No es un buen comienzo para el estreno de una película que el escritor de la novela (o al menos del personaje) en que se basa, se ponga de pleitos con los productores por variar la historia sin su permiso y, además, diga frases como "no sé de que libro se ha adaptado pero de uno mio no; no apruebo lo que han hecho". Y es que Clive Cussler debe tener un cariño especial por Dirk Pitt, el personaje con el que lleva ya 17 aventuras.
Todos sabemos lo frustrante que es haber leido una novela que te ha encantado, y ver su adaptación al cine que en muchos casos poco tiene que ver. Hasta con "El señor de los anillos" ha pasado. Pero hay casos mucho más claros. En "Pánico nuclear" de Tom Clancy el giro temporal en Jack Ryan es tan monumental que no sé como le van a hacer vicepresidente en la siguiente (además de con qué "cara"). Cussler debe tener una envidia sana de J.K.Rowling, autora de Harry Potter, y hasta ahora la que habla mejor de las adaptaciones de sus novelas. Claro que desde el primer momento se puso seria para que se hiciese lo más fiel posible.
El caso es que el resultado de Sahara es una cinta llena de acción, humor y efectos visuales que, sin embargo, chocan con una historia demasiado pueril y difícil de digerir. En el reparto, la nueva pareja hollywoodiense formada por Matthew McConaughey y Penélope Cruz, y un secundario cómico como Steve Zahn (al que hay que agradecerle su presencia al estilo John Hannah en "La momia").
Los lectores de Cussler se preguntarán que va a ser de Dirk Pitt a partir de ahora con este polémico comienzo cinematográfico con su creador. No creo que en el ánimo de los productores estuviera el cargarse los jugosos beneficios que reportaría 16 películas más si tuvieran éxito. Más bien es una metedura de pata ligada a las exigencias de tener que hacer una producción espectacular con mucha acción y efectos especiales. En su mano está el poder congeniar los dos ejes de una buena adaptación.