¿Cuánto dinero pierden los estudios cinematográficos por cada persona que decide ver la película en cuestión pirateada o descargada de internet? ¿La entrada del cine? El valor depende de la ciudad en la que estemos. ¿A esto se incluye el precio de las palomitas y bebidas que compramos para ver la película? ¿El coste del transporte o del desplazamiento hasta el cine? ¿Cuántos euros cuesta eso? ¿Y si el mercado en el que se encuentra ahora la película es el del DVD, los estudios pierden aproximadamente 30 euros por la no compra? ¿Cómo valorarlo? ¿En qué y cómo basan esas estimaciones que tanto nos echan a la cara?
De acuerdo, esto es lo que nos indican ellos, lo que nos echan en cara. Pero demos la vuelta de tuerca al asunto, y seamos nosotros los que echemos en cara ciertas cosas a los estudios.
¿Qué pasa si en la publicidad de las películas, aquellas frases que sirven de enganche son falsas? ¿O llegado el caso se inventan o forman parte de un fraude pergeñado por los propios estudios con una promoción engañosa y fabricada para el lanzamiento de las mismas (no me meto con los trailers, que tienen de comer aparte)? En ese sentido, y guiados por esos enganches vamos al cine, y... nos sentimos defraudados y engañados convencidos de que nos están contando la verdad de la misma. Porque, es alucinante esas películas que se sacan las recomendaciones de revistas o periódicos americanos que conocen... ¿alguien los conoce?
Comento todo esto porque resulta que Sony tiene que pagar una multa, así lo ha considerado el juez, por fabricar frases o reviews de sus películas para atraer a la gente a ver sus películas. Y ahí es lo que le reprocho a los estudios: ¿quién me devuelve el dinero de la entrada, el coste del transporte, o el precio que tiene la cara de tonto que se le queda a uno cuando se da cuenta, siendo castizo, de que le han dado gato por liebre?
¿Ponen estos datos de lo que dejan de ganar los estudios en sus valoraciones? ¿Se darán cuenta de que lo que de verdad vale es el boca a boca? El público es soberano. Eso es lo realmente justo, aunque uno a veces no comparta los gustos de la gente.
Vía | Kottke