La verdadera alma detrás de una serie, de sus personajes, de sus tramas, de sus diálogos, es su creador, la persona que tiene la idea, la desarrolla, escribe el primer tratamiento y lo presenta a las cadenas de televisión con la esperanza de que ellas decidan que ese boceto de serie merece que se vea en pantalla. Esta figura del creador es muy típica de la televisión estadounidense, como también es muy típico que algunos de ellos se conviertan en verdaderas celebridades si encadenan varios programas de éxito, convirtiendo su nombre casi en una marca que engloba las series marcadas por cierto estilo narrativo, diálogos, etc, como lo fue Steven Bochco (Canción triste de Hill Street) durante la década de los 80, o lo es Joss Whedon.
En una serie estadounidense, el creador es uno de los productores ejecutivos y uno de sus principales cometidos es supervisar la buena marcha del show en cuanto al arco del argumento, que no es más que la evolución de la idea inicial a lo largo de las temporadas. En ese aspecto, son casi como Dios. Para ello, trabajan muy activamente con el equipo de guionistas de la serie vigilando que las tramas y el desarrollo de los personajes tengan coherencia, dando las líneas maestras de cada temporada y, a veces, escribiendo ellos mismos algún guión. En este aspecto, hay casos particulares de creadores que escriben buena parte de los episodios de la serie, como Aaron Sorkin (El ala oeste de la Casa Blanca), Amy Sherman-Palladino (Las chicas Gilmore) o, llegando casi al extremo, David Milch (Deadwood), hasta el punto de que puede llegar a notarse mucho que dejen de ocuparse de los guiones (que se lo digan a Marc Cherry sobre la segunda temporada de Mujeres desesperadas).
Existen otros que simplemente desarrollan la idea y luego lo dejan en manos del resto de productores, caso de Michael Crichton con Urgencias, pero lo normal es que se termine alcanzando un punto intermedio, como el de Damon Lindelof en Perdidos (ya sabemos que J.J. Abrams anda metido en muchas cosas a la vez) o Chris Carter en Expediente X, en el que los creadores escriben, principalmente, los capítulos importantes. Muchos de ellos solamente “lanzan” las series y luego, en la segunda temporada o así, las dejan en manos de algún colaborador cercano para dedicarse a otras cosas.
Por supuesto, estas personas suelen encontrarse en las listas de los más influyentes de la tele (que no los más poderosos, que la pela siempre será la pela), y, de hecho, son los primeros en ser entrevistados e ir de promoción al principio de cada temporada. Este verano, en la Comic Con de San Diego se dejaron ver Rob Thomas (Veronica Mars), Ron Moore y David Eick (Battlestar Galactica, aunque se reconozca como creador a Glen A. Larson, responsable de la serie de 1978) y Tim Kring (Heroes), entre otros. Eso sí, es un mundo bastante masculino, por lo menos entre los creadores “de moda” que llevan las series de más éxito o más prestigiosas. La excepción se encuentra en el show del momento, Anatomía de Grey, cuya creadora es mujer y negra (Shonda Rhimes), lo que es de lo más excepcional. Quizás lo más parecido a esta figura que tenemos en España es Chicho Ibáñez Serrador.
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