Revalidar un éxito no es fácil y todavía menos cuando una de tus creaciones fue el mayor fenómeno que la televisión vio en mucho tiempo. Me refiero a Marc Cherry y ‘Mujeres Desesperadas’, la serie cuya primera temporada terminó con 32 millones de espectadores, revolucionó el sector femenino de Estados Unidos, ayudó a levantar el canal ABC junto a ‘Perdidos’ y que contaba con la entonces Primera Dama Laura Bush como fan incondicional. Y ‘Devious Maids’, si bien quiere ser su sucesora natural, no le llega a la suela de los zapatos. Ni de broma.
En este caso, Cherry escribe sobre un grupo de asistentas del hogar que trabajan en las casas más lujosas de todo Beverly Hills. Ellas tienen que limpiar mientras observan el opulento nivel de vida de aquellos que cuidan, unas familias que a menudo les miran por encima del hombro o que fingen que ni existen cuando pasan por su lado con el mocho. Pero ellas siempre tienen la antena puesta y tienen más influencia del que sus propios jefes podrían creer.
La trama empieza cuando una de ellas, la joven Flora, es asesinada durante una fiesta en casa de la familia Powell. Poco después una mujer llamada Marisol entra a trabajar en casa de los Taylor, sorprendiendo a sus entrevistadores por su sentido de la educación y su falta de acento latino. Pero ella en realidad no ha ido a limpiar: Marisol lo que quiere es conocer a los habitantes de la zona, tanto los trabajadores como los propietarios, y averiguar quién asesinó a la pobre Flora.
La misma fórmula de Wisteria Lane
‘Devious Maids’, por lo tanto, tiene una premisa muy parecida a la de ‘Mujeres Desesperadas’. Si bien allí eran un grupo de amas de casa que investigaban entre encargos y deberes porqué su amiga Mary Alice se había suicidado, aquí son un grupos de asistentas latinas quienes deben resolver el misterio. Y el esquema también es calcado: el guión salta de una protagonista a la otra cada vez que suena la música y repartiendo los minutos entre las distintas casas de Beverly Hills.
Pero ni la música es la misma (suenan guitarras españolas y su autor no es Danny Elfman), ni los personajes ni las frases están escritos con la misma gracia como en Wisteria Lane. De hecho, son bastante bochornosos, por más que Eva Longoria, la desesperada original que aquí ejerce de productora, quiera defender el perfil de las sirvientas y argumente que la limpieza es lo de menos.
Limpiar con tacones, la nueva moda
Y es que el trabajo de éstas no tiene ni pies ni cabeza. Una de ellas se llama Carmen, tiene la cara operada como una Kardashian y solamente quiere que el hombre de la casa se fije en su voz ya que quiere ser cantante mientras se comporta como una tigresa en celo. Otra es Valentina, que quiere seducir al hijo de la dueña, lleva unos escotes absolutamente indecentes y se insinúa como una prostituta en la puerta de un burdel. Solamente tienen algo de sentido Marisol, que también trabaja con tacones y modelitos de pasarela, y Rosie, que lucha para que su hijo pueda mudarse a los Estados Unidos. Eso sí, también trabajan sin uniforme, tacones y como si fueran a una fiesta y no a sacar brillo a la cubertería.
El problema de estos retratos, además, es que no transmiten ninguna humanidad. No son estereotipos con pequeñas dosis de realismo y honestidad como Bree, Susan, Lynette y Gabrielle, que eran extremos pero todas contenían parte de verdad, sino que simplemente son parodias. Y si les sumamos unos inquilinos mayormente blancos y rematadamente estúpidos y de nariz arrugada, casi no hay actor que se salve, ni tan siquiera Susan Lucci, una actriz americana muy popular por haber sido candidata al Emmy 21 veces por su papel en el culebrón de sobremesa ‘All My Children’, galardón que logró en su 16ª nominación. Sólo Ana Ortiz (‘Ugly Betty’) puede ir con la cabeza bien alta, aunque se beneficia de que su personaje Marisol es el más normal y no resulta tan antipático o forzado como los demás.
La comunidad latina
El concepto de ‘Devious Maids’ se basa libremente en el culebrón mexicano ‘Ellas son la alegría del hogar’ y es evidente que tiene como objetivo atraer a la comunidad latina de los Estados Unidos. En los últimos años, no solamente ha crecido sino que se ha convertido en un nicho muy atractivo, pues consume mucha televisión y ha permitido que canales como Univision tengan audiencias a menudo mayores que las networks tradicionales.
Así se explica en parte el tono de la serie. Imita algunos excesos de las ficciones propias de Latinoamérica y el canal Lifetime, especializado en programas dirigidos al público femenino, pone a disposición de los espectadores una versión en español. Su intención, al igual que ocurre en la cadena con ‘The Client List’, debe ser convertirse en un ‘guilty pleasure’. Pero se parece demasiado a ‘Mujeres Desesperadas’ y esta, además de icónica, era muy superior. Así no hay calidad que la pueda redimir y solamente es una payasada con acento latino.
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