‘La dalia negra’, demencial, desvergonzado… De Palma

‘La dalia negra’, demencial, desvergonzado… De Palma
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A Brian De Palma siempre le ha interesado más el despliegue formal cinéfilo que la historia que cuenta. En él es habitual ignorar en cierto modo el guión y preocuparse poco de si resulta comprensible, si fluye bien o si no funciona en absoluto. ‘La Dalia Negra’ no es una excepción. Nos encontramos ante una película bien rodada, con una ambientación de cine negro muy lograda, y que resulta agradable de ver, pero que es demencial en cuanto a su historia y desvergonzada en la forma en la que se narra. Todo esto, que suena a crítica negativa, en realidad son los mismos argumentos que daría un fan De Brian de Palma para defenderla. Pues, junto con un alarde estético que pocos pueden alcanzar, en general son esas salidas de tono, esos “me-da-igual” o “en-tu-cara” que suelta el director con sus escenas lo que hace que se le aprecie como autor.

Lo que más introduce esta película en el género negro son esos diálogos tan cuidadosamente escritos, que probablemente son de lo poco que el director ha respetado de la novela original en la que se basa: el homónimo de James Ellroy, autor que ha dado pie a infinidad de adaptaciones cinematográficas, entre ellas ‘L. A. Confidential’ o ‘Stay Clean’ (adaptación de ‘Killer on the Road’), y que probablemente es mucho más clásico que De Palma.

Como casi cualquier adaptación hecha con poco esfuerzo, la película está inundada por ina voz en off. En este caso se trata de la del protagonista, Dwight "Bucky" Bleichert. De forma intencionada o no por el director, este empleo de la voz en off constante aviva la sensación de film noir de la cinta. Para rematar esta opción estética, De Palma no siente ninguna vergüenza a la hora de utilizar estrategias televisivas o de la serie B, como son la repetición de palabras que ya se han dicho, pero que suponen una clave para el protagonista en su afán de desvelar un enrevesado misterio o las escenas reiteradas para tratar de aclarar, cosa a esas alturas ya imposible, la trama.

Lo que ocurre debido a todas estas opciones estéticas es que resulta muy difícil entrar en la historia, no ya por lo poco clara que resulta, sino porque se trasluce una sensación de frialdad, de ser ajenos a ella, que el director contagia a los espectadores y por la cual estás viendo la película desde fuera, sin poder sentir nada, sino simplemente observar las decisiones de realización de De Palma.

Aunque podría comentarse cualquier escena para sacar las mismas conclusiones, quiero quedarme en concreto con la de un asesinato (no os digo de quién) mostrado a través de sombras y siluetas. Esta secuencia excesiva, imposible, artificial a más no poder, es la que define la actitud de De Palma ante la película.

Las localizaciones se han ubicado en países del este de Europa, donde se encontraban esas fábricas y esos almacenes que tan acertadamente encajan en la atmósfera. La fotografía, en general es muy bonita, pero como otra marca e la casa, De Palma emplea los “glows”, o brillos difuminados de los elementos blancos, sin pudor. Entre los alardes visuales está el elaborado movimiento de grúa que describe con muchos matices un espacio donde ocurre un doble asesinato. Eso sí, estamos lejos de los 13 virtuosos minutos — con sus trampillas — del plano-secuencia que abría ‘Snake Eyes’.

El guión está lleno de aspectos absurdos y de detalles que parecerían indicar algo, como por ejemplo que mientras está presente el personaje de Scarlett Johansson no sale el de Hilary Swank y viceversa, pero que luego no llevan a nada. Un final de nuevo descabellado, con más giros que una carretera de montaña, remata ya la sensación de haber visto algo demencial.

Los personajes también son desaforados, desatados… De Palma. La madre del personaje de Hilary Swank, por ejemplo, tiene sus momentos de revelaciones increíbles con una exageración que ni las divas de Hollywood más hiperdramáticas llegaban a rozar jamás.

Josh Hartnett está correcto, lo cual en él ya es decir mucho. Lo vimos hace unos meses en ‘El caso Slevin’, film mucho mejor que éste. Aunque nunca ha sido un actor muy admirable, parece que va mejorando. De Scarlett Johansson, aunque no me resulte tan guapa como a Teresa, ni siquiera tanto como se suele decir, tengo que admitir que es una genial actriz. Tanto en este papel de femme fatale, como en el de friqui de ‘Scoop’, Woody Allen, la joven actriz demuestra unas dotes interpretativas increíbles. Por supuesto, Hilary Swank está de maravilla, pero ¿acaso no lo ha estado siempre? Aaron Eckhart, ese actor que me dejó de piedra por su despliegue en ‘Gracias por fumar’, está también muy adecuado.

De nuevo De Palma trata el tema del lesbianismo, como en ‘Femme Fatale, película que era aún mucho más depravada y degenerada que ésta. Sus films digamos más dirigidos a un público genérico, como ‘Los intocables de Elliot Ness’ o ‘Atrapado por su pasado’ (‘Carlito’s Way’), son lo que yo acepto con más comodidad. Aunque puedo apreciar algunos detalles un tanto sórdidos de otras de sus películas, en general se me presentan demasiado abstraídas y ensimismadas y esa afición por pasarse el guión por algún sitio que no es por delante de los ojos para leerlo, no suele ser de mi agrado.

Aquí se puede ver el trailer.

Se puede leer aquí cómo fue acogida esta película en Venecia.

Más sobre la película y el director en Blogdecine.

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