Con un presupuesto de poco más de 15 millones de dólares, Sam Raimi entraba a lo grande en los estudios tras un par de clásicos de cine de terror. Y en el fondo, lo que estaba haciendo el director de las futuras versiones favoritas de 'Spider-Man', era rendir cuentas y saldar deudas con el cine de terror clásico de esa Universal Pictures que lo recibió con los brazos abiertos. Era la hora de presentar al nuevo monstruo clásico de la compañía. Era la hora de 'Darkman'.
El hombre de las mil caras
Mucho antes de que solo existieran películas de superhéroes, los estudios, en ocasiones, apostaban por relatos de misterio que podían adaptar a personajes pulp ('La sombra', 'The Phantom') o reinventar ese espíritu dorado con nuevos personajes originales. Cinco guionistas (dos parejas de hermanos entre ellos) hicieron falta para crear el guión de la historia de Sam Raimi sobre un científico que ha encontrado la fórmula para la fabricación de piel humana sintética y es víctima de una banda criminal.
Con una flamante calificación R bajo el brazo, 'Darkman' salió de la nada para colarse en el primer puesto de la taquilla el 24 de agosto de 1990, conquistando de paso a buena parte de la crítica. Su éxito generaría cómics, figuras de acción, videojuegos, un piloto televisivo nuca emitido y un par de secuelas muy divertidas y directas al video sin ninguna de las estrellas, pero tan cafres que hay verlas para creerlas. Algunas perlas de esas secuelas son el Darktrenecito subterráneo que le lleva a cámara rápida por el subsuelo o la rata teledirigida que no sirve para NADA. En la tercera entrega, el bueno de Darkman utiliza sus dotes camaleónicas para enderezar matrimonios en problemas. Ya es un superhéroe con todas las letras.
Protagonizada por los entonces desconocidos Liam Neeson, Frances McDormand y el desaparecido Larry Drake, la primera película de estudio de Raimi marcaría su trayectoria hacia el éxito mundial que estaría por venir, sin obviar algún importante traspiés creativo y alguna joya a redescubrir inmediatamente, como la brillante 'Un plan sencillo'. En 1990, el cineasta de 30 años todavía era conocido por hacer películas de terror de serie b con amigos como Bruce Campbell.
Tras el éxito brutal de Warner con 'Batman' el verano anterior, Universal apostó por 'Darkman', la historia de un honrado científico que queda horriblemente desfigurado cuando unos criminales destruyen su laboratorio. Con mayor fuerza (y ataques de ira explosiva) como resultado del trauma, Darkman usa la piel sintética que ha creado para disfrazarse y tratar de reconquistar el amor de Julie Hastings (McDormand) mientras busca venganza por su destrozada existencia. Aunque las cifras estén en extremos totalmente opuestos (la película de Burton costó más del doble que la de Raimi y el personaje ya era parte de la cultura pop), la comparación se antojaba necesaria.
'Darkman' fue un trabajo pasional para Raimi, que intentaba llevar a la gran pantalla al personaje de 'La sombra', algo que no pudo ser porque en ese momento Robert Zemeckis andaba detrás de un proyecto que acabaría en manos de Russell Mulcahy. A partir de ese sueño imposible, el director creó su propio superhéroe tomando aspectos de otros personajes, creando así a su 'Darkman'.
El añorado Bill Paxton estaban en la lista de candidatos principales para el papel principal, pero Liam Neeson le robó la oportunidad gracias a su presencia poderosa y al despliegue emocional que desprenden esos ojos atormentados que todavía hoy siguen funcionando como el primer día. Para el papel femenino McDormand y Kelly Lynch llegaron a la final, aunque la primera tenía una clara ventaja: compartía casa en Los Ángeles con Raimi y y Joel y Ethan Coen. Julia Roberts estuvo a punto de lograr el papel, pero su reciente ruptura con el propio Neeson hizo imposible que la cosa pudiera seguir adelante con ella a bordo.
El protagonista de las dos 'Evil Dead' de Raimi, su buen amigo Bruce Campbell, se tomó con humor no poder encabezar el reparto de esta gran producción. Su trayectoria no parecía ser suficiente para Universal. Neeson, que en aquel momento había hecho algún que otro proyecto con relevancia internacional, fue el elegido. Eso sí, el último rostro entre la multitud de 'Darkman' es el suyo, así que de alguna manera todos salieron ganando con la película. Sobre todo Campbell, que en una mala racha tras su divorcio trabajó en el diseño de sonido de la película.
Larry Drake, que había pasado años en 'La ley de Los Ángeles' interpretando al noble Benny Stulwicz, pasaba a interpretar a un personaje malo y despiadado. Y Durant fue un éxito, un villano antológico que por momentos robaba la función.
Los hermanos Coen no tienen ningún tipo de crédito en la película, pero fueron fundamentales desde el principio en la construcción de la estructura. La idea fue de Raimi, y Joel y Ethan lo convencieron de que siguiera adelante con esa historia.
El rodaje de 'Darkman' fue agotador, sobre todo para Neeson. Mucho tiempo en la silla de maquillaje, entre tres y cinco horas, mientras se estaba preparando para interpretar a un boxeador en la película británica 'El gran hombre'. Raimi había sido criticado por sus personajes femeninos anteriores, y con el personaje de Julie quería demostrar que podía escribir un personaje femenino fuerte. Es quizás el eslabón más débil de la cadena, puesto que al final el personaje de McDormand no deja de ser otra damisela en apuros.
Aún quedaban dos piezas importantes por encajar en este puzzle. El debut en el cine "de verdad" de Bill Pope, director de fotografía de muchas de tus películas favoritas, de 'Matrix' a 'Alita: Ángel de combate', pasando por buena parte del cine de Edgar Wright, era la primera. La otra era la banda sonora, que correría a cargo de Danny Elfman, que venía de encarrilar 'Batman', 'Razas de noche' y 'Dick Tracy'. El compositor, fan de las posesiones infernales, estaba encantado de aportar sus ideas para engrandecer una película que solo podía ser un éxito.
Sin tecnología de previsualización ni trabajo por ordenador para ayudar a determinar si un plano podría funcionar, el departamento artístico de la película, a cargo de Phil Dagort y Julie Kaye Fanton, se armó de valor y fabricó una viga de acero de tres pisos en el hangar de un avión. En días de poca supervisión de seguridad, todos el mundo caminaba sobre el acero como auténticos trabajadores. Colin Friels, que interpretó a uno de los villanos, se cayó en medio de una escena de acción y se rompió el fémur. Fue al hospital, tomó algunos analgésicos y regresó esa tarde para terminar la escena. Ese era el espíritu de la película.
El penúltimo de los problemas llegó con el colapso del editor, David Stiven, que abandonó el trabajo al no ver claro lo que se traían entre manos. Mientras Raimi y compañía se traían entre manos un clásico del fantástico, Stiven veía en Darkman un drama romántico. Así que Bud S. Smith, editor de confianza de William Friedkin, se apuntó a la aventura.
El círculo se cerró cuando, tras muchas peleas por el corte final, la duración de la película y su edición, el productor Rob Tapert revela que pocas horas antes de entregar el corte final Raimi, Bob Murawski y él mismo manipularon el montaje durante 48 horas de trabajo extenuante, recuperando cosas que creían importantes y añadiendo nueve minutos. Lo hicieron y no se lo dijeron a nadie.
Cuando Universal se enteró, estaban indignados, pero no podían hacer nada: los negativos ya se habían impreso y las proyecciones de prensa estaban a punto de comenzar.
'Darkman se estrenó en agosto de 1990 tras una memorable campaña de marketing con el lema "¿Quién es Darkman?" Las críticas fueron en general positivas y recaudó algo más de 48 millones de dólares, exactamente el triple de lo que había costado. La carrera de Raimi cambiaría para siempre y muchos de nosotros seguimos disfrutando de una película que, como 'Robocop', era mucho más que una película de superhéroes: era una superpelícula de héroes.
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