No soy yo muy amiga de los realities tipo «gente en casas». Nunca he visto más que fragmentos sueltos de ‘Gran Hermano’, ‘Jersey Shore’ y derivados. Tampoco he visto ‘The Real World’, referencia mucho más directa al formato del que escribiré hoy, y me gusta que ‘Masterchef’ o ‘American Idol’ no me muestren la convivencia de los concursantes. ‘Survivor’ es una excepción en mi lista. En esa isla, el juego y la estrategia están por encima de todo y es todo un estudio sociológico y de dinámicas de grupo.
Es esa última característica la que ha hecho de ‘Terrace House’ un visionado más que interesante. Este reality se emitió en Japón durante varios años, y tras la octava temporada se cerró con una película. Netflix decidió resucitar el formato en coproducción con FujiTV, movió la localización a una moderna casa de Tokyo y puso a seis veinteañeros a convivir en ella.
Ya en los primeros minutos se palpa el contraste radical entre el ambiente de ‘Terrace House’ y el de otras casas de formatos similares. Contención, educación, calma. Conocemos a un grupo de chavales variado y de apariencia normal que poco a poco van acomodándose a sus nuevos compañeros y poniendo sobre la mesa los temas vitales que les preocupan.
El atractivo de lo ajeno
Lo que me ha resultado fascinante y me ha hecho devorar la primera temporada es el acercamiento a una cultura japonesa mucho más mundana, alejada de la extravagancia habitual de la televisión nipona. Vista con ojos occidentales –y sobre todo la mirada mediterránea tan de sangre caliente- puede llegar a resultar tremendamente frustrante la represión que domina la conexión entre los seis habitantes de la casa.
Todas las tensiones son resueltas de forma contenida, y con mucha consideración previa de los implicados. Cada palabra y gesto están medidos, y el nivel de intimidad es prácticamente nulo, al igual que el contacto físico y el cariño espontáneos. Hay un nivel de incomodidad constante flotando en el aire y el mundo de las citas avanza tan lento como frío. Casi cerebral.
Hay mucho que exprimir de la rutina, episodio a episodio. Se aprecian los imposibles horarios de trabajo que manejan, las presiones sociales que toman juego en ese universo laboral y estudiantil, el alcoholismo o los aspectos más conservadores y machistas de la sociedad japonesa. Los seis chicos y chicas tienen trabajos, estudios, familia y amigos que apenas vemos, pero las breves participaciones de sus vidas fuera de la casa son muy elocuentes por sí mismas. Y la comida. Muchos restaurantes y gastronomía japonesa para descubrir.
Jueces de los jueces
El programa también tiene una parte de análisis interno. Un variopinto y peculiar grupo de comentaristas interrumpen de vez en cuando el episodio para hacer apreciaciones sobre lo vivido en la casa (¡y tienen risas enlatadas!),y es otro aspecto del formato que sirve al estudio sociocultural del conjunto. Al margen de comentarios crueles y gracietas absurdas, es interesante analizar las diferentes actitudes entre ellos y la forma que tienen de percibir el comportamiento de los muchachos y muchachas, incluso aunque estén tan centrados en los amoríos (tan peculiares y exasperantes como en el mejor de los shôjo).
A pesar de que el montaje de los episodios quiera hacer hincapié en el aspecto romántico de las relaciones de la casa, y algunos de ellos incluso admitan que se apuntaron para encontrar pareja, es patente cómo no dejan de ser veinteañeros que tienen mucho que aclarar en sus vidas y 'Terrace House’ les parecía un oasis en el que valorar su presente y futuro. Si no, que se lo digan a Yuuki, el profesor de claqué que tiene una obsesión enfermiza con los objetivos y la ambición en la vida, que dice mucho. No hay testimoniales, lo que refuerza la sensación de naturalidad del conjunto.
Además de tener sus vidas fuera de la casa, los participantes pueden abandonar cuando gusten, y durante la temporada hay varias salidas y entradas que vienen muy bien para refrescar personalidades, relaciones y dinámicas. Sobre todo cuando entra un chaval japo-iraní que lleva muchos años viviendo en Hawaii.
De momento, la distribución internacional en Netflix tiene media temporada de 19 episodios. La segunda parte de la temporada acabará de emitirse en Japón a finales de septiembre, por lo que esperemos que para entonces esté disponible. No es un reality trepidante ni hay continuos conflictos o movidas desproporcionadas. Si queréis abrir una ventana a la sociedad japonesa y apreciar y aprender lo que nos hace diferentes, ‘Terrace House’ es altamente recomendable.
En ¡Vaya Tele! | Diccionario teléfilo: Glosario de términos del anime
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