anterior película, y la más que probable mutilación de la nueva, Fincher tiene todas las papeletas de convertirse en el director maldito del Hollywood de ahora.
En cualquier caso, la película que está a punto de estrenar en el mundo entero, y que representa su tercera colaboración con Brad Pitt, parece, a priori, una novedad tonal absoluta dentro de la breve en títulos, pero intensa en personalidad, obra del director nacido en Denver. Si la película sigue fielmente el relato (extraordinario) del autor de ‘El último magnate’, sin duda nos hayamos ante un título de realismo mágico, que puede aportar un universo figurativo alejado de los urbanismos descorazonadores, de las miserias cotidianas del hombre contemporáneo, para adentrarse en un cambio de rumbo estimulante y que quizá ensanche la escritura de Fincher hacia horizontes nuevos e impredecibles.
Aunque, si finalmente se alza con el Oscar, o al menos (como si fuera menos…) obtiene un reconocimiento mayúsculo de la crítica y el público, con su nueva película, no hay duda de que, como le sucediera en el pasado después de algún hito en su carrera, los rumores sobre docenas de proyectos (a cada cual más absurdo) se disparen, haciendo difícil predecir las posibilidades de David Fincher de controlar su propio trabajo, o sus propias decisiones, que no siempre han sido acertadas. Y es que la fama, el nombre y el dinero, pesan mucho a la hora de reunir las condiciones óptima para que un proyecto culmine en una obra personal y sólida.
Pero ya le hemos visto levantarse de las cenizas de su primera película. Y aunque tras el éxito, merecidísimo, de su segunda película, cometió el error de acomodarse y permitir que su tercera realización estuviera demasiado condicionada por un actor estrella tendente a despojar de personalidad los proyectos en los que interviene, amén de perder en riesgo y tensión narrativa, tuvo los redaños de embarcarse en la adaptación de la novela de Chuck Palahniuk. Una decisión que pudo haberle costado gran parte de su prestigio y poder de elección, y para muchos nunca ha vuelto a gozar de su respeto, pero que se reveló como un acierto cuyos méritos sólo el tiempo sabrá poner en su justo lugar.
Y a la en todo momento interesante, aunque poco cabal, ‘Panic Room’, supo oponer, cuando su carrera parecía abocada a la repetición y la predecibilidad, la casi perfecta ‘Zodiac’. Por lo que podemos, al menos, confiar en su capacidad para retomar su carrera, aceptando sus propias limitaciones y aprendiendo de las equivocaciones. Ya ha explorado suficientemente los miedos de la sociedad actual, y ahora ojalá puede expander su talento a temáticas que enriquezcan su carrera, y le mantengan entre los grandes de su tiempo. No parece fácil, pero habrá que confiar en que vendrán más películas de calidad.
Concluimos así este análisis que desde blogdecine esperamos haya sido del agrado y del interes de todos los lectores. Por supuesto que, como no podía ser de otra manera, no a todos les habrá interesado o agradado de la misma forma. Pero sí que, consciente de las propias limitaciones y de que sobre gustos no hay nada escrito, este cinéfilo espera haber aportado algo a la comprensión de una carrera que, aunque dista mucho de ser sin mácula, posee el suficiente atractivo para dedicarle un análisis como este, y quizá, en un futuro, uno dedicado enteramente a ‘Se7en’ o ‘Zodiac’.
Muchas gracias a todos por su tiempo…
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