Tras casi una década sin pisar el mundo de Oz, 'Wicked' está rompiendo la taquilla y gustando más de lo que muchos esperaban. Se trata de un musical de vieja escuela que aprovecha su emblemático mundo para conseguir una memorable aventura de fantasía. Hay algo que, eso sí, está sacando a los espectadores de la película: su color.
"(...) el color debería ser su punto fuerte. No lo entiendo. ¿Esto qué coño es?", dice un usuario en X, y adjunta una captura de un fotograma poco favorecedor. Su opinión es la de muchos otros. "Entiendo un poco de donde viene la gente cuando dicen que no está lo suficientemente saturada... esta es una pelicula de 1939 y mira qué vibrantes son los colores", dice otro usuario en referencia a la cinta original.
Las comparaciones con 'El mago de Oz' son justas. La película original era un ejemplo sobresaliente del uso del color en el cine además de un portentoso uso de la estética technicolor. Hay razones por las que ya no vemos esta estética que fue tan omnipresente en Hollywood hasta los sesenta. Aunque el resultado era espectacular, el proceso en set era complicado, y los químicos que se usaban para revelar la imagen ya no existen.
Otras películas siguen apostando por emular el technicolor
Esto no significa que la estética no se pueda replicar actualmente. Películas recientes como 'La La Land' han hecho un gran trabajo en mezclar la nostalgia del technicolor a la vez que apelaban a estéticas contemporáneas, todo eso trabajando en digital gracias a un concienzudo trabajo de vestuario, diseño de decorados y corrección de color. Otras películas como 'The Love Witch' van más allá, siendo rodadas en analógico y por momentos indistinguibles de una cinta de los sesenta.
Por tanto que el proceso esté muerto no es excusa suficiente. Tampoco hay que ir además muy lejos para encontrar más color, ya que 'Oz, un mundo de fantasía', la película del 2013 dirigida por Sam Raimi, exhibe una estética mucho más vibrante. Aquella sin embargo recibió otro tipo de críticas, ya que con su excesivo uso del CGI se acercaba peligrosamente al infame apelativo de la pasada década: "parece un videojuego".
Su director piensa que así es más realista
La justificación es por tanto no técnica sino creativa. Jon M. Chu ha defendido que el color en su película es deliberadamente así para "que no se sienta plástico". y considera que hacer el mundo más desaturado lo hace más realista para sumergir al público.
Quiero decir, hay color por todas partes. Creo que lo que queríamos era sumergir a la gente en Oz, convertirlo en un lugar real. Porque si fuera un lugar falso, si fuera un sueño en la mente de alguien, entonces las relaciones reales y lo que está en juego por lo que están pasando estas dos chicas no parecería real.
También [se presenta] de una forma que no habíamos visto antes en Oz. Ha sido una pintura mate. Ha sido un mundo digital de videojuego. Pero para nosotros, quiero sentir la suciedad. Quiero sentir su desgaste. Y eso significa que no es plástico.
Tenemos el medio ambiente. El sol es la principal fuente de luz. Ves los vastos paisajes. Ves el aire. Ves que las criaturas existen aquí. Estos dos personajes que pasarán por dos películas, su relación con la tierra es importante; su relación con la naturaleza de esta tierra que el mago se impuso. El contraste [de color] aumenta con el tiempo porque eso es lo que Elphaba aporta a este mundo.
Más allá de detalles del color, los espectadores están saliendo encantados con esta nueva aventura en Oz. Llegó a los cines el pasado 22 de noviembre y de ella Randy Meeks escribió que "retoma la grandeza de los grandes clásicos del género pero llevándolo a su terreno".
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