El de Sitges es un festival entrañable, cuyas cifras de asistencia han variado mucho con los años. Ha habido ediciones absolutamente repletas de público y otras en que los periodistas acreditados superaban por tres a uno a los espectadores. Debe resultar difícil hacer previsiones y preparar los medios de transporte adecuados. Aunque todo eso, por supuesto, no es excusa.
Un lector nos ha hecho llegar su testimonio, que reproducimos a continuación. Sobretodo no se pierdan el las imágenes de la aglomeración en el autobús nocturno de vuelta a Barcelona.
Hola, soy de Barcelona y casi cada día he ido al Festival de Sitges utilizando el transporte público (no tengo coche).
En el programa del festival la organización asegura que existe un autobús de refuerzo en cada una de las salidas del autobús nocturno.
Los dos amigos que vienen conmigo al festival, muchas personas más (tranquilamente 40), y yo mismo, hemos comprobado que esto no es cierto: a la hora indicada aparece un sólo autobús. Si hay sitio subes; sino, a esperar una hora hasta el siguiente... y esperar poder subir a ése.
Indignados por ello, al día siguiente nos fuimos a quejar a la organización y pedir la hoja de reclamaciones. Primero nos dijeron que no tenían hoja de reclamaciones, después nos dieron un folio en blanco en el que habían impreso "HOJA DE RECLAMACIONES/FULL DE RECLAMACIONS" que nos negamos a rellenar. A base de insistir conseguimos hablar con el Sr. Sergi Orobitg, el Jefe de Logística y Relaciones públicas del festival que, muy educadamente, nos dijo que no tenían hojas de reclamaciones y que no se hacía cargo para nada de nuestro problema, que el festival tenía un autobús propio, pero era para uso exclusivo de los invitados. Como no podíamos conseguir nada más, nos fuimos, no sin antes advertirle que volveríamos al día siguiente a buscar las hojas de reclamaciones.
Al día siguiente volvimos. El Sr. Sergi Orobitg nos ve, y antes de que podamos decir esta boca es mía desaparece. No hay hojas de reclamaciones. Llamamos a la policía local de Sitges indicando el problema: queremos ejercer nuestro derecho a reclamación y se nos está impidiendo, así que solicitamos la presencia de una patrulla para obligar a la organización. La patrulla se presenta y exige las hojas de reclamaciones. No hay. Alguien de la organización aparece y dice que están llamando al subdirector, el Sr. Mike Hostench. (Asumimos que el Sr. Sergi Orobitg debe estar muy ocupado con la logística y por eso no puede hacer de relaciones públicas y debe venir, entonces, el subdirector).
Llega el subdirector. Le explicamos el problema. Con un tono desafortunado por su parte dice que no están obligados a tener hojas de reclamaciones, que en Andalucia sí es obligatorio, en Cataluña no. Le saco una copia impresa del "Decreto 70/2003, de 4 de marzo, por el que se regulan las hojas de reclamación/denuncia en los establecimientos comerciales y en la actividad de prestación de servicios." publicado en el DOGC 3853/2003, de 28 marzo 2003 (Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya)... Vaya, pues va a ser que en Catalunya también son obligatorias las hojas de reclamación. Entonces su argumento cambia a que el festival no está obligado a tenerlas. Continúa una discusión absurda.
Llega el Sr. Àngel Sala, director del festival (y ahora ya no podemos subir más alto). Le explicamos el problema. Sigue sin haber hojas de reclamaciones. La policía interviene y llegamos a este acuerdo: el festival nos da la hoja de reclamaciones de antes (el folio en blanco con "HOJA DE RECLAMACIONES/FULL DE RECLAMACIONS"), pero le pone el sello del festival y el Sr. Àngel Sala, la firma y pone su DNI. A su vez la policía cogerá los datos del Sr. Àngel Sala y levantará un informe interno que servirá de prueba.
Rellenamos la hoja de reclamaciones no oficial en presencia de la Sra. Caroline Meyden, gerente del festival. Nosotros nos quedamos el original, la Sra. Caroline Meyden una copia para el festival, y los agentes de policía otra copia para adjuntar a su informe.
¿Por qué explicar esto aquí? Para que se sepa que el festival no se preocupa del público, para que se sepa que el festival incumple la ley de las hojas de reclamación, para que sepa que el festival no atiende de buenas a primeras las quejas del público.
Un lector