El pasado viernes se ha estrenado entre nosotros esta película, remake de una de 1977, con Jane Fonda y George Segal, y que yo no he tenido oportunidad de ver. Esta nueva versión, que está siendo un éxito en USA, ha tardado mucho tiempo en rodarse y su presupuesto se ha disparado por encima de los 100 millones de dólares. Es algo que llama la atención, ya que estamos hablando de una comedia sencilla, normal y corriente, de las que se hacen a patadas en Hollywood. Aunque me imagino que un buen puñado de esos millones irían a parar a la cuenta corriente del señor Carrey.
Los Dick y Jane del título son un matrimonio acomodado que, de la noche a la mañana, se quedan sin empleo. Al principio van aguantando como pueden, vendiendo sus posesiones, pero cuando ya no tienen nada que vender, y tampoco son capaces de conseguir un trabajo, deciden que lo mejor para recuperar su status de vida, es robar.
Evidentemente hay más cosas en su guión, pero esas las dejo para que las descubrais vosotros mismos. Eso si teneis el valor de ir a verla. No voy a decir que sea un espanto de película, pero desde luego no ofrece nada nuevo, y lo poco bueno que tiene, no es para dar saltos de alegría. La historia que se pretende original, no lo es, porque al final termina tomando derroteros muy manidos, con moralina incluída. Y de la que apesta un poco. Después de todo, hasta la parte final del film, lo que nos está contando es que robar es la solución a nuestros problemas. Esto no tendría demasiada importancia, pues estamos hablando de una comedia alocada. Sin embargo, al final, al mensaje le dan la vuelta, y lo arreglan con una pirueta de guión, que termina contradiciendo todo lo visto hasta ese momento, que dicho sea de paso, es una sucesión de secuencias en las que su pareja protagonista demuestra sus capacidades para el histrionismo. Por un lado, Jim Carrey, que vuelve a sus fueros, esos mismos en los que pone caretas, grita, gesticula, anda de forma extraña, y sobreactúa. Una pena, porque Carrey ha demostrado un par de veces, que cuando quiere, es buen actor. Personalmente, me cae bien, resulta simpático (no siempre), aunque no tiene la chispa de un Jerry Lewis, con el que se le ha comparado muchísimo, y muy acertadamente, además. Lo que sí es verdad, es que es un actor inteligente a la hora de elegir sus proyectos, pues ha participado en una enorme variedad de títulos, para todo tipo de públicos. Supongo que cuando necesita un éxito de taquilla, le llega con interpretar una de estas comedias tontas, que tanto proliferan. Lo que nos da una idea de los gustos de los espectadores.
Por otro lado, una actriz que amí me solía gustar bastante, Téa Leoni, quien además posee una belleza especial. El caso es que de un tiempo a esta parte no hay dios que la aguante, sobre todo por sus papeles en comedias más recientes, como es el caso de 'Spanglish', o ésta. Al igual que en aquélla, Leoni está insoportable, haciendo que no nos creamos su papel, histérica perdida; es más difícil de aguantar que a Carrey, que ya es decir. Sólo espero que cambie enseguida de rumbo, y le de por hacer otro tipo de papeles, menos exagerados.
Dean Parisot, realizador de otra flojísima película, demuestra no tener la más mínima personalidad dirigiendo. El film da la sensación de que avanza demasiado rápido, y las cosas suceden porque sí, bueno, porque su guionista quiere. Pero de esta forma, no da tiempo a que nos identifiquemos con los personajes (cosa bastante difícil), y luego, que está llena de situaciones totalmente inverosímiles, como cierto pasaje que ocurre en la frontera de México.
Como he dicho al principio, no es un espanto. Hay cosas buenas, o mejor dicho, salvables. Por ejemplo, Alec Baldwin, interpretando al villano (por decirlo de algún modo) de la función, y lo hace bien. Aunque es el mismo tipo de papel que Baldwin lleva haciendo en los últimos años. ¿No se cansará?
Luego hay algunos gags que tienen gracia, y que evidentemente no voy a destripar aquí. Pero son pequeños momentos de lucidez en una película floja, algo aburrida, y que es incomprensible que esté teniendo tanto éxito. A no ser que todos deseemos en nuestro interior, hacer lo que la pareja protagonista hace. Puede ser.