OJO, SPOILERS: Este artículo incluye spoilers sobre la trama y detalles de las motivaciones del villano de 'Spider-Man: Lejos de casa'. No sigas leyendo si no has visto la película y no quieres enterarte de sus secretos.
Marvel nos la ha jugado. Y no es la primera vez que lo hace. Dejó muy a la vista en el trailer de 'Spiderman: Lejos de casa', la nueva y fantástica película del héroe arácnido, un comentario del personaje de Jake Gyllenhall acerca de la existencia de dimensiones paralelas. Y los fans se volvieron locos. Internet se llenó de conjeturas acerca de cómo ese descubrimiento podía afectar a futuras fases del MCU (ya se había apuntado su existencia en 'Doctor Strange'), desde el regreso de héroes caídos en versiones alternativas a posibles aperturas de portales a otras dimensiones.
Los fans más aguerridos incluso conjeturaron (inspirados, sin duda, por la mayúscula 'Spider-Man: Un nuevo universo', una película que no forma parte del MCU pero que exprime la idea de los universos paralelos) con la llegada de nuevos Spider-Man. Pero no los canónicos Miles Morales, Spider-Gwen y compañía, sino con la aparición de Tobey Maguire o Andrew Garfield en próximas películas del Trepamuros. Hasta nosotros picamos con la posibilidad de que hubiera un futuro multivérsico para el MCU.
¿Y sabéis qué? No era verdad. Y la respuesta estuvo delante de nuestras narices todo el tiempo. No era verdad porque Mysterio es un mago del engaño: técnico de efectos especiales e ilusionista en su encarnación clásica en el cómic, experto en hologramas de alta tecnología rebotado con Tony Stark en 'Lejos de casa'. Nada de invasiones de criaturas interdimensionales, todo era humo y espejos por parte de Mysterio... como lo ha sido siempre.
El Mysterio de toda la vida
Mysterio es el sobrenombre del actor fracasado y dotadísimo técnico de efectos especiales Quentin Beck, que apareció por primera vez en el número 13 de 'The Amazing Spider-Man', en junio de 1964, escrito por Stan Lee y dibujado por Steve Ditko, ambos creadores originales del héroe. Aunque ese es su alter ego clásico, también han sido Mysterio Daniel Berkhart (haciéndose pasar por el fantasma de Beck en 1975 para volver loco a Peter Parker, bajo las órdenes de JJ Jameson) o Francis Klum (creado por Kevin Smith).
La encarnación de Gyllenhaal como Mysterio es la de un Quentin Beck modernizado, y esta es su primera versión bajo la piel de un actor de carne y hueso (aunque Bruce Campbell lo habría sido en la cuarta película de Sam Raimi, en un cameo junto a otros villanos de segunda categoría). Pero es una némesis clásica de Spider-Man y ha sido versioneado decenas de veces en series de animación, videojuegos y un largo etcétera. Es parte de los Seis Siniestros, como el Buitre, así que volveremos a verlo si está en los planes de Marvel dar cancha a ese grupo en el futuro.
La cuestión es que el fan medio de Spider-Man conoce a Mysterio, y sabe cuáles son sus características clásicas: experto hipnotista, ilusionista y técnico de efectos especiales. Las espectaculares secuencias con alucinaciones de Spider-Man, una de las cosas más destacables (pero menos comentadas, por los spoilers) de la película, son puro Mysterio, se han visto en abundancia en comics y también en videojuegos, con el héroe perdiendo control con la realidad.
Sin embargo la película funciona, pese a que para los espectadores con más bagaje en los comics la sorpresa haya podido quedar arruinada. Bajo mi punto de vista, esto se debe a que el resto de las promesas que hace la película, desde su concepto mismo, o desde los trailers, se cumplen. Spider-Man viaja a Europa con el resto de su clase, hay una búsqueda de una figura paterna (aunque los avances hacían entender que se llevaba a cabo con el llorado Tony Stark, lo cierto es que es más interesante cuando esa figura se encarna momentáneamente en Beck) y, pese a la falta de trama interdimensional, Mysterio es un enemigo digno.
De hecho, la comentadísima secuencia post-créditos que encadena un celebrado cameo sorpresa de JK Simmons como JJ Jameson y la revelación pública de la identidad secreta de Spider-Man cumple, precisamente, esas funciones que en el resto de la película podrían haber quedado diluidas. El efecto sorpresa llega con ese cameo, francamente inaudito; y con su golpe final, se certifica que Beck es un enemigo a la altura del Trepamuros. Cualquier decepción previa queda automáticamente disipada.
Mysterio como metavillano
La cuestión es que no es la primera vez que Marvel juega con expectativas frustradas, pistas falsas y trailer engañosos. De los trailers de 'Civil War' se eliminó a Spider-Man, y famoso es el plano falso del trailer de 'Infinity War' en el que se veía a Hulk corriendo en Wakanda junto al resto de los héroes. No hay más que ver cómo patinaron la inmensa mayoría de teorías de los fans sobre 'Endgame' para ver que el truco funciona: la discusión es constante, mantiene la conversación entre películas y garantiza sorpresas.
Por eso Mysterio consigue convertirse, un poco, en símbolo de la propia Marvel: con humo y espejos distrae al héroe y al espectador, ofreciéndole aparatosos CGI, monstruos gigantes y promesas de aventuras sin límite. Para luego asestarle/nos un golpe bajo en la forma de una revelación de identidad secreta a traición, muy poco honorable, en los post-creditos y cuando ya pensamos que está todo el pescado de la Fase 3 vendido. Un golpe bajo a años luz (literal y figuradamente) del pomposo existencialismo genocida de Thanos.
Es agradable que Mysterio recupere el empaque de los héroes callejeros y urbanos que a menudo se enfrentan con Spider-Man con planes bajoneros, queaunque luego no resultan ser más que atracadores con ínfulas o con gadgets, al final son los que realmente le ponen en peligro, porque de lo cósmico ya se encargan los Vengadores. En ese sentido, Mysterio recuerda al Mandarín de 'Iron Man 3', otro farsante que pilló con la guardia baja a los fans más intransigentes y de cuyo derechazo conceptual (también fuertemente meta) muchos no se han recuperado, pese a que la película de Shane Black perdure como una de las mejores de la etapa inicial del MCU.
Mysterio, además, tiene un subtexto de tremenda actualidad al ser, esencialmente, un generador de fake news. Por supuesto, es tratado por Marvel con enorme ligereza y sin meterse en más fregados de la cuenta, pero lo cierto es que Blake usa la tecnología no solo para confundir y acosar al héroe, sino para convertirse él mismo en uno. A diferencia de un Buitre, de un Rino, de un Octopus, de un Lagarto, que son quimeras medio hombres medio alimañas, Mysterio tiene la dignidad y el porte de un héroe, y por eso engaña a SHIELD y a Peter Parker. Mysterio es, ante todo, un farsante, y los medios y la manipulación audiovisual están de su lado.
Lectura social incluida o no, lo que está claro es que Mysterio supone un estimable poner los pies en tierra para el MCU, tras el inevitable desfile de villanos de alcance global o incluso cósmico. Un mentiroso compulsivo, un chapuzas antológico que, sin embargo, por un golpe de suerte pone a Peter Parker en el mayor jaque de su carrera. No te fíes de un segundón: no tiene nada que perder.
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