Los trabajadores de RTVE están en huelga, y parece que va para rato. La reforma de la radio y televisión públicas tiene la culpa, aparte del envejecimiento y el "apalancamiento" de muchos de sus directivos, que ven como sus nóminas blindadas crecen y crecen sin parar mientras la cadena tiene que hacer malabares, en forma de contrataciones temporales, para poder llegar a un presupuesto no demasiado negativo a fin de año.
Mañana Martes es el día en que los sindicatos han convocado la huelga, precisamente cuando hay un partido de máxima audiencia (Barcelona - Benfica) en la parrilla. Pero les ha salido el tiro por la culata, porque los dirigentes del ente han decidido que el partido entra dentro de los servicios mínimos. Mañana solo se emitirán en directo los informativos y el susodicho partido, en los que participarán sólo un 12% de trabajadores. El resto de la parrilla será adaptada a las circunstancias, con programas que ya han sido grabados, o con reposiciones o con series a las que no les toca aparecer un miércoles.
La verdad es que lo de nuestra cadena pública es un problema realmente complejo al que el Gobierno debe meterle mano, aunque sea tremendamente complejo hacerlo. Los trabajadores del ente público se merecen un respeto y trabajar, aunque solo sea eso. Y sino, que se hubiera gestionado mejor la televisión en el pasado.
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