A finales del pasado mes de junio, y con la tentación de descorchar una botella de cava para celebrarlo, os contábamos que, después de una larga espera, el IVA del 21% que el Partido Popular aplicó sobre el cine en el año 2012 se vería finalmente reducido hasta un nada desdeñable 10%.
No obstante, al final del texto en el que informaba sobre las nuevas buenas para la cultura española, dejaba patente mi escepticismo ante los efectos prácticos para el consumidor de esta bajada de impuestos. Hoy, el Instituto Nacional de Estadística ha confirmado lo que muchos sospechábamos: la inmensa mayoría de nuestras las salas de cine no sólo no han bajado los precios de sus entradas, sino que han aprovechado la maniobra para enriquecer sus arcas.
Según el análisis realizado por El Confidencial a partir de los datos recogidos por el INE, ante la bajada del IVA, la mayoría de exhibidores han optado por mantener o, en algunos casos, aumentar el precio de las entradas, habiendo experimentado estas una subida de un 8,8% a impuestos constantes —esto es, excluyendo el efecto del IVA—.
Este incremento en los precios de las entradas de cine, pese a ser la mayor registrada en la historia del INE, no ha tenido prácticamente impacto sobre el bolsillo del consumidor; lo cual no significa que los exhibidores no se hayan beneficiado de ella. Según estimaciones calculadas por El Confidencial, las salas de cine se estarían embolsando la bajada de impuestos, quedándose con algo más de la mitad de del IVA recaudado por las arcas del estado.
La conclusión puede resumirse de forma bastante cara: mientras muchos seguiremos pagando los 9 —o más— euros de rigor por una entrada en día festivo, los exhibidores se llevarán al bolsillo la nada desdeñable cantidad de más de 50 millones de euros anuales en lo que podría catalogarse como una suerte de subvención indirecta.
Vía | El Confidencial
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