Hoy se estrena entre nosotros el musical 'La ciudad de la estrellas' ('La La Land', 2016), la película que está encandilando a casi todo el mundo. El trabajo del melómano Damien Chazelle las tiene todas consigo para arrasar en la próxima ceremonia de los Oscar tras haber hecho lo propio en la reciente entrega de los Globos de oro.
Al igual que 'Chicago' (íd., Rob Marshall, 2002) hace ya unos años, es probable que el musical vuelva a ponerse de moda, o tal vez sea un resurgir pasajero. Me inclino por esto último. El género actualmente no tiene el poder de llevar a la gente al cine en masa. En cualquier caso ha ido sobreviviendo a través de los años y las diferentes épocas. Aquí os dejamos una lista de 11 musicales imprescindibles, en orden cronológico. Pasad, cantad y bailad.
'La calle 42' ('42nd Street', Lloyd Bacon, 1933)
Ya sólo por el impresionante número musical final —sin duda, imitado por muchos y jamás superado— la película merece estar en la lista. Dirigida por Lloyd Bacon, los números musicales pertenecen al mítico Busby Berkeley, que a partir de ese año se metió a director. Realizada en un momento muy concreto de la historia del cine, con el sonoro haciendo estragos, fue aceptada al instante por el público que renegaba de los musicales, abriendo todo un camino al género.
'Sombrero de copa' ('Top Hat', Mark Sandrich, 1935)
De los musicales protagonizados por la pareja Fred Astaire/Ginger Rogers —la mejor que ha dado el género— ésta probablemente sea mi predilecta. Un bailarían estadounidense (Astaire) viaja a Londres donde conoce a una bailarina (Rogers) a la que intenta impresionar para terminar enamorándose de ella. Música del genial Irving Berlin con Max Steiner dirigiendo la orquesta, y un clásico incólume: 'Cheek to Cheek'.
'Yanqui Dandy' ('Yanquee Doodle Dandee', Michael Curtiz, 1942)
El Oscar que recibió James Cagney no fue por uno de sus personajes de gángster, los que le hicieron famoso y popular. Su dorada estatuilla la ganó por una interpretación que dejó a todos con la boca abierta, puesto que descubrió una de las facetas de Cagney menos conocidas: fue bailarín. Este biopic obtuvo un éxito tal que el actor abrió su propia productora. Todas las secuencias en las que el actor baila son impresionantes. Me gustaría saber qué pensaban Fred Astaire y Gene Kelly de este film.
'Cantando bajo la lluvia' ('Singin'in the Rain', Stanley Donen, Gene Kelly, 1952)
Se le suele tratar como la obra maestra del género. No es para menos. Un título mítico donde los haya, que además es una declaración de amor al séptimo arte. Por supuesto, el famoso tema que da título al film es la estrella —Kelly lo filmó en un profundo estado de fiebre, todo un profesional—, pero servidor siente especial predilección por el cameo de Cyd Charisse demostrando que sus piernas eran las mejores.
'Brigadoon' (íd., Vincente Minnelli, 1954)
El mejor musical de Minnelli, con Gene Kelly y Cyd Charisse de nuevo como pareja. La fantasía llena el relato. Dos estadounidenses viajan por Escocia y encuentran un pequeño pueblo que no está en el mapa. Allí se sentirán como nunca y uno de ellos evidentemente encuentra el amor, pero el pueblo desaparecerá y no volverá hasta dentro de cien años. Canciones inolvidables a cargo de Alan Jay Lerner, y que a un tal Andrew Lloyd Webber le debieron encantar lo suyo, dado el sospechoso parecido de uno de los temas centrales de 'The Phantom of the Opera'.
'West Side Story' (íd., Robert Wise, Jerome Robbins, 1961)
La inmortal historia de Romeo y Julieta de William Shakespeare convertida en un exitoso musical que arrasó en la noche de los Oscars. Qué mejor que la música para señalar la pasión amorosa de dos amantes condenados por el enfrentamiento de sus familias. Impresionante trabajo de coreografía a cargo de Robbins, de quien los productores tenían miedo al no tener experiencia dirigiendo cine. Inolvidable Natalie Wood y los temas 'Somewhere' y 'Maria'.
'La leyenda de la ciudad sin nombre' ('Paint Your Wagon', Joshua Logan, 1969)
De nuevo Alan Jay Lerner en la lista. Lee Marvin y Clint Eastwood cantando en un film que fue un estrepitoso fracaso, pero se convirtió en cinta de culto gracias a ese amigo/enemigo del arte: el tiempo. La búsqueda de oro de dos bribones que encuentran en Jean Seberg una curiosa historia de amor. Todos los números son antológicos, pero destaca con merecida fama 'Wand'rin' Star' interpretada por Marvin.
'El violinista en el tejado' ('Fiddler on the Roof', Norman Jewison, 1971)
El primer Oscar de John Williams, que hizo tanto la música original como adaptó piezas de la música hebrea y rusa. Predominan los solos de violín que permiten lucirse a uno de los grandes: Isaac Stern. Sin duda el 'If I Were a Rich Man' es el título estrella, pero siento especial debilidad por el 'Do you Love Me?' del vídeo. De lejos el mejor trabajo de Norman Jewison, quien nunca volvería a alcanzar semejantes cotas.
'Granujas a todo ritmo' ('The Blues Brothers', John Landis, 1980)
Uno de los grandes títulos de la década de los ochenta, al menos dentro del mainstream. Landis totalmente inspirado con dos actores, Dan Aykroid y John Belushi, que nunca estuvieron tan bien. Se deja ver entre todos los famosos que desfilan por el film —el cameo final de Steven Spielberg es particularmente gracioso— una recién famosa Carrie Fisher. El film está construido como una pieza de rock y blues, con un espectacular solo final traducido en la secuencia de destrozos de coches. La secuela es perfectamente olvidable.
'La tienda de los horrores' ('Little Shop of Horrors', Frank Oz, 1986)
Howard Ashman, que tiene un buen puñado de Oscars gracias a sus trabajos musicales para Disney, adaptó la popular película de Roger Corman. La voz de Yoda dirigió la adaptación cinematográfica, uno de esos remakes infinitamente superiores al original. Toda la banda sonora no tiene desperdicio, y servidor se lo pasa en grande con un desternillante Steve Martin en el número del dentista. Gracias al Blu-ray podemos ver la enorme diferencia entre el montaje comercial y el del director, mucho más sangriento.
'Trabajos de amor perdidos' ('Love's Labour's Lost', Kenneth Branagh, 2000)
Unir a William Shakespeare con la música de Irving Berlin, Cole Porter y George Gershwin es algo que sólo se le podría haber ocurrido a Kenneth Branagh, quien vuelve a dejar clara su superioridad a la hora de tratar al dramaturgo inglés. Toda una declaración de amor al cine, al teatro y cómo no, a la música. El film fue un fracaso tal, totalmente inmerecido, que tuvo a Branagh sin dirigir durante seis años. Damien Chazelle la plagia en un momento dado de su última laureada obra.
Como siempre, ni están todos los que son ni son todos los que están, pero para el resto ya estáis vosotros. Por favor, afinad.
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