Netflix ha incorporado a su catálogo ‘Malefique’ (2002), una joya olvidada del nuevo extremismo francés que pasó fuera del radar en su día por su singular propuesta, una reformulación del cine de fugas de prisión a través de ritos lovecraftianos y portales esotéricos que no era fácil de encontrar en su día ni lo era hasta ahora, un momento crucial para recuperarla, más de veinte años después de su aparición, gracias a su difusión probablemente más masiva en su recorrido.
Entre 2000 y 2010 el cine francés vivió una de sus épocas más polémicas cuando empezó a tomar forma un movimiento llamado “Nuevo Extremismo Francés”, un periodo que vio el lanzamiento de varias películas controvertidas que conmocionaron a público y crítica, empezando por ‘Irreversible’, ‘Trouble Every Day’ o ‘Alta tensión’ hasta llegar a significar algo más relacionado al splatter y el torture porn con ‘Al interior’ o ‘Martyrs’, probablemente su punto de declive. Pero mientras tanto, algunos títulos menos llamativos quedaron invisibilizados por la vorágine.
Prison Break con miembros amputados
‘Malefique’ es una pieza de cámara, con la excepción de un par de escenas, transcurre en una sola habitación, una celda con dos juegos de literas, en la que cuatro presos debaten cómo escapar de su prisión. Salvo algunos guardias en la periferia, son los únicos personajes con los que vamos a compartir el viaje, con restos de la influencia reciente de ‘Cube’ (1998). Como en aquella, el grupo es muy variopinto, y está formado por Carrère, un empresario acusado de fraude; Marcus, un transexual en proceso de metamorfosis; Pâquerette, disminuido psíquico que se comió a su hermanita de seis meses y Lassalle, el mayor, el asesino intelectual de su mujer. El grupo encuentra un diario antiguo escondido en un agujero en la pared de la celda.
Este fue escrito por preso llamado Danvers a principios del siglo XIX y contiene anotaciones sobre magia negra que deciden leer y usar para escapar de la prisión y descubrir la verdad sobre el destino de Danvers. El libro está lleno de desconcertantes posibilidades y la película entra en un desenfreno en el que cualquier cosa puede suceder, aunque siga una lógica derivada de ‘La pata de mono’, en la que los deseos se cumplen de formas inesperadas y a un alto precio. Pese a su concisión realista inicial, propia de una obra de teatro, ‘Malefique’ se va adentrando en un territorio más surrealista y extraño.
La película explota su ubicación empezando con una representación desagradable y áspera de la vida en una celda, que podría haber conjurado el dúo Caró-Jeunet, en la que se filtra el terror sobrenatural, algo raro en un momento del cine de género en el que primaba el slasher. Así, nos encontramos con una historia atemporal de acertijos y espantos, grimorios escondidos que reaparecen aunque los lances por la ventana, cucarachas, y paredes que se comen extremidades, símbolos que estallan en llamas y explotan, figuras que levitan en el aire y un misterioso compañero de celda con un cámara de video.
Sueños en la prisión de la bruja
Grotesca y llena de body horror, hay elementos que resultaban bastante inusuales como para encajar en el panorama de género norteamericano de esos primeros años, o al menos con el acabado con el que son presentados cíclopes genitales, gore surreal y algunas macabras que se adelantan a ciertos momentos de ‘Stranger Things’ dos décadas, cuando Vecna retuerce las extremidades de sus víctimas en la cuarta temporada. La conexión con el villano no es fortuita, ya que este tenía algunos elementos prestados de Pinhead, el cenobita de ‘Hellraiser’, y aunque ‘Malefique’ no tenga ningún villano similar, no es ajena a la imaginería propia de la obra de Clive Barker.
No solo por cómo se relaciona con su magnitud esotérica, presente en algunos encantamientos y códigos escritos en el volumen maldito, sino porque, al igual que la configuración del lamento de Lemarchand, el diario de Danvers, lleno de hechizos mágicos y símbolos crípticos, es un medio para llegar a un fin, un rompecabezas consciente y sin intención de emparejar sus piezas. Tampoco desentonaría ese adelantado personaje transexual en algunos de los relatos de ‘Los libros de la sangre’, pero en general es la conexión lovecraftiana la que crea un eje común.
El desencriptado de secretos y símbolos en forma de portales en espacios imposibles hacen una conexión inequívoca con ‘Los Sueños en la casa de la bruja’ y podría hacer un buen programa doble con la adaptación del relato de Sturart Gordon en ‘Masters of Horror’, o al menos sí logra más puntos en común con el relato original que la adaptación de Catherine Hardwicke para ‘El gabinete de las curiosidades de Guillermo del Toro’, incluso que la visión que orquestó Jaume Balagueró en ‘Venus’ (2013), pese a que compartan una sensibilidad europea y sucia no demasiado alejadas.
Un legado incógnito
‘Malefique’ es una rareza muy alejada de lo que suele deparar el cine de terror contemporáneo, pero no está desligada del todo de una tradición en las que las prisiones son atacadas por algún mal fantástico o sobrenatural. Un subgénero no muy prolífico que nos obliga a ponernos de parte de criminales y personajes que tienen mucho que esconder, con algunos títulos de culto como ‘Prison’ (1987) o ‘Alien 3’ (1992), a la que recuerda incluso en su juego de tonalidades.
Pero la película de Eric Valette no entraba en las tendencias que iban a hacer furor en su década, en la que el terror de cárceles se iba a las invasiones zombies de ‘Dead Men Walking’ (2019) o ‘Patients of a Saint’ (2019), pero su ruptura de reglas y el inteligente uso de escasos escenarios precede al éxito de ‘El hoyo’ (2019). Si en su momento fue una rareza que pasó de puntillas tras el éxito de ‘Alta tensión’, el tiempo la ha ido enterrando aún más y apenas es mencionada cuando se repasa una época tan extraña para el terror como los primeros 2000.
Su aparición en Netflix podría hacer cambiar la percepción de ‘Malefique’ en un época en la que su estreno podría haber sido aceptado al menos como una pequeña sorpresa independiente, puesto que hoy no dejan de aparecer en el mercado de VOD y plataformas planteamientos con un concepto relacionado con el ocultismo desarrollados en escasas localizaciones, al estilo ‘A Dark Song’ (2017), ‘Baskin’ (2015) o ‘La autopsia de Jane Doe’ (2016). Más de veinte años después esta odisea lovecraftiana tiene una segunda oportunidad que merece la pena explorar.
En Espinof | Las 31 mejores películas de terror de la década (2010-2019)