No se puede decir que la carrera de los directores y actores de 'El proyecto de la bruja de Blair' haya sido rutilante después de aquel éxito. Sí, Joshua Leonard ha conseguido vivir del cine, incluso dirigiendo sus propias películas, pero Heather Donahue acabó cambiándose el nombre (ahora se hace llamar Rei Hance) después de ocho años deseando morir mientras conducía por carreteras secundarias de Estados Unidos y Michael C. Williams se dedica a ser consejero en institutos. Ahora, los tres se han unido contra el trato que se les ha dado en el anunciado reboot de la película que les lanzó a la fama.
El terror llama a su puerta
Después de que en las notas de prensa del reboot de 'El proyecto de la bruja de Blair' se estén usando sus caras y sus nombres (que, al fin y al cabo, eran los de sus personajes) sin ningún tipo de control ni permiso, los tres se han lanzado a Facebook, de entre todas las redes posibles, para indicar tres peticiones a Lionsgate, que van desde las racionales hasta las algo delirantes.
En el documento, apoyado por los directores Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, Leonard, Hance y Williams exigen, primero, pagos residuales retroactivos y futuros, equivalentes a la suma que habrían recibido a través del sindicato SAG-AFTRA si hubieran tenido sindicato o representación legal cuando la película se hizo. Y es que los tres actores recibieron un total de 300.000 dólares una vez, y nunca más se supo. De hecho, el estudio, Artisan, llegó a insinuar que ellos les debían dinero por los costes publicitarios.
El segundo punto pide que les consulten de manera significativa "cualquier futuro reboot, secuela, precuela, juguete, juego, atracción o escape room" en la que puedan aparecer sus nombres o sus caras. Además, aprovechan para recordar que ninguno de los reboots o secuelas de la película han sido un éxito, achacándolo a la falta de ideas creativas del equipo original (o sea, ellos).
Como personas que crearon la Bruja de Blair y han escuchado lo que los fans aman y desean desde hace 25 años, ¡somos vuestra mejor y más infrautilizada arma secreta!
El tercer punto es bonito, pero también el que Lionsgate probablemente va a hacer como que no ha leído: el "Blair Witch grant". O sea, dar 60.000 dólares, o sea, el presupuesto de la película original, cada año a un director de terror desconocido para ayudarle a hacer su primera película. Y la idea es que Lionsgate no tenga derechos sobre la película que salga después. No creo ni que se vuelva a hablar de ello, francamente.
De momento, el estudio no ha dicho nada al respecto, y, a no ser que la cosa explote, es probable que intente arreglarlo con tres cheques más o menos sustanciales a cambio de que les dejen hacer el reboot en paz. Ha empezado accidentado, desde luego.
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