Entre los reclamos que existen para vender una serie siempre ha destacado aquel que realza la figura de su protagonista para captar nuestra atención, al menos en los momentos previos al estreno de la ficción. Es lo que ha ocurrido con 'The Michael J. Fox Show', la nueva comedia de la NBC, que cuenta con el regreso a la pequeña pantalla de manera regular del mítico actor en el que se ha creado una comedia a su alrededor que encaja a su medida.
Los detalles de esa operación han pasado por volver una vez más hacia la clásica comedia familiar, donde el personaje de Michael J. Fox, Mike Henry, juega el papel fundamental de pilar paterno al que le arropa Betsy Brandt (Marie en 'Breaking Bad') como su adorable mujer. El papel del actor va más allá, ya que traslada a la pantalla el desarrollo del parkinson que padece, convirtiéndolo en un elemento más de la serie del que no se duda en hacer continuas bromas al respecto. De hecho, la enfermedad del protagonista ha sido el elemento diferenciador de la propia comedia, aquel que le ha destacado entre el resto de ficciones cómicas que se han estrenado durante la presente temporada.
Al menos así ha sido en sus dos primeros capítulos (el tercero ha dejado en segundo plano esta cuestión), mostrando una vez más eso que dicen que nos podemos reír de cualquier cosa siempre que se haga con buen gusto. Y esa son las mejores palabras que definen lo que ha supuesto el estreno de 'The Michael J. Fox Show' hasta el momento, que ha tirado hacia lo seguro presentándonos un nuevo y clásico ambiente familiar que, sin embargo, tampoco es que haya conseguido destacar excepcionalmente.
Inevitables han sido las comparaciones con 'Modern Family', no solo porque las tramas de 'The Michael J. Fox Show' también se muevan en ese entorno familiar con mensaje positivo en cada cierre de capítulo, sino por la introducción de los diálogos a cámara que recuerdan el montaje de falso documental de la ficción de ABC. En esta ocasión, el recurso no se resuelve de manera tan magistral, pero suponen una buena combinación con el desarrollo de las historias que vemos en cada episodio.
Poco que decir sobre la familia. Pese a la buena química que presenta el matrimonio compuesto por Mike y Annie, el resto de miembros se mueven entre la normalidad y la poca capacidad para sorprender, que no es requisito fundamental para que una ficción funcione. Aún así, hubiera sido interesante observar un punto de partida más arriesgado que tuviera varios puntos de interés más allá del parkinson. Con este correcto arranque, queda por saber cómo será la vuelta de Mike Henry a la televisión y si esta seguirá los mismos derroteros que la de Michael J. Fox con su nueva serie, ya que, aunque se empeñen, realidad y ficción no siempre van de la mano.
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