Siempre deseé que alguno de los misterios que adornan las temporadas de ‘Mujeres desesperadas’ estuviera centrado en uno de los personajes principales que viven en Wisteria Lane. Es cierto que todos los misterios que hemos visto anteriormente acababan afectando a alguna que otra desesperada, pero el peso de ese enigma siempre lo han cargado personajes secundarios que, salvo en contadas ocasiones, han seguido la misma regla: llegar, mantener escondido su secreto el máximo tiempo posible, solucionarlo de aquella manera y marcharse como llegó al final de la temporada.
Con el estreno de la octava temporada de ‘Mujeres desesperadas’ mi deseo se ha cumplido, ya que hemos visto que, en cierto modo, las reglas han cambiado. El nuevo misterio se aleja de personajes secundarios para instalarse directamente en los principales. Las cuatro desesperadas comparten la trama que más juego va a dar esta temporada y que seguro que traerá consecuencias de cara a su despedida final, que llegará con el último episodio de la temporada, allá por el mes de mayo. Y es precisamente el hecho de que las chicas de Wisteria Lane estén a punto de decirnos adiós lo que nos permite esperar cualquier cosa de la temporada que acaba de arrancar.
Es cierto que el final de la séptima temporada nos dejó algo fríos, sobre todo por la manera en la que solucionaron la trama de Paul Young y nos metieron directamente en otra en el episodio final, en el que tuvimos un nuevo muerto, un culpable y nada menos que cinco cómplices encargados de hacer como si nada hubiera pasado. Pese a ese inesperado final ahora tenemos que admitir las posibilidades que nos ofrece esta nueva trama, en la que Bree, Lynette, Susan y Gaby se meten de lleno en la piel de las culpables y nos mostrarán cuatro formas diferentes de cargar con el peso de la culpa. Algo así como un "Sé lo que hicisteis la última temporada" en la que también hay un pacto para no contar nada y alguien que parece que sabe la verdad y está dispuesto a contarla.
Ha sido un acierto el guiño al pasado que se ha hecho con el envío de la misma nota que recibió Mary Alice antes de que se suicidara. Parece que estábamos equivocados si creíamos que los recuerdos de la primera temporada terminarían con el encarcelamiento de Paul, personaje que no me esperaba volver a ver y que me ha gustado que apareciera de nuevo. En realidad es esa nota la que nos crea el misterio que no tenemos tras saber quiénes son los culpables del asesinato del padre de Gaby, un hecho que tampoco habría estado mal que nos ocultaran y que nos lo hubieran dosificado a lo largo de la temporada, que ya sabemos que en ocasiones suelen resultar demasiado largas para mantener el interés de una misma trama.
Algo que me da miedo de esta temporada es que la culpa acabe saturándonos. Aunque no todos lo lleven igual, debemos multiplicar por cinco personajes ese sentimiento de “he hecho algo horrible y no puedo recuperarme de ello” y, a día de hoy, solo es Lynette la que consigue mostrarnos algo diferente con la trama de su divorcio. Quien más se beneficia de este hecho es el personaje de Renee. Ajena a todo continúa con su rutina y, gracias a ello, nos da un respiro con buenos momentos cómicos, que a decir verdad tampoco faltan en la vida del resto de desesperadas. Así, la serie sigue exprimiendo su fórmula una temporada más, la misma que le ha dado el éxito durante estos últimos ocho años y que ahora pretende seguir explotando para acabar a lo grande.
En ¡Vaya tele! | 'Mujeres desesperadas' terminará tras su octava temporada
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