Cada vez está más de moda resucitar series que es cierto que tuvieron mucho éxito en su momento, pero que luego acabaron despidiéndose por la puerta de atrás y dejando con pocas ganas de saber más sobre ellas. Ahora es el turno de ‘Prison Break’, cuyas dos primeras temporadas fueron un ejemplo de gran entretenimiento televisivo para luego hundirse en la tercera, siendo incapaz de enderezar realmente el rumbo en la cuarta.
Además, ‘Prison Break’ se despidió con un final definitivo para uno de sus protagonistas, por lo que simplemente no parecía que hubiera más historia que contar. Sin embargo, Fox se animó con uno de esos regresos limitados por los que tanto está apostando últimamente y la gran duda estaba en saber si Paul Scheuring había dado con las teclas adecuadas. Una vez visto el primero, sí, esto es ‘Prison Break’, pero con mucho más de lo malo que de lo bueno.
Un regreso descafeinado
A poco que uno se paraba a pensarlo es cierto que la verosimilitud de ‘Prison Break’ saltaba por los aires cada pocos minutos, pero en sus mejores momentos era un detalle poco relevante, ya que todo avanzaba de una forma vibrante, apoyándose además en la buena dinámica que se establecía entre sus protagonistas. Eso es algo que su quinta temporada está intentando recuperar, planteando un escenario que recuerda bastante al de la primera.
No obstante, aquí se cambian las tornas y es Lincoln el que ha de acudir al rescate de Michael, encerrado en una cárcel de Yemen acusado de varios actos terroristas para derrocar al gobierno de dicho país. Todo ello complicado por esas conspiraciones que siempre hacían acto de presencia en la serie, aquí condensadas en el hecho de que Scofield estaba muerto y que algo turbio está sucediendo a su alrededor.
Seamos francos, la premisa está cogida con pinzas, pero, por mencionar otra serie de Fox, también lo estuvo en el caso de Tony Almeida y la séptima temporada de ‘24’ para luego darnos una tanda de episodios hiperentretenida si lográbamos obviar ese hecho. El problema de este primer episodio es que está bastante alejado de darnos suficiente diversión como para olvidarnos de eso, creando además unas bases endebles para lo que esté por venir en los ocho restantes.
No me entendáis mal, la acción está ahí, introducida además en función de la evolución de la historia en lugar de como un pegote que simplemente tiene que aparecer, pero sigue sabiendo a poco, por no hablar de ciertas decisiones -la no muerte del marido de Sara- que lo empañan todo más.
La nostalgia se desgasta rápidamente
Al final el episodio ha confiado más en el factor nostalgia al recuperar a una gran cantidad de los personajes que conectaron con el público en el pasado, lo cual trae tanto cosas positivas como negativas. Entre lo bueno sobresale Lincoln, pues Dominic Purcell clava de nuevo al personaje y las reacciones prescritas por el guion simplemente encajan de forma brillante con lo que nosotros sabemos que él haría en una situación.
El problema llega cuando pensamos en T-Bag, un magnífico villano al que la serie ya acabó desgastando en su momento y que en el episodio tiene una importancia excesiva para que los hechos arranquen. Cuesta olvidar su mala relación con los hermanos -¿por qué avisar entonces a Lincoln?- y mejor no entremos demasiado en el hecho de que precisamente él logre salir de la cárcel de forma legal. Si al menos hubieran hecho antes lo de la mano con él dando con la nueva identidad del presunto Michael…
Más allá de eso nos queda la promesa de un poco más de lo mismo pero elevando la apuesta. En la tercera temporada ya les salió de la peor forma posible el volver al esquema de tener que escapar de una cárcel y espero que algo aprendiera Scheuring de lo sucedido, pero la fuerza de la nostalgia se agota antes de que el primer episodio se acabe -aunque creo que todavía falta al menos otro regreso más de un viejo conocido- y lo que queda no resulta especialmente prometedor.
En definitiva, el regreso de ‘Prison Break’ no ha sido horrible y además conserva las señas de identidad de la serie, pero se ha parecido más a esa etapa en la que muchos veíamos la serie por inercia en lugar de a cuando nos enganchó con su frescura. Aquí ya todo suena a ya visto -lo cual deja aún más al descubierto sus debilidades habituales- y el misterio que se propone no estimula lo necesario para compensarlo. Quedan los personajes y el cariño que les tengamos, pero es que también acabé bastante cansado de ellos en su momento…
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