El extraño Gus Van Sant es uno de esos grandes hombres de cine dispuestos a no enconsertarse bajo ningún concepto, y de sorprender incluso a los propios acérrimos seguidores. Ahora que parecía dispuesto a llegar más lejos que nadie en su incansable bombardeo de las convenciones narrativas de su país, regresa, en apariencia nada más, a un cine más accesible, si bien minado con inteligentes y sutiles cargas de profundidad que lo alejan de cualquier clasificación facilona.
Pese a todo, su nominación al Oscar como mejor película, entre otras nominaciones (competición a la que ha acudido con la etiqueta de perdedora de relleno, aunque posiblemente sea la más sólida y brillante de las cinco), quizá le haya dado mayor presencia mediática de la que habría tenido en caso contrario, y quizá algunos hayan pensado que Van Sant se ha entregado al mainstream, aunque en opinión de quien esto escribe, el director continúa con su indagación en el derrumbe físico y moral de una Norteamérica paralizada por el miedo y el odio.
Muy diferente a otros biopics al uso, descreída al mismo tiempo que apasionada, 'Milk' (título mucho más sugerente, por razones obvias, que el español), es un film escrito con inusitada destreza por Dustin Lance Black (reconocido gay), que guarda un impecable equilibrio entre todas las ramificaciones de la vida del protagonista, ya sean la política, la íntima, la histórica o la especulativa, ofreciendo a un héroe al que la película no se priva de tratar como tal, pero al que son lo suficientemente sensibles como para dotar de una vida y una verdad incuestionables, y que se erige como otra gran figura trágica norteamericana, en su lucha incansable de los derechos humanos universales.
Porque este relato no sólo se construye en torno al activismo de la comunidad gay de ese país, sino que es, ante todo, un relato universal de la lucha del hombre contra la intolerancia y la represión. En ese sentido, es admirable con qué facilidad mueve y conmueve al espectador, sin caer en demasiadas trampas de guión, ni en clichés o recursos melodramáticos (aunque en algún detalle sí que cargan las tintas hacia un tono que bordea el melodrama, sin llegar a comprometer el estilo realista), sin escatimar todo el dolor y la lucha que suponen enfrentarse al orden establecido y reclamar lo que es propio como ser humano.

De forma lenta, pero paulatina y progresiva, inapelable, este relato te va atrapando con una narración noble y sobria, que sin embargo a menudo sorprende con decisiones plásticas muy setenteras, que junto con un montaje (este sí) perfecto, termina formando un collage elaborado con precisión, gracias también a una recreación histórica ejemplar, que a lo largo de casi una década es marco de unos acontecimientos que deberían sonrojar a todo homófobo que se precie, pues tal como decía Sean Penn al recoger su Oscar (superando sorpresivamente a Mickey Rourke), sus nietos se avergonzarán de ellos cuando sepan lo que les hicieron a sus semajantes.
El tema de la represión contra la homosexualidad (o contra todo tipo de sexualidad diferente a la preestablecida como normal, otra de las lacras de las religiones, concretamente en este caso de la cristiana, y de la ignorancia que tanto ayuda a que los poderosos manipulen a las masas) deviene así mancha oscura de la reciente historia de la humanidad; pero en ningún momento se alecciona o se adoctrina. Los responsables de esta maravillosa película se limitan a contarnos unos acontecimientos reales, con ternura, cariño y con los ojos dolidos.
Y nos duelen también a nosotros los ojos, y el alma, con estas imágenes cercanas a lo documental o al cinema verité (la fotografía del gran operador Harris Savides, que emula, con un aspecto de imagen 1.85:1, con abundante grano y con colores desaturados, las imágenes de televisión de la época, insertadas a veces en las secuencias, y que parecen casi filmadas por los mismos cineastas), y nos conmocionan estos personajes tan reales como la vida misma, o más aún, todos ellos interpretados por un grupo de actores, a falta de otra palabra mejor, irreprochable.
Aunque es justo nombrar a Penn por encima de todos ellos. El californiano está inconmensurable en un papel mucho más difícil de lo que puede parecer a priori, pues un personaje tan amanerado, tan excesivo, podría dar pie a una creación pagada de sí misma, autocomplaciente y de lucimiento personal. Nada más lejos. Penn, en su plenitud, ofrece su mejor versión, se mete en carne viva y el resultado electriza la pantalla, la impregna de dignidad y de coraje. Y es que este hombre es ya, sin lugar a muchas dudas, el mejor intérprete norteamericano de su generación.
En Blogdecine:
'Mi nombre es Harvey Milk', la brillante historia de un mártir
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isabelha
El título original es la leche, perdón por el chiste malo pero lo habeis puesto a huevo. Penn está bien arropado por Hirsch y sobre todo por James Franco, y fatal Diego Luna que resulta tan insoportable como su personaje.
Alberto Abuin
juliano, tienes que estar un poco más atento. Ésta es la cuarta crítica sobre esta película que aparece en el blog.
Saludos.
email_Galicia
A mi me pareció una buena película. La vi hace un par de meses cuando se estrenó y fue dinero bien invertido. Pero lo mejor de todo es, sin duda, la genial interpretación de Sean Penn (Oscar merecido). Cuando ves imágenes reales de Harvey Milk te das cuenta que Sean no sobreactúa en ningún momento sinó que hace un retrato fiel del personaje real.
greysie
"Quesiera reafirmar eso, ya lo dije en otro post, para mi sean penn ahora mismo no tiene rival a nivel de interpretacion, al menos entre el elenco de actores de hollywood."
¿Y Phillip Seymour Hoffman?
juliano
Bien Gabriel, ya pensé que nadie comentaría esta película. A mí me gustó mucho porque muestra a los homosexuales en más de una faceta, no solo la reivindicativa. Quizá un pelín exagerada por eso de que la lucha por reconocer la validez de su opción es lucha por su vida (se habían suicidado sus otras parejas por no reconocerlo).
Quizá Gabriel haya tenido oportunidad de verla en versión original y pueda decirnos si realmente el amigo de Charlie se va de vacaciones a Europa, a España y allí, viendo la lucha de los homosexuales españoles, decide involucrarse. Lo pregunto porque me han dicho que España es tenida en algunos círculos como un ejemplo de modernidad y de respeto.
pendruo
Yo la vi en VO y si no recuerdo mal el personaje de Emile Hirsch cuenta que viaja a Barcelona y participa en una manifestacion.
Nash
"Y es que este hombre es ya, sin lugar a muchas dudas, el mejor intérprete norteamericano de su generación."
Quesiera reafirmar eso, ya lo dije en otro post, para mi sean penn ahora mismo no tiene rival a nivel de interpretacion, al menos entre el elenco de actores de hollywood.
La pelicula es exelente, me encanto de principio a fin, y me sorpendio mucho como se introdujeron secuencias de la epoca y parecian una escena mas de la pelicula, lo cual es un claro signo de la homogeniedad y una perfecta adaptacion dramatica del personaje. Aunque no tiene muchos minutos en la pelicula, destacar el personaje interpretado por Josh Brolin, este tio tiene mucha clase.
y mencion especial **SPOILER** al final con esa marcha multiduniraria de noche velas en mano por las calles de san francisco por la muerte de harvey milk **SPOILER**
Sin ser una obra maestra, pero una gran pelicula y de las mejores producciones del año pasado.
juliano
Gracias Alberto. Tomo nota para ocasiones futuras.
cosechadel66
Totalmente de acuerdo en cuanto a Sean Penn. La película se mantiene gracias a su fuerza. No creo que sin él pudiera tener tanta fuerza.
Nash
@josclimar : sigo prefiriendo a Sean Penn.
The Last Lizard
Sean Penn estuvo magistral en su interpretación,la fotografía estilo documental encajó perfecto con el guión y el tono de la película, este filme sobre el activismo gay si merece ser vista, un tantín melodramática a veces... pero sin duda muy memorable.