Han Solo' está en nuestros cines para hacernos compañía pero Star Wars nunca nos ha dejado en paz. Tampoco se lo vamos a pedir, ni la compañía del ratón va a dejar que nos olvidemos de las tribulaciones de esa galaxia tan lejana. Pero como estrenar una película al mes es demasiado... siempre nos quedan los cómics que ahora Marvel está publicando.
La historia ya os la sabéis pero os refresco la memoria: cómics de Star Wars ha habido casi siempre. Una buena parte de lo que en su día fue el Universo Expandido se basó en la producción de cómics, lo que mantuvo a la franquicia de cierta actualidad hasta que George Lucas volvió a los cines con 'Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma'.
Más tarde, en 2012, George Lucas vendió la franquicia a Disney, que sustituyó la normativa más bien laxa del Universo Expandido (degradado a un conjunto de Leyendas) por la aproximación de una multinacional con planes a largo plazo; es decir, un control más férreo de las historias. Y eso incluyó a los cómics: en 2015, la nueva línea de Star Wars en Marvel dio comienzo.
Hoy, tres años después, se publican nada más y nada menos que cuatro series regulares. Una de las cuales (ya lo veréis) supone un hito a muchos niveles, y se han publicado más de una veintena de series limitadas y especiales. ¿Y cómo le está funcionando a Marvel?
Una mirada a las historias de Star Wars en Marvel
La sensación, cuando se coge un cómic actual del Star Wars marvelita, es que se está observando la pequeña parte de un plano inmensamente detallado y delineado por comité. No es muy molesto, porque cualquiera que haya seguido las historias de superhéroes, sobre todo a partir de los 80, sabe intuir la coordinación editorial, pero deja un poso incómodo.
No nos engañemos: las colecciones de Marvel en los 70 y 80 y las de Dark Horse hasta el 2014, tienen más historias mediocres, cuando no directamente malas, que buenas. En cuanto a calidad, poca queja se puede tener hoy con Marvel porque el nivel medio es superior.
Pero. Ay, los peros. Hay cierta sensación de sorpresa que se pierde, de imprevisibilidad. En Dark Horse tenían algunas líneas rojas, así que tiraron por contar las guerras de jedis y siths miles de años antes del Episodio IV. O historias alternativas de Star Wars. O añadieron una profundidad inusitada a las Guerras Clon, enmendando al mismísimo George Lucas...
Marvel se ciñe a marear la perdiz, salvo en casos puntuales, alrededor de las películas y de personajes que cualquiera entre los cinco y los noventa años de edad podría reconocer en una pegatina.
Casi siempre va a lo seguro: de las cuatro series regulares que hay en la actualidad, dos están protagonizadas por personajes de la trilogía clásica (Darth Vader y 'Star Wars' por Han, Luke y Leia), otro por el piloto favorito de los fans (Poe Dameron) y la última por la Doctora Aphra, una rareza que se ha ganado su sitio en el canon. Temáticamente, tres se ambientan alrededor de los episodios III a V, y solo Poe se atreve con una ambientación paralela a los episodios actuales. Las miniseries y especiales tampoco acostumbran a salir de esa horquilla temporal.
¿Te das cuenta? Todo está reciclado y puedes apostar que la siguiente mini serie o especial no versará, digamos, sobre la guardia roja del emperador y su estricto código (como 'Imperio Carmesí') sino sobre algún personaje de los filmes o de la serie de animación 'Star Wars: Rebels'. Es como si esa galaxia se hubiera contraído de repente y, si me preguntas, es una tragedia que haya un número un especial sobre el pamplinero DJ de Benicio del Toro y no sobre las monjas en la isla de Luke.
Sé lo que estás pensando. Es injusto comparar veintitrés años de producción en Dark Horse frente a los tres que lleva Marvel. Pero en ese trienio, la compañía del ratón ha publicado más de doscientos títulos. Los del caballo necesitaron casi nueve años para alcanzar esa cifra... y con muchísima más variedad, cualitativa y artística, cierto, pero variedad al fin y al cabo.
Cómo están siendo las ventas
En cuanto a ventas, los cómics de Star Wars no se pueden quejar. Tampoco es que vayan a lanzar las campanas al vuelo más allá de eventos puntuales, como el número de lanzamiento de la serie 'Star Wars', que vendió más de un millón de ejemplares, o especiales como 'Vader caído', que rozó los cuatrocientos mil.
Los números 1 alcanzan cifras de seis dígitos con facilidad. Así, no es raro que una nueva miniserie o número especial supere de inicio los cien mil ejemplares vendidos.
Por otro lado, las ventas de las series regulares se han estabilizado. 'Star Wars' y 'Darth Vader’ (que ha cambiado de cabecera a 'Star Wars Darth Vader') se contentan con algo más de cincuenta mil ejemplares, mientras que 'Poe Dameron' vende en torno a los veintitantos mil y 'Doctora Aphra' algo más de treinta mil.
Las cuentas salen, pero las series acusan un desgaste que ha ido retirando capas y capas de fans hasta quedarse con un núcleo muy fiel. 'Star Wars' es la peor parada, de ese ficticio millón inicial (fruto de la especulación y la expectación, sin duda) y unas ventas regulares en su primer año de más de cien mil cómics, hasta hoy, que ha sangrado lectores hasta quedarse en la mitad.
Si aún no hay ninguna cabeza de ejecutivo en la picota es porque en el cómputo final, las ventas suelen ser superiores a las de Dark Horse y, dado que el mercado de cómics se ha contraído a lo largo de décadas, las cifras son propias de títulos más o menos exitosos (en las posiciones medias del Top 50 EEUU) y dignas de continuar. De caer, la más probable sería la cabecera de Poe Dameron.
¿Merecen la pena los cómics de Marvel?
Pero hablemos ya por fin de tebeos. ¿Merecen la pena?, me preguntas con la vista en la estantería, la mano en la cartera, la media vuelta y danza zabrak.
La colección principal, 'Star Wars', es para amantes del núcleo irradiador de la trilogía clásica. Su mayor inconveniente es que ninguna aventura puede ser tan definitoria ni épica como las de los episodios clásicos, sabes que nadie morirá y que sólo se harán algo de pupa.
No debe ser fácil para Jason Aaron, guionista, dar con la forma de aunar innovación mientras mantiene el status quo, pero de momento sigue al frente. Su mejor baza es el carisma de los personajes y que clava su personalidad, porque se leen como los que vimos en pantalla.
También lo parecen: los dibujantes que han pasado por aquí han clavado la expresividad de los actores. Memorable (como casi todo lo que hace) es la aportación inicial de John Cassaday, pero el resto de artistas, como Stuart Immonen, Simone Bianchi o Leinil Francis Yu no se quedan atrás.
'Darth Vader’ es la más consistente de todas. La primera etapa, narrada por Kieron Gillen, empieza tras el Episodio IV y narra cómo Anakin recupera su estatus antes de 'Star Wars: Episodio V - El Imperio contraataca'. Si alguna vez has sentido la angustia de fastidiar un Excel importante en tu empresa, vas a flipar con la que te puede caer si tu cagada es la destrucción de una súper arma propiedad de tu imperio.
El mayor logro de este Darth Vader es que Gillen no busca humanizarlo para que te caiga bien. Sigue siendo de los malos, pero su jefe es aún peor y quiere putearle y reemplazarle, no necesariamente en ese orden. Sustituye el sable láser por un boli rojo y no difiere de las tribulaciones de un currito.
Excepto por la portentosa acción. En su primera etapa, con Gillen a los guiones, Salvador Larroca hace un trabajo excepcional con refriegas espaciales y peleas que no necesitan 3D para saltarte de la página. ¿Abusa de las referencias fotográficas? Puede. ¿Importa con un Vader imponente que llena cada viñeta? En absoluto.
La segunda etapa, con Charles Soule a los guiones baja un poco el listón. Y es que Soule prefiere contar cómo Vader llegó a ser el tipo más intimidante después de Jar Jar Binks, iniciando la historia justo después del infame "NOOOOO" del Episodio III.
Lo que se pierde en guión también se pierde con el dibujo. Giuseppe Camuncoli, a quienes los fans de Spider-Man ya teníamos calado, llena el hueco dejado por Larroca con una narrativa que a veces no funciona tan bien, aunque su apuesta por un Vader más agil y dinámico (menos parecido, ejem, a un culturista metido en un traje negro) sea su mejor aportación al personaje.
Respecto a 'Poe Dameron', es la más floja de la lista y con diferencia. No ayuda que el personaje, después de 'Los últimos jedi' de Ryan Johnson, haya quedado como un temerario patán, ni que Soule no esté muy inspirado: el primer arco argumental incluye la enésima fuga de una cárcel supuestamente inexpugnable.
En el apartado gráfico tampoco levanta mucho el vuelo. Phil Noto y Ángel Unzueta se turnan en el tablero de dibujo, pero a ambos se les ve más cómodos dibujando naves y alienígenas que caras humanas, sobre todo los rasgos de Óscar Isaac o de cualquier personaje visto en películas.
Dejo para el final una revolucionaria incorporación al canon de Star Wars. Hablo, cómo no, de 'Doctora Aphra', una suerte de Indiana Jones con brújula moral defectuosa, que consiguió sobrevivir a una relación laboral con Vader (en la cabecera de éste, donde se dio a conocer) y que vive aventuras junto a la versión homicida de C-3PO y R2-D2.
Y digo revolucionaria porque, aparte de ofrecer algo de grises en un esquema moral bastante rígido, supone un hito en cuanto a representación LGTB en Star Wars: ya ha habido, en las novelas, personajes homosexuales, y las películas han preferido tratar el tema con justificaciones fuera de la pantalla.
Con Aphra, su guionista Kieron Gillen sugiere la bisexualidad del personaje gracias a cierta química con Luke Skywalker y un pasado en común con Sana, la exmujer de Han Solo (larga pero intrascendente historia), explicitado a través de diálogos. Más recientemente, se la ha visto besando a otra mujer. No hace falta que subraye, aún más, la importancia de esta representación en una de las franquicias más lucrativas del planeta, ¿verdad?
Además, que Aphra haya conseguido su estatus de favorita de las fans mejora las historias en las que participa: como vive entre las grietas de los episodios cuarto y quinto, no sabes si desaparecerá o morirá. En una línea editorial en la que sabes que ninguno de los personajes protagonistas sufrirá un cambio importante, es lógico que se convierta en moneda de cambio de los guionistas para añadir tensión.
Respecto a los especiales que hemos podido ver en España, van desde lo excelente ('Leia') a lo divertido (como 'Lando' o 'Chewbacca') pasando por lo insulso, como la dedicada a Anakin y Obi Wan. En general, es difícil equivocarse pero, como he dicho antes, muchas de las historias son colecciones de anécdotas o notas al pie relativamente inocuas.
Nada es para siempre, ni siquiera Star Wars
Lo que quizá deberíamos preguntarnos es cuánto va a aguantar esto así. Los cómics llevan jugando a esto de la continuidad ilusoria durante décadas, pero siempre se han permitido contar grandes historias.
Luego ha habido un botón de reinicio o una mirada distraída y una pregunta inocente (¿cómo, que Logan se ha vuelto salvaje porque le han quitado el adamantium?, no me consta), lo justo para que el siguiente equipo creativo pueda jugar con los muñecos, incluso romperlos de vez en cuando, sin temer mayores problemas.
Al final, quién lo iba a decir, las películas están lastrando demasiado el devenir de su contrapartida en cómic. Y eso es más peligroso para el universo de Lucas que cualquier Estrella de la Muerte. ¿Hacéis o tenéis pensado empezar alguna de las colecciones? ¿Habéis llegado a abandonar alguna? Y lo que es más importante, ¿no créeis que esta vertiente debería empezar a volar libre otra vez?
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