Al fin ha llegado el día. Netflix estrena hoy la primera temporada de ‘Ratched’, una serie que todo este tiempo se ha vendido como una precuela de ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’ pero que durante sus primeros episodios parecía beber más del cine de Alfred Hitchcock. Ahora ya he tenido la oportunidad de ver sus ocho primeros episodios y al final lo que ha primado más es el hecho de ser una obra de Ryan Murphy.
Desde que se diese a conocer con ‘Nip/Ruck’, Murphy ha mostrado una querencia muy evidente hacia lo excesivo para conseguir primero enganchar al espectador y luego que esté lo suficientemente entretenido como para seguir viendo con cierto asombro lo que está sucediendo en pantalla. Con ‘Ratched’ propone una variante de lo que ya venía explorando desde hace tiempo en ‘American Horror Story’, pero lo hace con más virtudes que defectos, pese a que lo segundo vaya ganando peso a medida que avanza su primera temporada.
El caos “controlado”
No quiero decir que todo valga en ‘Ratched’, pero sí parece que esa es una idea que la serie creada por Evan Romansky y luego desarrollada por Murphy tiene en mente en todo momento. Al principio ayuda a dar un toque excéntrico a la serie que funciona bastante bien en oposición al hecho de ser un thriller psicológico que transcurre mayormente dentro de un manicomio. De esta forma, la película despierta la curiosidad en múltiples frentes, apoyándose sobre todo en la notable interpretación de Sarah Paulson, pero sin olvidarse de potenciar su lado más coral.
A ese cóctel añadimos diferentes elementos más o menos pronunciados del cine de Hitchcock y nos queda una propuesta de lo más curiosa que en ningún momento oculta que está haciendo equilibrismos en lo referente a su credibilidad. A su favor tiene una claridad de ideas innegable para hacer que situaciones -o incluso simples conversaciones- que podían resultar grotescas o incluso acercar la serie a ser una mamarrachada se integren con soltura en la evolución de los hechos.
Es cierto que ya entonces queda claro que Murphy no es que esté contenido, sino que va plantando semillas con más o menos acierto de cara a ir mostrando su lado más desatado a medida que avanza la primera temporada. Entonces la serie no tiene ningún miedo en ir quemando trama -y eliminando personajes-, consiguiendo momentos puntuales muy potentes -aunque puede llegar a costar tomárselos en serio- que hacen que la historia nunca se detenga. Puede que a veces tienda a dar vueltas sobre las mismas ideas, pero llegando a hacerlo de formas tan chocantes que resulta imposible decir que esté repitiéndose.
Luces y sombras de 'Ratched'
Esto lleva a que esa aparente mesura de la que ‘Ratched’ hace gala en su inicio vaya dejando paso de forma paulatina a un caos controlado en el que las maquinaciones de la protagonista van perdiendo efectividad. El hecho de que las cosas vayan escapando a su control permite a Murphy desatarse sin destruir todo lo visto hasta entonces o simplemente convertir la serie en un espectáculo dantesco. A veces roza caer en eso, pero afortunadamente no traspasa ninguna línea clave y además sabe cómo despedirse para que uno quiera saber qué podría suceder en la segunda temporada.
En su contra conviene señalar que hay personajes que pierden entidad en ese tramo final, ya sea porque no van a seguir siendo necesarios o porque los vaivenes que introduce Murphy llevan a que sus tramas se vuelvan más monótonas de lo que parecían en primera instancia -en este pienso sobre todo en el Gobernador interpretado por Vincent D’Onofrio-. Es un sacrificio que tiene cierto sentido hacer por lo que busca Murphy con alguna de sus tramas -siento ser tan impreciso, pero no quiero adelantaros más de lo necesario sobre ninguna de ellas para que podáis descubrirlo por vosotros mismos-, pero eso no quita que siga siendo un punto débil de ‘Ratched’.
De hecho, parece que a los responsables de ‘Ratched’ le interesan mucho más sus personajes femeninos, siendo estos los que tienen un desarrollo más trabajado y variado, ya que el resto parecen limitados a representar un aspecto concreto. Al principio ese detalle pasa más desapercibido, sobre todo con el que cae en manos del personaje que cae en manos de Jon Jon Briones, pero aquí las “jefas” son ellas, algo que tampoco debería sorprender en una serie con el sello de Murphy.
En resumidas cuentas
Aunque disfruté más con el arranque que con el desenlace de la primera temporada, lo cierto es que en líneas generales he quedado satisfecho. A fin de cuentas, no deja de ser una serie de Ryan Murphy, tanto para lo bueno como para lo malo, lo único que añadiendo algún ingrediente más para que no sea una mera temporada encubierta de ‘American Horror Story’.
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