Este viernes 25 de diciembre llega a España 'Carlitos y Snoopy: La película de Peanuts' ('The Peanuts Movie'), una de las grandes apuestas para que los niños arrastren a sus padres a las salas durante las próximas navidades. Además, no creo que muchos de ellos se resistan demasiado, pues estamos ante la primera adaptación cinematográfica en varias décadas de una de las tiras cómicas más queridas de todos los tiempos.
En unos días compartiré con vosotros mi opinión sobre ella -ya os adelanto que es muy positiva-, pero antes he preferido llamar vuestra atención sobre lo más interesante que comentó Steve Martino, su director y también de títulos como 'Horton' o 'Ice Age 4: La formación de los continentes' (Ice Age: Continental Drift), durante la charla con él a la que pude asistir junto a tres compañeros de otros medios. Os animo a leerlas, pues realmente se nota la pasión de Martino tanto sobre este título en concreto como por la animación en general.
Sí, soy fan de los personajes. Crecí con ellos formando parte de mi vida. Cuando era pequeño veía las tiras cómicas con mi padre antes incluso de que supiera leer. Sabía que ocuparme del proyecto era al mismo tiempo un honor, porque creo que son grandes personajes y que podíamos hacer una historia maravillosa con ellos, pero también que habría muchísimos fans que iban a ser muy críticos con cualquier cosa que hiciéramos. Eso fue una gran motivación para nosotros, ya que en Blue Sky sabíamos que iba a suceder, lo que nos hizo prestar aún más atención a todos los detalles. Al final he acabado muy feliz con la reacción de los fans.
- Me gustaría saber más sobre el look de la película, porque es realmente único. Está hecho en tres dimensiones, pero luce como si estuviera hecho a mano, ¿cómo lo conseguisteis?
Vino sobre todo tras el estudio de lo que se había hecho antes y de mirar las herramientas que teníamos a nuestra disposición. Fue una mezcla muy interesante, pero siempre con la mentalidad en 2D cuando hacíamos la animación. Todos los fotogramas se hicieron como los haríamos dibujándolos, pero moviendo formas en 3D. Además, siempre quería concentrar las líneas de dibujo, era una forma de compaginar el 2D con el 3D. Esta fue la parte del proceso de animación que realmente apasionó a los animadores, ya que nunca habían trabajado de esta manera antes y fue como añadir gasolina en el depósito. Estaban excitados porque creían que estaban haciendo algo nuevo, pero que estaba basado en algo antiguo.
También es interesante ciertas técnicas de animación por ordenador que utilizamos, como por ejemplo que hay una pose animada, pasan unos fotogramas y luego hay otra. Normalmente, con el ordenador rellenamos lo que pasa entre medias. No usamos nada de eso, lo que teníamos normalmente era un equipo que se ocupaba de eso. Al hacerlo de esta forma, la ropa casi sale disparada del personaje con el movimiento, lo que significaba que los animadores iban a controlarlo todo. No usamos el habitual Motion Blur que el ordenador puede hacer realmente bien, pero aquí usamos otras técnicas, como cuando mueves muy rápido tu mano y parece que tengas tres o cuatro manos. A eso lo llamamos Animación Múltiple, así que creamos la posibilidad de usar manos, brazos o piernas múltiples para crear el Motion Blur y tener así los movimientos fluidos. Es lo que siempre hicieron los animadores en 2D, pero ahora lo hacemos en 3D.
- Snoopy y Woodstock vuelven a tener la voz de Bill Meléndez, pero él murió hace ya más de siete años, ¿cómo fue el proceso para conseguir los cortes de voz necesarios?, ¿hubo alguna escena que se tuviera que cortar por ello?
Lo que hice fue ir al estudio de Bill Meléndez y hablar con gente que había trabajado con él. Mientras estaba allí, pregunté si tenían grabaciones de él interpretando a los dos personajes. Tenían varias en versión digital que podíamos utilizar. Me dijeron que sí y empecé a añadirlas a las primeras tomas de la película, y quedaba muy gracioso y entretenido. Encontramos entre el 85 y el 90% del material que necesitábamos ahí. Para el resto, Randy Thom, nuestro diseñador de sonido, ideó una fórmula para replicar la forma en la que hablaba Bill. Él decía las frases muy despacio y luego aceleraba sus palabras para Snoopy, mientras que para Woodstock las aceleraba el doble. Con la fórmula podíamos recrear la voz de Bill cuando lo necesitábamos, pero intenté usar lo máximo posible de su voz real.
- Esta es la quinta película de la saga, la primera en varias décadas, ¿qué cree que aporta respecto a las anteriores? Además, ¿es más fácil partir de cero o haciéndolo con ejemplos previos?
Lo que descubrí es que la parte positiva es que los personajes están muy bien definidos, tienen personalidades únicas y siempre surgen dinámicas interesantes cuando los pones juntos. Eso es algo que siempre buscas cuando cuentas cualquier tipo de historia. Por su parte, el reto estaba en que todos conocen a los personajes y están acostumbrados a verlos de determinada manera y con un ritmo específico. Sabía que estaba haciendo una película para el público de 2015, por lo que tenía que imprimir un ritmo que conectase con ellos, sobre todo con los niños. Ellos quieren cosas mucho más rápidas ahora, así que encontramos un equilibrio, que no es exactamente lo que viste en el pasado, pero tampoco lo que verías en una película de ‘Ice Age’, cuya cuarta entrega dirigí.
Sobre la primera pregunta, cuando estaba creciendo conocía muy bien los especiales televisivos, pero cuando era un niño no fui a ver ninguna de las películas. Más tarde descubrí escuchando una grabación de Bill Meléndez recordando toda su carrera y cuando hablaba de las películas se notaba en su voz y en la forma de hablar que creía que la gente esperaba más cuando va al cine, algo más en lugar de lo mismo que hicimos para los especiales televisivos pero más largos. Eso me hizo llegar a la conclusión de que el público hoy en día quiere una experiencia que se sienta más grande cuando va al cine. Ahí es donde creo que el uso de la animación por ordenador y tener una historia más desarrollada sería importante en una película a día de hoy.
- ¿Fue muy complicado el casting para encontrar a los niños que doblasen a los protagonistas? ¿Se ha supervisado también el doblaje en otros idiomas?
Cuando empecé a trabajar en la película, las voces eran uno de los temas que más me preocupaban. Para mí las voces de Charlie Brown, Lucy, Linus… son las voces que oí en el primer especial televisivo. Las voces cambiaban en las películas y especiales posteriores porque los niños crecían, e incluso como niño las escuchaba y decía que ese no es realmente Charlie Brown. El reto para nosotros era encontrar niños que tuvieran una cualidad vocal similar. Escuchamos miles de audiciones y acabamos encontrándolas. Por mi parte, nunca creí que fuéramos a encontrar a otro Linus, que tiene esa forma tan particular de hablar, pero dimos con Alexander Garfin, que lo tenía.
En lo referente a doblajes en otros idiomas, me senté con la persona que se ocupa de ello y hablé largo y tendido sobre lo que estábamos intentando hacer en la película. Nuestra película es el modelo y marca la cadencia de cómo hablan y el tipo de actuación que buscamos, pero después de tener esa conversación decidí confiar en la gente dentro de cada cultura para elegir a los actores adecuados, porque ellos entienden mejor las necesidades locales, algo que yo nunca podría juzgar bien. Lo mejor que podía hacer era decir que prestasen atención a la película y que hicieran todo lo que pudieran para recrearlo en cada idioma.
- Es que por ejemplo en España muchos niños están doblados por mujeres, y entonces no es lo mismo.
Lo sé. Lo que es diferente en la película es que hay algo divertido y encantador en tener a niños diciendo cosas que a veces son muy adultas. Es de donde viene la mayor parte del humor en una película como esta.
- Ha hablado sobre el tamaño de la historia, pero me sorprende que, en realidad, es muy pequeña y que es completamente inocente, casi ingenua, sin ese humor postmoderno tan habitual últimamente, ¿fue así desde el principio?
Seguimos el tono y el espíritu que Carlitos y Snoopy siempre ha tenido. Por mi parte, encontré muy refrescante trabajar en una historia que es sobre la vida cotidiana, el día a día, pero siempre hay algún momento en nuestras vidas que sentimos algún problema como si fuera a vida o muerte. El reto era conseguir aunar esas dos cosas, porque al ver una película quieres un destino narrativo y sentir que hay algo realmente en juego. Me encantó trabajar en una película que no tuviera un gran villano, que el mundo no iba a ser destruido de una forma u otra por alienígenas o algún otro tipo de fuerza, ni que tuviéramos a un héroe teniendo que alzarse y venciendo en una batalla gigante. Creo que es importante encontrar formas diferentes de contar historias que conecten con la gente.
- La tira cómica original se publicó a lo largo de varias décadas y, obviamente, hay ciertas variaciones entre una época y otra, ¿cuál se tomó como principal referencia a la hora de hacer ‘Carlitos y Snoopy: La películas de Peanuts’?
Me fijé en todas sus etapas, porque al hacer la película mi objetivo era conseguir algo que se sintiera atemporal y que no pudieras decir que eso es de 1965 o de 1975. Sobre todo en el diseño de producción, en temas como el sofá o las cortinas que hay en las casas tomé la decisión pensando en si eso aún podría verse hoy en las casas, para que así los niños pudieran identificarse más con eso. Una vez dicho esto, los personajes fueron cambiando a lo largo de 50 años que los dibujó Charles Schultz, nos centramos en la década de los 80 para el diseño de los personajes. En lo único que nos desviamos de eso fue que cuando Snoopy es dulce y tierno sí que nos inspiramos también en el patrón de los 80, pero cuando es travieso miramos más al de los años 60.
- En el guión han participado dos miembros de la familia Schultz, ¿eso se ha traducido en una imposición artística marcando líneas rojas a la hora de hacer el proyecto o el equipo gozó de libertad creativa total?
Trabajamos juntos, por lo que viajé mucho a Santa Rosa, y acordamos en las cosas que realmente se sentían naturales para la película: El tono, el corazón temático de la historia. Eso lo hicimos juntos, pero también había algunas reglas que desconocía. Por ejemplo, cuando Snoopy se imagina que está volando en su caseta, nunca puedes ver el fondo de la caseta, porque eso rompería la ilusión. Nunca me había dado cuenta de eso y Craig Schultz lo compartió conmigo. No dudé en usarlo. Como fan, muchas de las cosas que acordamos simplemente eran la forma correcta de hacer las cosas para los personajes y la película, así que nunca me sentí con las manos atadas. Una última cosa, Craig en particular entendía el ritmo que marcaba su padre. Estaba tan cercano al material, que a veces volvía a leer los cómics de su padre para encajar bien esa cadencia en el guión.
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