Con sólo dos películas, aunque dirigió alguna más, Marc Forster se convirtió en un director a tener en cuenta. 'Monster´s Ball' le dio la oportunidad a Halle Berry de lucirse como nunca y se lo premiaron con un Oscar. 'Descubriendo Nunca Jamás' le dio la oportunidad a Johnny Depp de lucirse de nuevo, y logró colcarse entre las cinco finalistas aspirantes a la dorada estatuilla. Ambas son buenas películas, y muy distintas entre sí. Como muy distinta de ellas es 'Tránsito', que rodó antes de 'Descubriendo Nunca Jamás', pero la montó después. En ese tiempo debió de olvidarse de qué era lo que quería contar con esta película, porque desde luego se aleja enormemente de las otras dos en cuanto a calidad se refiere. Bueno, en cuanto a todo. Realmente sorprendente.
Sam Foster es un psiquiatra que atiende a un paciente que una compañera le ha pasado, Henry Leham, el cual es muy extraño. Le habla de voces que oye, tiene la capacidad de ver el futuro y le comunica que se suicidará en tres días, cosa que evidentemente el doctor tratará de impedir. Sin embargo irá descubriendo cosas que le harán poner en duda de si lo que ve todos los días es real o no.
Desde luego sería el atgumento perfecto para uno de esos directores en plan David Cronenberg o David Lynch, y de hecho a esos dos cineastas se acerca Forster en su nueva película, y al igual que ellos en algunas ocasiones lo hace estrepitosamente mal. Esta película es una continua trampa de principio a fin, que se confunde y pierde en la forma, por no hablar de un guión que es penoso, ya que en ningún momento nos tragamos lo que nos están contando, por muy bonito que quede visualmente. Y es que Forster parece más interesado en recrear algunas ideas visuales cuertamente interesantes, y desde luego impecablemente filmadas, como todos los reflejos, repetición de escenas desde otro ángulo, intercambio de personajes. Cosas que nos sugieren algo que queda completamente destruído cuando nos acercamos a la resolución de la película. Una resolución en la que una de dos, o nos han tomado el pelo, o no han sabido cómo acabarla. Y no estamos hablando del típico giro de guión final que nos desvela una sorpresa impensable. Hay sorpresa, pero ésta no sorprende poque el espectador se hace una sencilla pregunta ¿y todo lo anterior, a qué viene? Se entiende perfectamente lo que está pasando, o lo que ha pasado, pero en ningún momento es creíble.
Por otro lado, el ritmo tampoco ayuda a que uno vea la película con comodidad, y no me refiero a que ésta provoque angustia o nos deje intranquilos, cosa que sería de agradecer, no. Me refiero a que el film es un verdadero coñazo, que ya desde el principio nos aburre soberanamente. La manía del director de querer transmitirnos ciertas emociones a través de elementos visuales, termina por cansarnos, ya que el film no avanza, y cuando lo hace, se la pega, y nosostros con él. Llega un momento, que independientemente de cómo lo resuelvan, no nos interesa ni lo más mínimo qué es lo que le sucede a los personajes, con los cuales no nos identificamos en ningún momento ni sentimos simpatía por ninguno, vamos que no hay una conexión entre el espectador y el personaje.
Los actores están sencillamente para matarlos (es un decir, que nadie me eche la bronca). Ewan McGregor que ha demostrado que es bueno, aquí al igual que en la muy floja 'La Isla' es consciente de que no está en un buen producto por lo que intenta tomárselo a coña. Sin embargo, no está tan cínico como en aquella, en la que por lo menos corría, saltaba y se entretenía. Aquí no, aquí tiene que poner cara de intrigado y asustado, para así intentar llamar nuestra atención. Naomi Watts, que también ha demostrado que es buena, y guapa, le ocurre más o menos lo mismo, con la diferencia de que su personaje tiene menos relevancia, aunque traten de colarnos cierto trauma pasado.
Esos dos simplemente decepcionan, ya que no dan lo que podríamos esperarnos de ellos. Pero quién se lleva la palma en cuanto a mala interpretación es Ryan Gosling, sin duda uno de los peores actores que pueblan este planeta, siempre con cara de alucinado, mirando al infinito, intentando expresar dolor o sabe Dios qué. Su intervención en esta película es simplemente penosa, al no establecer una definicón clara del personaje. Sabemos que no está bien, pero sus reacciones no entran dentro de esa lógica, y luego al final es el no va más.
Un bodrio histórico, que si no hay cambios de último hora (espero que sí) se estrena este próximo Viernes entre nosotros. No vayais a verla, esa es mi recomendación. Y si vais, avisados quedais, es más, me juego algo a que algunos no resistís hasta el final. Y eso que sólo dura algo más de una hora y media.