En 1998, Internet no era como ahora. Aún quedaban siete años para el primer vídeo de YouTube, Mark Zuckerberg iba al instituto y, por no haber, no había ni eMule. Y sin embargo, en Hong Kong, alguien estaba a punto de tener el valor de ver más allá y de inventar un sistema de streaming para ver películas online a cambio de un pago mensual. ¿Os suena? Esta es la historia de iTV, Netflix antes de Netflix.
Confía en el Hong Kong
El 10 de marzo de 1998, Netflix envió su primer DVD, casi una década antes de virar hacia el streaming y cuando en Blockbuster se permitían el lujo de estar relajados ante su llegada. Solo dos semanas después, el 23 de marzo de 1998, iTV lanzó su servicio de VOD exclusivamente en Hong Kong en una época en la que eso parecía ciencia-ficción. Y en parte lo era: sus promesas cayeron en saco roto demasiado rápido.
iTV lo quería ser todo, y para ello ofrecía 780 horas de películas, 95 de música y 150 de radio (ojo, los podcasts antes de los podcasts), además de la posibilidad de comprar online. El problema es que no solo tenían que montar toda la infraestructura, conseguir los derechos y conseguir que una tecnología tan revolucionaria funcionara: tenían que conseguir que el público entendiera de qué trataba todo esto. Los anuncios no ayudaban.
El precio de todo esto, 188 dólares de Hong Kong, o lo que es lo mismo, unos 20 euros de la época. Todo pintaba bien pero incluso en su mejor momento, solo 90000 personas se suscribieron al servicio de los millones que esperaban… Y su rendimiento no era precisamente modélico. Nos podemos quejar más o menos del catálogo de nuestros streamings, ¡pero al menos reproducen las películas!
Bat-Loading…
Contaba el Wall Street Journal en 1999 que la llegada de la “televisión interactiva” (en España ya llamábamos así al Teletrébol, pero eso es otra historia) había tenido problemas continuos. Un usuario declaraba que el sábado entre las cinco y las seis se tiró en el sofá para ver ‘Batman y Robin’… Y tardó 45 minutos en que la película se cargara porque muchos usuarios habían seleccionado la misma película al mismo tiempo y los servidores no podían con todo. Al menos se libró de ver ‘Batman y Robin’, no todo va a ser malo en esta historia.
Por si estos errores fueran poco, iTV no daba beneficios y se subieron las tarifas, pero aún necesitarían subirlas más para ser solventes. Y todo ello en medio de un lío de derechos: las majors estadounidenses no se fiaban (con razón) de la piratería hongkonesa. Al final, como llegó, se fue: en el 2002 se marchó de la manera menos ceremoniosa posible. Herbert Lau, uno de sus directivos, dijo “Serán buenas noticias porque iTV solo ha perdido dinero”. Ouch. Para entonces solo unos pocos miles mantenían el servicio en sus casas, que se mudaron al nuevo servicio de la empresa, Now Broadband, que por entonces ya tenía cientos de miles de usuarios.
Now Broadband ofrecía información, entretenimiento, VOD, videoclips, compras y hasta poder hacer operaciones bancarias desde tu televisión. Esta vez sí, funcionó, fue todo un éxito y a día de hoy más de un millón de personas la ven diariamente. Puede que iTV fuera un sonoro fracaso en el que se gastaron más de 1500 millones de dólares, pero simplemente estaban siendo unos pioneros. Y si ahora tenemos Netflix, Disney+, HBO Max y el resto de servicios de streaming es, en parte, gracias al esfuerzo de estas pioneras audiovisuales.
Por otro lado, si os lo estáis preguntando, ‘Batman y Robin’ está disponible en HBO Max. Y no, no va a intentar prevenirte de que la veas con un lag de 45 minutos.
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