La nueva película de Albert Dupontel tras 'Nos vemos allá arriba' cuenta los reveses de tres inadaptados que se unen para superar sus crisis vitales a través de una fábula que se agita entre la ternura y la comedia negra y que deja un buen sabor de boca gracias a su estelar trío protagonista.
Perdiendo la esperanza, pero de buen rollo
"Una tragedia burlesca". Así describe el actor y director Albert Dupontel su gran éxito 'Adiós, idiotas', una comedia dramática alegre y alocada pero con un trasfondo trágico que la ayuda a trascender y a funcionar como ha funcionado, con 7 premios en la última ceremonia de César, incluido el de mejor película, además de un millón y medio de entradas en los cines franceses. El cineasta ha logrado convencer al público y (casi) a la crítica con su última película.
JB (Dupontel), un funcionario de 50 años especializado en seguridad informática y en plena depres, acaba de enterarse de que sus jefes quieren reemplazarlo con gente más joven. Suze (Virginie Efira, la estrella del último Verhoeven, 'Benedetta') es una peluquera de 43 años que acaba de enterarse de que tiene una enfermedad incurable. Desesperados y unidos por la fatalidad y el destino, emprenderán un viaje redentor en busca de un hijo desconocido junto a un archivero ciego (Nicolas Marié) que no dudará en pasar a la acción.
Dupontel, que dedica la película a Terry Jones, bebe a su vez del Terry Gilliam de 'Brazil', permitiéndose el lujo de contar con el propio Python en un cameo. En un tono ligero y absurdo, y apoyándose en unos diálogos fugaces, Dupontel firma una sátira feroz, brillante por momentos, de nuestra actual sociedad moderna, tan deshumanizada, y que rechaza sin piedad a los más débiles. Hablando de cameos, mención especial para Grégoire Ludig y David Marsais, los protagonistas de 'Mandíbulas'.
Virginie Efira, verdadera estrella de la película, divierte y conmueve mientras lleva el verdadero peso dramático de la historia hasta un final que encaja perfectamente con la actitud antisistema que Dupontel le da a la despedida de esta suerte de 'Bonnie y Clyde' del karma social. Justo 25 años después de su debut con el clásico de culto de videoclub, 'Bernie', Albert Dupontel vuelve a dirigir y protagonizar otra historia sobre hijos, padres y secretos.
En esta ocasión da la vuelta a la tortilla respecto a aquella, en la que un joven peculiar salía en busca de la verdad sobre su nacimiento. 'Adiós, idiotas' es la otra cara de la moneda. Otra tragicomedia terminal con una pareja protagonista sensacional que se transforman en algo parecido a los justicieros de las últimas voluntades.
Directa al grano, cortita y al pie, evita, no sé si de manera totalmente voluntaria, caer en el drama profundo sorteando los hipotéticos campos de lágrimas por ese optimismo gris tan habitual en los mejores Jeunet y Caro.
Una divertida comedia muy triste. Casi como la vida misma.