Los recientes anuncios de Marvel para reconducir su saga del multiverso muestran claras señales de querer regurgitar su pasado y jugar con lo seguro. Rescatar a Robert Downey Jr. y los directos de las últimas Vengadores muestran menos voluntad de arriesgar, viendo que en los últimos años no les ha salido precisamente bien.
Muchos apuntan que han estirado mucho el chicle, especialmente con personajes nuevos y desconocidos para el público que no han conseguido despertar interés. Pero la propia historia de Marvel muestra que precisamente jugar con personajes recónditos podía ser un movimiento ganador. El éxito de su universo cinematográfico se solidificó con películas como ‘Guardianes de la Galaxia’.
Hooked on a Feeling
La sensacional space opera dirigida por James Gunn cumple 10 años desde que sorprendiera a propios y extraños en su exitoso estreno en cines. Chris Pratt, Zoe Saldaña y Dave Bautista entre otros lideran este grupo de raritos casi antiheroicos que se han convertido en los grandes favoritos para muchos del plantel de supers marvelitas. Esta primera aventura se puede ver en streaming a través de Disney+.
Peter Quill fue abducido de niño por una misteriosa nave extraterrestre, desprendido así de su madre que estaba en el lecho de muerte. Ahora se dedica a ser un cazarrecompensas más en un grupo de saqueadores, tratando de imponer el nombre de Star-Lord. El descubrimiento de un misterioso orbe, interés de un megalómano conquistador llamado Ronan, cruzará su destino con la letal Gamora, el mapache Rocket, el brutal Drax el Destructor y un árbol antropomorfizado llamado Groot.
Gunn recibe el encargo de llevar a la pantalla este medianamente recóndito grupo de personajes después de que estos fuesen barajados en las primeras fases de creación del Universo Marvel. Un punto donde alguien como Gunn, procedente de la Troma y del fantástico de presupuesto medio-bajo y con cierto estilo, podía llegar a la factoría y aplicar su propia personalidad a la historia.
‘Guardianes de la Galaxia’: aventura con mucho ritmo
Lo consigue en su mayor parte, haciéndose más evidente luego en las secuelas. Pero esta primera ‘Guardianes de la Galaxia’ ya exhibe sus obsesiones por los héroes imperfectos que buscan la redención, y busca hacerlo explorando partes medianamente grotescas de la aventura espacial más disparatada (el planeta que es un cráneo de un antiguo ser celestial, que aunque sea canon de los cómics hay que tener arrestos para rescatarlo) y también rompiendo la norma en estas producciones empleando una selección musical bien cuidada.
Hits clásicos, pensados para rematar el personaje de Peter Quill y empezar a desarrollar conexión con el resto de Guardianes, y que también dan un ritmo muy especial a la película. Hay una colección de decisiones bien tomadas que, aunque estén orientadas a su versión más accesible, consiguen una de las películas más autorales de la historia de Marvel. Un estilo que cautivó, vendió a estos protagonistas, y mostró que la maquinaria del universo compartido era imparable. Un hallazgo que, ahora mismo, no parecen en disposición de dejar que se repita.
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