En junio de 1962 un grupo de ciudadanos se congregó en la ciudad de Novocherkask para protestar en las fábricas por mejores condiciones vitales y una reducción de los precios de la comida. El KGB y las autoridades soviéticas les acribillaron en una masacre que acabó con 26 muertos, enterrados de manera clandestina, y la historia se estuvo negando hasta 1992, con la caída de la Unión Soviética y la revelación de secretos como este crimen brutal. Casi otros treinta años después, la historia fue recuperada en la imponente ‘Queridos camaradas’.
Una masacre indiscriminada
Dirigida por Andrei Konchalovsky, esta película rusa es una de las mejores estrenadas en los últimos años, incluso aunque no fue del todo reconocida como tal más allá de unos pocos premios y una mención especia en el Festival de Venecia. Un apabullante relato con base histórica que se va a poder ver hoy en televisión a través de La 2 a partir de las 22 horas (también en streaming a través de Amazon Prime Video y de Filmin).
Al día siguiente del tiroteo producido por el ejército a mandato del gobierno contra los protestantes, la militante comunista Lyudmila verá trastocada la visión de sus ideales políticos y de su nación. Especialmente cuando su hija se encuentra desaparecida tras las revueltas y resulta imposible encontrarla entre todo el caos.
Este apabullante ejercicio de docudrama, altamente estilizado con ese blanco y negro además de esa relación de aspecto de 1:33, es un nuevo punto alto en la fascinante carrera de Konchalovsky. Un cineasta que empezó como co-guionista de Andrei Tarkovski, tuvo paso por Hollywood haciendo películas de acción como ‘El tren del infierno’ y ‘Tango y Cash’, y ahora trata de hacer un contundente trabajo político.
Aquí decide caminar una peliaguda línea, intentando canalizar el clima post-estanilista para una sutil denuncia de un Rusia actual también nostálgica pero nunca acorde a los ideales que dicen defender. Lo intenta hacer, además, poniéndolos cerca de un personaje en una posición cuestionable donde vamos a terminar juzgándola a ella más rápido de lo que lo va a hacer ella misma.
Pero la construcción de Konchalovsky es exquisita, y no entra rápido en valoraciones para poder entrar fríamente en el conflicto. Luego toma decisiones que son menos ambiguas, pero realmente formidables en lo dramático que vuelven a esta ‘Queridos camaradas’ una joya que hay que descubrir sí o sí.
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