David Fincher intentó hacer su 'Oppenheimer' antes que Christopher Nolan. Un ambicioso biopic sobre pecados capitales y revanchismo que puedes ver en Netflix

El director intenta hacer una carta de amor al cine clásico que está escrita con sangre y ganas de señalar pecados

Mank 2020 David Fincher
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Con un fervor casi inesperado, por las cualidades de la película y el anterior tropiezo comercial del director, 'Oppenheimer' ha conseguido conquistar las taquillas este año. Han habido circunstancias particulares, pero ser una de las películas del verano a pesar de tratarse de un sombrío relato biográfico de tres horas, con tramos en blanco y negro, no es asunto menor.

Christopher Nolan ha conseguido casi lo imposible, recuperando cierta fe en el interés por el cine adulto de toda la vida aunque tenga una potente voz autoral. Y apunta a tener un entusiasmo similar en la temporada de premios, funcionando con fuerza atómica. Es curioso destino, teniendo en cuenta que una película que cuenta con rasgos similares, especialmente vistos en retrospectiva, tuvo un recibimiento menos cálido. Se trata de 'Mank'.

La nobleza del arte por venganza

Tuvo unas diez nominaciones a los Oscars, ganando además en la categoría de fotografía (curiosamente uno de sus aspectos más criticables), pero la película de David Fincher producida y estrenada en Netflix tuvo una recepción en general gélida, viéndose como un trabajo menor del director. Y no es que faltasen cosas que rascar en este ambicioso biopic sobre el guionista de 'Ciudadano Kane' que fue escrito (originalmente al menos) por el padre del propio Fincher.

La película ofrece dos líneas temporales, una siguiendo la etapa de Herman Mankiewicz en Hollywood como guionista para los grandes estudios, codeándose con élites adineradas como el empresario William Randolph Hearst, hasta un terrible suceso que provoca su caída en desgracia. La otra nos lo muestra recluido y reposando en su cama mientras da forma al mejor guion de su vida, que es también un encargo del chico de oro del momento que prepara su salto como director de cine: Orson Welles.

La alternancia por estas tramas es uno de los puntos que trastoca la fluidez de 'Mank', aunque no se puede negar el increíble brío de Fincher por retratar la época. Su vistazo a los estudios del Hollywood clásico es menos romántico de lo que se prometía, señalando hipocresías de mandamases como Louis B. Mayer al tratar de vender aquel ecosistema laboral frenético y desigual como una gran familia donde todos se apoyan.

'Mank': Ciudadano antiheroico

Mank 2020 Gary Oldman

Su supuesta carta de amor al cine está redactada no con tinta, sino con sangre. El personaje de Gary Oldman se muestra como un charlatán encantado de su intelecto, pero que no puede contener la bocaza y terminar dando ideas que resultan perniciosas. Introducir el componente político y el papel que juega la propaganda realizada por estos grandes estudios plasman el efecto peligroso que puede tener el cine, y el propio Mank presencia sus consecuencias con el amargamiento propio de alguien que se da cuenta demasiado tarde del error cometido. Básicamente como el Oppenheimer de Nolan.

La diferencia, aparte del hecho de que una bomba nuclear y el cine son cosas distintas, es que el protagonista de Nolan opta por el flagelamiento público ante un error imperdonable. El antihéroe de Fincher escoge el no siempre apreciado método de crear arte por venganza, intentando expiar sus terribles imprudencias con revanchismo contra los poderosos. Es una idea que, si bien Fincher no ejecuta al máximo nivel (las motivaciones iniciales del protagonista son vagas, y de nuevo esa fotografía digital en blanco y negro resulta cuestionable), es lo bastante potente para no desdeñar del todo una película que igual no salió en el momento (ni el lugar) adecuados.

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