Hijo de un vendedor de zapatos y una predicadora, Ronald Reagan siempre tuvo un carisma especial. No en vano, triunfó cuando se presentó a presidente de EE.UU. Tras ser elegido gobernador de California en 1966, ya en 1980 arrasaría en 44 de los 50 estados, asumiendo su rol también en una reelección donde fue votado “por toda América”.
De todo esto y mucho más, como su larga batalla contra el alzhéimer, se profundiza en el esmerado biopic interpretado por Dennis Quaid y que acaba de llegar a los cines: ‘Reagan’ es un viaje cinematográfico de superación. Y uno contado a través de la voz de Viktor Petrovich, un antiguo agente del KGB cuya vida, dedicada a seguir el ascenso de Reagan, queda inextricablemente unida a la de este cuando llama por primera vez la atención de los soviéticos como actor de Hollywood por sus manifestadas actitudes políticas.
Desde sus polvorientas y pueblerinas raíces del Medio Oeste hasta el brillo de Hollywood, pasando por el dominio de la escena mundial, ‘Reagan’ plasma en la gran pantalla, a partir del 25 de octubre, el verdadero espíritu del sueño americano.
Un ‘biopic’ fruto de la necesidad...
Mark Joseph y Howard Klausner, productores de ‘Reagan’, tenían claro el relato que querían ofrecer; uno cargado de esos obstáculos insuperables que al final terminan superándose. Por ello es que en un principio habían seleccionado a John Alvidsen para dirigir la película. No en vano, ‘Rocky’ fue la mayor inspiración a la hora de crear el biopic del presidente estadounidense.
Pero la desgracia se cebó con este gran talento: al fallecer este de cáncer, el testigo pasó a manos de Sean McNamara, un todoterreno crecido en las cadenas de televisión. Para él, narrar la historia del 40º presidente de EE.UU era mucho más que un encargo. Desde su primer trabajo como socorrista hasta su evolución como presentador de radio, actor, gobernador y presidente, el hijo de un zapatero alcohólico y una madre predicadora da para muchas horas de metraje.
Hablamos de más de 4000 escenas y de una narrativa que abarca 80 años, rodada con cámaras de resolución 6K y 12K. Y es que hasta ahora no teníamos ninguna película significativa que detallase su vida, mucho menos que la glorificase —teniendo en cuenta la narrativa cinematográfica sobre presidentes heredada de Oliver Stone—, por lo que enfrentarse a ese reto es algo a lo que solo se arrojaría alguien con un vínculo emocional real, nada impostado.
El propio McNamara confesaba: “Si hubieran visitado mi casa cuando era niño, lo más probable es que se hubieran fijado en la estatua del Niño Jesús de Praga de mi madre, así como en los homenajes al Papa y al presidente John F. Kennedy. Sí, éramos así. Ser demócrata era como respirar. Estaba asumido. Entonces, ¿cómo llegué a ser el director de una película biográfica sobre un presidente republicano, Ronald Reagan? Como podréis entender, hay una historia detrás. La verdad es que últimamente no me gusta nada la política, pero reconozco una gran historia cuando la veo”.
Para desarrollar el filme, el equipo de ‘Reagan’ se aseguró de establecer contacto con más de 50 amigos y colegas del difunto presidente a lo largo de los años. Antes de sacar el guion del cajón, ya tenían a su disposición miles de notas y anécdotas. Y contaban además con ‘The Crusader’, obra bibliográfica escrita por Paul Kengor, de modo que se dibujaría un retrato personal y fidedigno a la memoria colectiva.
Seleccionaron Guthrie (Oklahoma) como principal lugar para grabar, porque esta ciudad de Norteamérica es una cápsula del tiempo que se mantiene prácticamente intacta desde la época en la que Reagan era joven. Sus espacios sirvieron para más del 85 % del espacio de producción de la película. Porque, sí, la información sobre la vida de Reagan está al alcance de cualquier mano con acceso a internet, pero la emoción que despierta su recuerdo en el biopic es resultado de una exhaustiva y disfrutada investigación.
... y un elenco muy codiciado
Esta es la verdad: la apretada agenda de Dennis Quaid (‘The Rookie’, ‘El día de mañana’) dificultaba la posibilidad de encontrar el tiempo necesario para rodar. Pero algo pasó: Quaid había sido la primera opción del productor desde el momento en que comenzaron a idear el proyecto, así que no se daría por vencido ante estas complicaciones. Quaid fue invitado a visitar el rancho Reagan. Y ahí comenzó el cortejo. Este caramelo fue más que suficiente para conquistar a la estrella de Hollywood.
Y no podría ser mejor elección: su voz, sus gestos, ciertos tics, sus expresiones faciales y su interpretación mimetizan por completo la personalidad del expresidente. Pero ahí no acaba la cosa: el reparto cuenta con el colmadísimo de premios John Voight, desde un BAFTA y varios Globos de Oro hasta el Oscar. De niño, Voight viajó a la Unión Soviética y desde entonces estaba fascinado con la historia, auge y caída de Reagan. Era el perfecto implicado para un proyecto como este. Por su lado, Mena Suvari (‘American Pie’, ‘American Beauty’), en el papel de Jane Wyman, ha actuado en más de 100 películas, programas de TV e incluso videojuegos.
Y nombres ilustres como Penelope Ann Miller (‘The Artist’), David Henrie (‘Los magos de Waverly Place’), Kevin Dillon (‘Curso del 65’), Xander Berkeley (‘Corrupción en Miami’), Lesley-Anne Down (‘La pantera rosa ataca de nuevo’), Trevor Donnovan (‘Sensación de vivir’) y C.Thomas Howell (‘E.T. El Extraterrestre’, ‘The Amazing Spiderman’) conforman el resto.
Contratiempos batidos a tiempo
Pero volvamos a la producción, porque no todo fue tan sencillo. Su puntuación casi perfecta de público en Rotten Tomatoes ha sido más que merecida. Con un arranque en septiembre de 2020, en la citada Oklahoma y algunos viajes a California, el rodaje duró 37 días y sufrió casi tantas adversidades como las que vive el presidente en la película. Se llegó a retrasar un año. En dos ocasiones se vieron obligados a cerrar el set debido a la COVID-19.
Y esto a pesar de que fue una de las únicas grandes producciones que se pusieron en marcha con la pandemia, contando con más de 150 miembros del equipo, 80 de reparto y hasta 100 extras durante el apogeo del rodaje, los cuales se sometían a pruebas diarias a través de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Oklahoma. Todo ello respetando los estrictos protocolos de la COVID, que limitaba el número de extras permitidos en plató, lo que implicaba que el equipo de efectos visuales debía encargarse de cada escena multitudinaria.
El director de fotografía, que apostó por el formato Blackmagic RAW, etalonaje con Westerbeck y postprocesado con DaVinci Resolve, también recuerda que tuvo que adaptarse a estos cambios de tiempo. Y respecto a efectos, dada la temporalidad de la película —varios actores interpretan a personajes que abarcan 50 años de sus vidas—, el equipo de producción dependió de las más de 1.500 tomas, recurriendo a complejos efectos de rejuvenecimiento y también a montajes con maquillaje y prótesis. Uno de los mejores ejemplos lo encontramos en el derribo del vuelo 007 de la aerolínea coreana en 1983 por parte de la Unión Soviética. Aún con todo, lograron terminar para 2021.
Parece ser que el propio clima en el que se rodó la película representaba el espíritu de esta. Terminaba McNamara diciendo: “Hoy, igual que en 1980, Reagan tiene tanto admiradores como detractores. Para algunos es un icono, pero incluso los iconos tienen defectos, al fin y al cabo. Son humanos y son precisamente esos defectos los que hacen que nos resulten cercanos. Así que, adelante, sueña a lo grande. Nunca se sabe lo que te espera”.
En este instante, ‘Reagan’ continúa superando las expectativas en la taquilla estadounidense. Hasta ahora ha alcanzado facturar unos 30 millones de dólares, una cifra excepcional para tratarse de cine de circuito independiente. A partir del 25 de octubre podremos averiguar cómo la recibe el público español. Sólo en cines, repetimos, la historia de un joven sin conexiones que se convirtió en uno de los presidentes más interesantes de la historia de América.
Imágenes | MJM Entertainment
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