Ese hombre tan sonriente y casi difuminado —alegoría hacia su carrera como cineasta desde hace 15 años por lo menos— es John Landis, el director que nos dejó películas tan buenas como ‘Granujas a todo ritmo’ (‘The Blues Brothers’, 1980), ‘Un hombre lobo americano en Londres’ (‘An American Werewolf in London’, 1981) o ‘Cuando llega la noche’ (‘Into the Night’, 1985), y videoclips tan inolvidables como el de ‘Thriller’ de Michael Jackson. Ahora, tras una buena etapa en la que casi no oímos hablar de él, todo indica a que volverá al cine, y lo hará con un film de terror titulado ‘Burke and Hare’.
Protagonizada por Simon Pegg (¿no era de terror esto?), la película narra la historia de dos irlandeses que, en el Edimburgo del siglo XIX, se dedican a asesinar a gente para vender luego los cuerpos a la Universidad para su posterior disección. Me viene a la memoria el film de John Guilling —uno de los artesanos de la Hammer— ‘El demonio y la carne’ (‘The Flesh and the Fiends’, 1960), protagonizado por el gran Peter Cushing, en la que los personajes de Burke y Hare llevaban los indeseables rostros de George Rose y Donald Pleasence, respectivamente.
Landis lo tiene difícil para superar dicha película, a no ser que le añada humor al tema. Y es que en manos del director de ‘Entre pillos anda el juego’ (‘Trading Places’, 1983) todo tiene que tener sus dosis de humor.
Vía | Las horas perdidas
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