‘Doctor Strange en el multiverso de la locura’ (Doctor Strange in the multiverse of madness, 2022) va camino de convertirse en la película más taquillera del primer semestre del año, y su éxito tiene que ver mucho con el poderío promocional de Marvel, pero también se apoya en la dirección energética de un Sam Raimi recuperado para el cine de gran presupuesto, que no olvida ni sus raíces en el cine de terror ni su pasión por la aventura fantástica.
Por una vez Marvel limita (y justifica) su habitual coloquio de extras de otras películas dentro de otras y concibe una muestra de cine fantástico en su sentido más amplio que funciona tanto como secuela de ‘Doctor Strange’ como buffet de referencias y elementos de todo tipo de películas y géneros. Una tortilla de influencias y elementos que van desde el pasado cine de superhéroes, el horror, las encrucijadas de ciencia ficción y la weird fiction esotérica tradicional. Veamos poco a poco los pilares sobre los que se levanta y sirva también como catálogo de recomendaciones para ver si te ha gustado.
SPOILERS DE LA PELÍCULA EN EL TEXTO
Viajes alucinantes al fondo del fantástico
‘En el multiverso de la locura’ es una de esas películas que empiezan casi in media res y continúan dentro de una locura contrarreloj en la que puede ocurrir cualquier cosa, una fórmula que el cine fue abandonando pero que hace un tiempo era relativamente común, películas que utilizaban la ruptura del velo de la realidad como excusa para ir picoteando en distintos géneros y películas como si fuera un cóctel sin reglas.
La película de Raimi sería como una versión tenebrosa de ‘El alucinante viaje de Bill y Ted’ (Bill & Ted Bogus Journey (1991), cambiando los viajes por el inframundo a otros mundos, otra que utilizaba la idea de las realidades permeables era ‘Museo de cera’ (Waxwork, 1988) y su aún más anárquica su segunda parte, el infierno televisivo de ‘Permanezca en Sintonía’ (Stay Tuned, 1992) y la reinterpretación cartoon del mito de Orfeo de ‘Monkey Bone’ (2001), también con posesiones interdimensionles de cuerpos y zombies, todas con menos complejo, eso sí, para traspasar mundos.
Los otros Doctor Strange
Aunque Sam Raimi sigue la pauta visual de la primera entrega de Marvel del personaje, puede que el sabor de ‘En el multiverso de la locura’ recuerde un poco al de la olvidada película ‘Dr Strange’ (1978), en realidad el piloto de una serie para televisión que nunca tuvo continuidad por quejas de la liga cristiana sobre sus aspectos de demonología. Más ingenua en su planteamiento, también posee algunos atributos de cine ocultista que en la época de su estreno que conectan con la nueva, e incluso contaba con una villana no muy diferente, la bruja Morgan Lefay, que incluso también posee a otras mujeres y usa poderes de colorín magenta.
Pero la que se mantiene en el anonimato es otra película basada en el personaje, ‘Doctor Mordrid’ (1991) que iba a ser una adaptación oficial de los cómics, pero los derechos sobre el personaje de Full Moon expiraron antes de concretarlo, lo que no impidió que la hicieran de todos modos cambiándole el nombre y algún que otro detalle. Con Jeffrey Combs en el papel principal, tiene mucho sabor a videoclub y encaja muy bien con el espíritu Raimi, especialmente su final con esqueletos stop-motion con un encanto vintage al estilo Harryhausen que converge con el clímax de la propia ‘El ejército de las tinieblas’.
Películas clave de Sam Raimi
Aunque esté dentro del MCU, ‘En el multiverso de la locura’ no deja de ser una película de Sam Raimi, puede que no tan extravagante como sus momentos más salvajes, pero sí que sirve como sumario amable de todos sus greatest hits. Desde los viajes de Ash, los dobles putrefactos, los libros malditos y el asalto a la fortaleza de ‘El ejército de las tinieblas’, a las posesiones de todo tipo, los zombies e incluso el característico vórtex de la saga ‘Evil Dead’, que aparece en la ventana de una de las versiones de Strange.
Su vis de director de terror encaja también con el tono grand guignol de ‘Arrástrame al infierno’ y sus macabros gags físicos, pero también es una reivindicación de sus capacidades para llevar los superhéroes a la pantalla grande, desde ‘Darkman’ (1990) a la trilogía ‘Spider-Man’ (2001-2007), su conocimiento del lenguaje de cómic y su sello personal en la puesta en escena, plagada de planos inclinados, zooms asesinos y hasta cameos de Bruce Campbell repitiendo su eterna autopaliza a modo de guiño para fans.
Otros superhéroes Marvel
La diferencia del cine de superhéroes de hace 20 años y el de ahora es que los derechos eran muy estancos y no había posibilidad de hacer mezclas retorcidas y crossovers asombrosos, pero con la compra de Fox por Disney la materia prima está más maleable que nunca y podemos asistir a la aparición de Reed Richards de Los Cuatro fantásticos, unos segundos que reflejan mejor el aura de líder del hombre elástico. También brilla la aparición de Charles Xavier, quien hace un truco mental que nos lleva directamente a la trama familiar de la Fénix Oscura, con el equivalente de Wanda en esta ocasión.
Pero a lo que nos lleva esta aventura interdimensional es a recordar la primera gran película de Marvel con un héroe dimensional… ‘Howard, un nuevo héroe’ (1986), una de las obras más lisérgicas que han aparecido bajo la marca de Stan Lee. No solo Howard proviene de un planeta casi alternativo en donde la gente son patos, que podría ser uno de los lugares que se nos presentan cuando cruzan de un lado a otro, sino que también hay posesiones demoníacas y la llegada a la tierra de monstruos lovecraftianos de otros mundos con escenas propias de Harryhausen. De hecho se cita a Shuma-Gorath como uno de los enemigos del pato.
Cuentos con brujas
Una de las tramas de ‘En el multiverso de la locura’ es la búsqueda en realidades paralelas de los hijos de Wanda y cómo esta acaba convirtiéndose en una hechicera oscura, lo que da pie a algunos engranajes con el concepto de la bruja malvada. Una extensión del juego de correspondencias con ‘El mago de Oz’ de ‘Wandavision’ que aquí toma más sentido cuando Raimi, director de su precuela oficial, se pone tras la cámara.
A su paralelismo de maternidades corruptas y el momento en el que ella misma se da cuenta de su monstruosidad se añade el pase de ‘Blancanieves y los siete enanitos’ en la televisión de los hijos de Wanda, reforzando sus elementos de cuento de hadas que rompen la literalidad habitual en las películas del serial del MCU, poco proclive a los reflejos y artificios de segundas lecturas a través de representaciones arquetípicas.
Aventuras al límite del terror
El guionista de ‘Doctor Strange en el multiverso de la locura’, Michael Waldron, dijo que al escribir se inspiró en las películas de Indiana Jones de Harrison Ford y Kevin Feige se refirió a la segunda de ellas por su cantidad de elementos terroríficos. Lo cierto es que en la secuela del mago no tenemos invocaciones mágicas en las que se arranquen corazones en vida, pero sí que hay momentos más intensos de lo acostumbrado y encajan con la definición de aventura con terror, dos géneros ligados desde la literatura de Arthur Conan Doyle, Edgar Rice Burroughs o H. Rider Haggard.
Aquí tenemos antiguos santuarios en donde se adoran a mujeres mágicas como en ‘Ella’ (She, 1935), pasando por muchas ficciones de Robert E. Howard, nombre que ya ha aparecido aquí por su cercanía a Lovecraft, cuyas adaptaciones de Conan son prácticamente los primeros ejemplos de narrativa de “cazademonios a domicilio”, que luego derivó en los primeros investigadores de lo oculto del cine y televisión. Películas como ‘Hércules en el centro de la tierra’ (1961) o ‘El continente perdido’ (1968) se acercaban casi al terror gótico en su plasmación de otros géneros, especialmente el Peplum de Mario Bava, cuyo viaje al infierno es todo un catálogo de espantos.
Fantasía de los 80
Si ya en la primera ‘Doctor Strange’ había ideas visuales del ‘Dentro del laberinto’ (1986) de Jim Henson, en la que la física del castillo cuadraba con parajes imposibles de Escher, en esta entrega sigue la tradición de ese tipo de fantasías clásicas de los 80, con monstruos guardianes casi acorazados que recuerdan a los de ‘La historia interminable 2’ (1990) o magos minotauro dignos de algún episodio de ‘El cuentacuentos’, sumando la sala de espejos mágica que podría formar parte de la segunda parte de ‘Conan’.
La mezcla de magia, demonología y sellos con runas y todo tipo de símbolos, añadiendo un parecido a la trama de ‘Terminator’, con esa Wanda buscando incansablemente a los protagonistas, no es muy distinto a lo que hacía ‘Warlok, el brujo’(1989) y lo de abrir portales dimensionales para buscar objetos o personas era muy de la película de ‘Masters del universo’ (1987) de la cannon. El puntito freak llega en la magia para hacer desaparecer la boca, que parece uno de los deseos sádicos del niño de ‘En los límites de la realidad’ (1983).
Luchas de Magos
Las peleas de magos son comunes y recordadas en el siglo XXI gracias al enfrentamiento de Gandalf y Saruman o Volvemort contra Dumbledore, pero el sabor que emana el duelo de Raimi es más pulp y ocurrente, como los lanzamientos de animales de colorín de la película ‘El cuervo’ (1963). Se cree que Steve Ditko basó el aspecto de Dr. Strange en Vincent Price tras ver la película, ya que le llevó la idea a Stan Lee a mediados de año e hizo su debut en los cómics en julio. Pero este no es el único enfrentamiento al que recuerda.
Hay una cortesía divertida en el procedimiento de enfrentarse que recuerda a las metamorfosis con reglas de ‘Merlín el encantador’ (1963), curiosamente de ese mismo año, y un puntito más oscuro, de fantasía ochentera, que hemos comentado que la relaciona directamente, de nuevo con las que vimos en ‘Conan, el destructor’ (1984), ‘Willow’ (1988) y, por supuesto, el delirio de rayos verdes y azules de Wang contra Lo-Pan en ‘Golpe en la pequeña China’ (1986).
Cine de terror gótico
Es redundante hablar de influencias de cine de terror cuando hablamos de una película de Sam Raimi, pero ‘Doctor Strange 2’ lleva más allá de sus clásicas posesiones y zombies para entrar en el cine de casas encantadas más moderno –la posesión de Wanda parece salida de una película del Warrenverso– y del clásico, como la presentación del Strange corrupto, que podría formar también parte del ciclo de Poe de Roger Corman, concretamente un Roderick Usher decadente, que se parece mucho a la descripción del mismo con cara de Vincent Price.
Curiosamente ese doble corrupto muere empalado desde las alturas como el conde vampiro de Christopher Lee en 'Drácula vuelve de la tumba'. En la resurrección del cadáver de Strange, caminando hacia la fortaleza en medio de la nieve, se asimila la figura de un monstruo de Frankenstein yendo hacia el ártico y las ideas de ojos saliendo de la frente recuerdan a ‘La puerta’ y otras películas de terror con influencia del lado ocultista del Heavy Metal, un recurso que aparece en la película en forma de punteos de guitarra eléctrica.
Stranger Things y otras series con dimensiones paralelas
El momento en el que Xavier entra en la mente de Wanda, parece una versión "en negativo" del mismo momento con Will en su cabaña perdida de la primera temporada de ‘Stranger Things’ y Eleven surcando un espacio etéreo directamente prestado de ‘Under the Skin’ (2013). No es de extrañar la coincidencia con las referencias cruzadas de la serie a X-Men, cuya saga de Fénix oscura parece entrenar al psíquico para calmar a Maximoff.
También parece natural que el guionista de ‘Doctor Strange en el multiverso de la locura’ sea el mismo de ‘Rick y Morty’, una ficción preeminente en el tema de las dimensiones alternativas, aunque la escena en la que América explica a Strange el cambio de color en el semáforo y otros detalles, parece de la Tierra-2 de ‘Fringe’, en donde Eric Stoltz protagonaba ‘Regreso al futuro’ y en la que también las personas pueden provocar una destrucción de los dos mundos.
El Lovecraft prometido y Kaiju
El propio título ‘En el multiverso de la locura’ parece un guiño directo al título original de ‘En la boca del miedo’ (In the Mouth of Madness, 1995), la carta de amor de John Carpenter a H.P. Lovecraft que ya tenía en parte una referencia a la novela del escritor. Pero la película de Sam Neill rompía la línea entre la realidad y la ficción y tenía también libros malditos, monstruos con tentáculos y villanos que crean todo un mundo fantástico a su alrededor en el que las personas creen vivir –no muy distinto a lo que hacía Wanda en Westview—, solo que aquí es muy distinto.
La película de Marvel presenta su contenido muy ligero de sombras y terrores, que seguramente con Scott Derrickson hubieran sido más prevalentes, pero al menos tenemos el debut de la bestia con tentáculos Gargantos, que en realidad es el demonio de Marvel Shuma-Gorath, ya enfrentado al mago con ese nombre en sus cómics. Fue una creación de Robert E. Howard, que formó parte del círculo de Lovecraft, con lo que su inclusión formaría parte oficial de los mitos de Chthulu —y absorbido en Marvel a través de Conan— estando así ‘Doctor Strange 2’ técnicamente en el universo lovecraft “oficial”.
Sin embargo, en la película del MCU no hay mucho más interés en acercar la palabra “locura” a la pérdida de cordura relativa a ver cosas innombrables y se queda muy recatada en cuanto a seres terribles. Gargantos es usado como una criatura Kaiju cualquiera y su ataque recuerda más bien al de películas de monstruos gigantes de los 50, quizá a los que son más extraños y propios del escritor de Providence como Dogorah, o la estrella de ‘Warning from space’ que, de hecho, ya era la base de la aparición de otro invertebrado ciclópeo reciente del cine de superhéroes, Starro, de ‘El escuadrón suicida’.
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